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Escrito por

Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

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Rafael Reig, premio Tusquets de Novela

Rafael Reig El Premio Tusquets de Novela 2010, que siempre se dicta en FIL Guadalajara, no quedó desierto esta vez. El ganador fue el narrador español Rafael Reig con su novela Todo está perdonado. Dice la nota:

Un relato realista e irónico de la posguerra y los primeros años de la dictadura española?, describió Almudena Grandes, escritora y miembro del jurado del Premio Tusquets, la novela Todo está perdonado del español Rafael Reig (Cangas de Onis, Asturias, 1963), ganador de la sexta edición del reconocimiento, que se entrega cada año durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.(?)?Estaba tomándome un whisky con un amigo novelista, Antonio Orejudo, y tuvo que jurarme todo el mundo que no era una broma. Me dijeron que tenía que estar hasta hoy sin decir absolutamente a nadie. Y he tenido algunos problemas con mi novia, porque le dije que iba de viaje a Zamora, pero ahora ya le he explicado lo que pasaba y está mejor, sin dramas, porque, si no, la que me esperaba al regreso?.La historia de Todo está perdonado ?que este crítico literario y profesor de literatura presentó con el seudónimo Ramiro Armero? se sitúa en Madrid en medio de la dictadura franquista, cuando Laura Gamazo, hija de un empresario, muere por envenenamiento el día de su boda. Su padre, Perico Gamazo, recurre entonces a Antonio Menéndez Vigil, ex guardia civil y agente de inteligencia retirado. La investigación conduce un recuento de medio siglo de historia desde la Guerra Civil hasta el presente, en un retrato de la transición española desde la dictadura a la democracia.De allí el título, Todo está perdonado: ?He contado una historia de una familia en la que los padres fueron los vencedores de la Guerra Civil y los hijos tuvieron que ganar la paz. La tercera generación, los nietos, tiene el problema moral: ¿qué se hace con esa herencia? Tomar lo bueno y lo malo, y después pagar las deudas.?Las novelas funcionan como los alfiles del ajedrez, que avanzan en diagonal; por eso le he dado forma de novela policiaca, con una investigación de un género nuevo: theothriler?, explica el autor de Manual de literatura para caníbales, un ensayo en el que también mezcla la narrativa histórica con la ficción salpicada de humor negro. (?)Reig admitió que el premio cambia su trayectoria literaria: ?Es, ahora sí, ingresar a ?La Literatura?. Imagínate: publicar ahora, de esta manera, es como una orgía, porque te lee todo el mundo. O, dicho de otra forma, porque me tengo que poner más serio. Es como si transmitiera en AM y nadie te escucha; desde ahora transmito en FM para que todos me escuchen?.

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2 de diciembre de 2010
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Basta de tópicos

Tópicos en la cabeza En Casa de América se reunieron cuatro escritores latinoamericanos: Juan Villoro, Pablo Casacuberta, Guillermo Arriaga y Laura Restrepo, además de la cineasta argentina Lucrecia Martel, para hablar de la literatura latinoamericana. La pregunta de Winston Manrique Sabogal ?¿Cómo ha sido la evolución de la cultura en el continente? ¿Es considerada como un capital social, político y económico importante?? tuvo muchas repercusiones. Así se lee en El País:

LAURA RESTREPO. En arte y en cultura no se avanza. Parece que esa es una de las características del arte y de la cultura, que no se avanza, no estamos mas adelante de lo que estábamos hace siglo, es decir, no se producen mejores cosas de las que se producían? JUAN VILLORO. No hay una idea de progreso? L. RESTREPO. Lo que hay son cambios. De pronto lo que tenemos que preguntarnos es, si hay ciertos cambios que marcan la pauta dentro de la enorme diversidad de lo que es la producción artística latinoamericana. Yo diría que en este momento existe la necesidad expresa, o explicita, por parte de los escritores de ganar el territorio de la cotidianidad y del tema menor. Me parece que este aspecto, que tiene larga trayectoria en Estados Unidos o en Europa, ha sido bastante ajeno a nuestras letras. ¿Cómo llegar ahí sin desdibujarnos en el mar de la literatura mundial? ¿Cómo reclamar también para los latinoamericanos el no tener que ser fenómenos de feria para existir en el terreno de la cultura? J. VILLORO. Yo creo que se ha roto con el referente telúrico de que el escritor latinoamericano tiene que reflejar un mundo que en cierta forma es ?adánico? y que él nombra por primera vez. Durante mucho tiempo en América Latina el escritor tenía un impulso épico, como dice Laura, o ?civilizatorio?, de ordenar en las páginas lo que no estaba ordenado en la realidad. Convertir el caos de la selva y de los gobiernos provisionales de la región en un orden lógico, nombrar y de alguna manera abarcar como un todo, una Latinoamérica que tiene un referente telúrico muy claro. Yo creo que con eso afortunadamente se ha roto por completo. América Latinase ha normalizado, y la normalidad siempre es un poco aburrida. Ya no son los tiempos de los dictadores extremos, de las guerrillas ultras, de las utopías posibles, quizás vista desde fuera, América latina ha perdido interés como esa utopía del atraso donde todos los excesos eran posibles y donde se daban las frutas y los dictadores más exóticos. En la medida en que América Latina se ha modernizado hacia democracias más o menos imperfectas también la literatura se ha atomizado, se ha pulverizado y ha entrado en territorios más del misterio de lo cotidiano. Un aspecto que yo destacaría en el caso de México es el descubrimiento, tardío, del humor y la ironía. Afortunadamente se ha podido entender que el humor es un atributo de la inteligencia, hay escritores contemporáneos como Fabricio Mejía Madrid, por ejemplo, que hacen del sentido del humor un ejercicio crítico y me parece que ahí también hay algo nuevo en la literatura latinoamericana. GUILLERMO ARRIAGA. Yo creo que esa literatura siempre ha estado presente lo que pasa es que no ha sido reconocida por los mercados europeos. En México estaba Ciro Cevallos al principio del siglo XX con narraciones completamente cotidianas; sé que parecerá extraño, pero Juan Rulfo escribía cosas cotidianas incluso con sentido del humor; siento que esa literatura ha existido siempre, pero Europa ha consumido más el cliché exótico. En el caso de México, el capital cultural ha sido uno de los más poderosos. Sin embargo, la influencia que ha tenido la cultura mexicana ha sido denostada por estos economistas que han dicho que si la cultura no genera ganancia entonces no tiene por qué existir. PABLO CASACUBERTA. Me parece que un problema que ha tenido Latinoamérica, y es un problema en el cual los intelectuales tienen que ir haciendo un examen de conciencia, es que en muchas oportunidades hemos sido instrumentales en lo que se espera de nosotros. Es decir, Latinoamérica ha venido siendo en tres etapas: una, viene a ser el descubrimiento y conquista de América, donde apenas se le descubre se convierte en una fuente de recursos. Después, en el siglo XX comienza el descubrimiento de América en lo que tiene que ver con una riqueza cultural especifica. Y recién comienza ahora a concebírsela como una fuente de riqueza culturalmente inespecífica. Es decir, los productos culturales latinoamericanos tienen mucho que decir no solo sobre la condición de ser latinoamericanos sino sobre la condición humana. Cuando pienso en una película de Lucrecia Martel me interesa lo que esa película dice de la condición humana, la soledad, del egoísmo, etc. Creo que en cierta medida nosotros mismos tendemos a pensar en Latinoamérica como una fuente de valores culturalmente específicos. Es como si nosotros esperáramos que Fernando Savater hablara exclusivamente sobre su relación con la hispanidad o con la identidad vasca, sobre la cual tiene mucho que decir, pero es que realmente tiene mucho que decir sobre muchas otras cosas. Otro problema, es que cuando los latinoamericanos escribimos sobre nuestra cultura sólo hablamos de la cultura humanística. Pero nuestro sentido de la cultura latinoamericana tendría que incluir a la ciencia que también es muy vigorosa. Hay un creciente énfasis en la investigación y en él, la región ha aportado y tiene mucho para aportar, pero nadie se lo reconoce, nadie piensa en América latina como un lugar donde haya aportaciones tecnológicas o donde existe ensanchamiento del conocimiento sobre la fisiología humana. Siempre se piensa en términos de: haber dime algo cultural, cuéntame alguna mexicanidad, dime algo del argot mexicano a ver si me impresiono y esa parte es importante. En México se inventó la televisión a color, esto es importante, eso es cultura mexicana. L. RESTREPO. Ahí la diferencia es que los escritores somos los más artesanales de todos los artistas. Por ejemplo, nosotros no necesitamos gran capital para trabajar, sólo lápiz y papel. La instancia frente al apoyo oficial no solamente es una traba sino que es importante porque te permite estar al otro lado del poder que es como el sitio donde puedes estar como pez en el agua en algún momento. Yo desempeñé, de forma muy desafortunada, una secretaria de cultura para un alcalde de izquierda que hubo en Bogotá, ahí viví lo que era la avidez de los artistas por esperar la cuota que les pasaba el ministerio, y yo pensaba por un lado, qué bueno que se les pueda dar esta ayuda, pero otro lado no era agradable ver la dependencia tremenda del aporte oficial. En México esto también se ve mucho. J. VILLORO. Es cierto, existe una dependencia muy grande de los recursos oficiales. No se hace nada sino tienes presupuesto oficial. L. RESTREPO. Y en relación con lo que tu dices el momento es muy interesante porque los mangos o las mulatas no dan para más, eso ya se agotó. Yo no digo que en el pasado eso haya sido artificial, necesitábamos ese tipo de símbolos para saber quienes éramos, pero es que ya no somos solamente eso. Siempre me llama la atención que nadie dice nunca: Madame Bovary es un libro sobre el adulterio en Francia, al contrario, se dice, es un libro sobre el adulterio. Cuándo va a pasar que nosotros mismos primero, y luego los demás, digan por ejemplo: Fernando Vallejo, el del libro que aborda el drama avasallador de la condición humana y no, ¡ah! el del libro sobre la violencia en Colombia.

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1 de diciembre de 2010
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Constatino Bértolo en Chile

Constantino Bertolo El editor español Constantino Bértolo estuvo en Santiago de Chile como jurado del concurso Paula. Crítico literario y editor a su vez (dirigió Debate en sus inicios) dice con conocimiento de causa: ?el editor es un crítico con poder ejecutivo?. Hoy está al frente de un nuevo proyecto: Caballo de Troya. Cuando se le pregunta por los tres chilenos que ha publicado (Guzmán, Gumucio y Lillo) decide referirse al espinoso tema de las literaturas nacionales: ?Guzmán escribe desde la tradición de lo que se llamaban las literaturas nacionales. Cuando existían las naciones, no hace mucho. Gumucio empezó escribiendo con conciencia de la sociedad a la que pertenece. Lillo podría ser perfectamente peruano, boliviano, venezolano. Hay un desprendimiento, que se da en todos lados, del espacio en que se constituye la literatura? Aquí otras preguntas de Pedro Pablo Guerrero en la Revista de Libros de ?El Mercurio?:

-¿Son incompatibles la crítica literaria y el trabajo editorial? -Yo no los veo compatibles. Creo que la crítica descansa en la credibilidad. Por la misma razón , me parece mal que un autor que publica en una editorial haga la crítica de un autor de esa misma editorial. O que un editor se edite a sí mismo. A lo mejor me estoy volviendo una reliquia, pero hay ciertas fronteras que no se deberían pasar. -¿Editar es una forma de hacer crítica? -No exactamente, pero un editor de alguna forma es un crítico con poder ejecutivo. Lo que luego se va a encontrar es que a él también lo ejecutan. Hay más poderes ejecutivos sobre él. A mí me ha tocado vivir los restos del mundo editorial clásico, con editores que eran auténticos directores de orquesta, y un trabajo que requería manejar muchos hilos. Los editores han ido perdiendo competencias, al final todos bailamos alrededor del departamento de marketing. -¿Por qué llamó a su nuevo proyecto Caballo de Troya? -Yo le añadí un lema que dice: para entrar o salir de la ciudad sitiada. Con un guiño de homenaje a La ciudad letrada de Ángel Rama. Es una definición de mi propia línea, dando por sentado que esa ciudad estaba sitiada por el mercado. Aunque con el tiempo he visto que es una forma de asedio muy curiosa, en la que ocurren osmosis y las fronteras no son tan rígidas. -¿Ha tenido oportunidad de leer a otros chilenos? -Tenía muchísima curiosidad de venir como jurado al premio Paula, porque iba a leer los sesenta cuentos finalistas. Es una especie de radiografía, no sé si muy cabal, de la escritura de gente que está empezando y del mundo en que se está moviendo. Y, bueno, si tuviera que concluir algo diría que Chile es una especie de colonia de California, en la parte vital. La gente vive como en los cuentos de Cheever. La incomunicación, el sálvese quien pueda, el egoísmo. Son historias de esto que llaman globalización. Yo prefiero llamarlo imperialismo. -Se habla de un mayor interés por los autores latinoamericanos. ¿Lo atribuye al efecto Bolaño? -Bueno, eso es algo que se dice para quedar bien. Si fuera un poco cínico diría que es el efecto Zoé Valdés. Nadie quiere recordarlo, pero luego de ella vinieron otros autores vendiendo sexo y anticastrismo. Bolaño no llegó a vender nada. Y por eso tiene el respeto que se merece.  -¿Se está armando un nuevo boom, como piensan algunos? -No, pero es un buen momento para los autores latinoamericanos. Lo sorprendente es todavía esta necesidad que tienen de ser homologados por el mercado español. No les gusta que se lo digan, se rebelan, pero en la práctica veo todavía un peaje terrible, que se acabará el día que el peaje esté en Miami. Cuando la generación de hispanoparlantes emigrados a Estados Unidos deje de avergonzarse de su lengua, y la nueva generación quiera recuperar señas de identidad, Miami acabará siendo el centro editorial hispano.

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30 de noviembre de 2010
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Homenaje a Tomás Eloy Martínez en la FIL

Sergio Ramírez, Ezequiel y Juan Cruz La FIL Guadalajara de este año tiene a dos grandes ausentes con enorme presencia: Tomás Eloy Martínez y Carlos Monsiváis. Patricia Kolosnikov, en la revista Ñ, comenta lo que fue el homenaje al escritor argentino, con la presencia de Juan Cruz, Sergio Ramírez y su hijo Ezequiel Martínez. Dice la nota:

?Tuvo una enfermedad durante muchos años, se reponía, tenía esa fortaleza. Cuando ya estaba muy mal pedía sentarse frente a la computadora y escribir. Y en los últimos tiempos, empezó a decir que le gustaría morir en una casa frente al mar.?  Ezequiel Martínez habla rápido, sin pausa, como si les diera un informe a las trescientas personas que están acá, en la sala principal de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, para hacerle un homenaje a su padre Tomás Eloy Martínez, el escritor, el periodista, el hombre que amasó juntos literatura y periodismo y sacó del horno de su escritura un género en el que ambas son indiscernibles. ?Recordaré a Tomás como el novelista que desafió a la historia y la venció? dirá el nicaragüense Sergio Ramírez, enseguida, apenas arranca el homenaje. Pero primero, para presentar a los oradores, está frente al micrófono Nubia Macías, la directora de esta Feria del Libro que convoca al pleno de la industria editorial en lengua española. Macías quiere hablar porque Tomás Eloy Martínez ?que murió el 31 de enero pasado? era un hombre conocido en Guadalajara: en 1991 participó de la fundación del diario Siglo XXI. Fue el maestro de muchos periodistas locales, que en unos días le harán otro homenaje y se corre la voz que llegará gente que ahora vive en otras ciudades. ?No importa que venga público, lo que haremos será llorarlo juntos?, desliza una de las organizadoras. Pero eso será recién en unos días. Ahora, en esta mesa, el español Juan Cruz toma la palabra. ?Cuando investigó para hacer ficción la historia de Peron y Evita, hizo una metáfora extraordinaria no sólo de la Argentina sino del poder, por tanto de la ambición, por tanto de América latina?, dice el escritor, que hace días estuvo en la Argentina como jurado del Premio Clarín de Novela. ?El mejor homenaje que se puede hacer a un escritor es seguirlo leyéndolo. Y será un placer?, dice. Sergio Ramírez también apunta a Santa Evita y La novela de Perón , dos clásicos de la obra de Martínez. ?Cuando Eva Duarte se encontró por primera vez con Juan Perón en el Luna Park la noche del 22 de enero de 1944 en que se daba una función artística de beneficencia por los damnificados del terremoto de San Juan ella le dijo cuando estuvieron sentados lado a lado: ?Gracias por existir??, lee Ramírez. ?O no se lo dijo nunca para los términos de la historia mezquina que resiente de imaginaciones, porque la frase la inventó Tomás en Santa Evita . Pero se lo dijo. La historia fue modificada a partir de la novela, igual que los propios personajes de la historia argentina y de la novela, Juan Domingo Perón y Eva Duarte, fueron modificados y ya no serían nunca más los mismos desde que pasaron por las manos de su novelista inevitable. Su creador, su inventor. Su falsario?. Años después, cuenta Ramírez, una pancarta hizo suyas las palabras de Martínez, tal vez dando por hecho que eran de Evita: ?General Perón: gracias por existir?. La historia, dice el ex vicepresidente sandinista de Nicaragua, se apropió de la novela. Y ?el novelista dejó de ser el inventor y pasó a ser el cronista? Delante de los oradores, el público observa atentamente. Hay adolescentes que vienen a ver de qué se trata, hombres mayores que oyeron de su obra, mujeres que alguna vez tuvieron un libro autografiado y hasta una librera venezolana que lo conoció ??En Venezuela dejó un sello cuando fundó el ?Diario de Caracas??, editores y hasta otros escritores y best?sellers, como la colombiana Laura Restrepo. Detrás del escenario hay una galería de fotos que se proyecta sobre una pantalla. Ahí está Tomás Eloy Martínez con Vargas Llosa, Martínez jovencísimo, Martínez con Carlos Fuentes, Martínez en una reposera en la playa. ?Era consciente de que no iba a vivir mucho más, pero soñaba con el mar?, cuenta su hijo. ?Quince días antes de su muerte dijimos: ?vamos a cumplirle el sueño?. Lo llevamos al mar, ya no caminaba, lo cargamos en una reposera, como a un faraón, quiso mojarse los pies, sentir las olas. La foto que ven es eso?. Ezequiel habla rápido, sin pausa. Es la única manera de que él y trescientas personas terminen el acto sin llorar.

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30 de noviembre de 2010
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La biografía de Pierre Menard

portada de la edición francesa Michel Lafon ha decidido coger el guante (uno de los tantos guantes que dejó arrojados Jorge Luis Borges) del cuento ?Pierre Menard, autor de El Quijote? y ha escrito su primera novela Una vida de Pierre Menard. Juan Pablo Bertazza ha hecho una reseña sobre la novela editada por Lumen. Dice la reseña:

Una vida de Pierre Menard (ganadora del prestigioso premio Valéry Larbaud), el libro que eligió a su autor, es además su primera novela. Fragmentario, extraño y adictivo, este libro se compone de una serie de encuentros personales y epistolares entre Menard y un alter ego del autor llamado Maurice Legrand, más varios apéndices que van desde un supuesto texto inédito del supuesto Menard escapado de su escueta bibliografía hasta una impagable descripción que Lafon pone en boca de Borges sobre el día en que conoció a uno de sus personajes más famosos. El Pierre Menard de Lafon es un hombre melómano y neurótico cuya pasión por la literatura le impide ejercerla: traductor, agente literario honorario, escritor siempre interruptus (casi nunca termina de escribir lo que empieza y cuando lo hace, decide no publicarlo), este hombre que, como no podía ser de otra forma, no tiene descendencia ni gravedad visible en el mundo literario, resulta sin embargo íntimo amigo y hasta fuente de inspiración de Gide, Valéry, Miguel de Unamuno y el mismo Borges a quien, según esta novela, conoce en el año 1919, en pleno fanatismo ultraísta. Una de las características que más llama la atención de este libro es la distancia que, paradójicamente, toma de la lectura caliente del relato de Borges: ?Leí el cuento centenares de veces. Es una obra mayor y aparentemente breve, lo que permite una relectura infinita, y le da, como a todas las ficciones de Borges, la dimensión de una enorme novela, de una historia interminable. Sin embargo, decidí no trabajar a partir del texto de Borges. No lo releí durante aquel período, no quise armar un vaivén que hubiera sido gratuito, estéril y, digamos, demasiado universitario, entre cuento y novela. Quiero decir, todos los momentos de la novela que parecen anunciar, prolongar, confirmar, aclarar, contradecir un momento del cuento nacieron por casualidad, al correr de la pluma y en función del humor del día, de lo que me ocurría, sin que yo tuviera nunca un proyecto consciente de ilustración o continuación. Esta actitud fue la clave de mi escritura?, confirma Lafon. En ese sentido, el trabajo de invención que propone este libro es admirable, especialmente en lo que hace a la aproximación psicológica y sutil en torno de la personalidad de una figura literaria a la que conocemos por los tres capítulos calcados ?pero superiores al original? de Quijote. El Menard de Lafon es, entonces, una especie de escritor fracasado que, paradójicamente, cuenta con una carga vital y trágica de literatura en su propio ser: como traductor impuso la corriente de la menardización (tal como bautizó a su método un eximio profesor de la Sorbona). Defensor a ultranza de una absoluta fidelidad al original, pretende que sus traducciones ?dejen ver en su transparencia los orígenes, que el texto primero aflore por partes, si no en su totalidad, bajo el texto segundo?. Otro de los rasgos de conducta exquisitos que se le atribuyen a Menard en esta novela es una novedosa y traumática angustia por los contemporáneos: ?La visión de un libro de otro autor se me hace insoportable. No puedo ver sin náuseas esas acumulaciones de obras que ocultan las mías ?las que yo habría podido escribir, las que no he escrito todavía, las que no escribiré nunca??. Una vida de Pierre Menard sorprende porque nos dice todo acerca de Menard ?incluso nos habla de su pertenencia a una logia masónica? sin regodearse en el momento en que, finalmente, se larga a escribir el Quijote (la escena que hubiera motivado a tantos a escritores a escribir este libro). Pero, a la vez, se trata de un alegato inteligente y poético acerca de la trascendencia ilimitada y divina de la literatura (en una de sus desafortunadas obras, Menard descubre que las aporías de Zenón no son más que reescritura de ciertos versos homéricos). Y, como si eso fuera poco, constituye además una vía novedosa para ingresar otra vez al mundo inagotable pero a veces agotador de Borges; una propuesta mucho más inteligente y reveladora que esos libros de entrevistas de todo tipo y tamaño que, desde un tiempo a esta parte, atiborran los estantes de las librerías.

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29 de noviembre de 2010
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Mapa sonoro de América Latina

Mapa sonoro En ?Papeles perdidos? aprovechan la FIL Guadalajara y entregarán un ?mapa sonoro de América Latina?, testimonios orales de diversos autores de América Latina (uno por país) sobre Cuento, Novela, Ensayo y Poesía. Por lo pronto, podemos leer los testimonios sobre el cuento:

Los encargados de empezar son el colombiano Antonio Ungar (Bogotá, 1974) autor de dos libros de cuentos y tres novelas, la última de las cuales, Tres ataúdes blancos, acaba de obtener el Premio Herralde, editado por Anagrama. La ecuatoriana Gabriela Alemán (1968) tiene tres libros de cuentos y dos novelas, la chilena Andrea Jeftanovic  (Santiago de Chile, 1970) ha escrito tres novelas (Escenario de Guerra es del año 2000 pero publicada ahora en España por la editorial Baladí) y varios libros de cuentos;  el guatemaltecoEduardo Halfon (Ciudad de Guatemala, 1971)  ha publicado nueve libros, sobre todo de cuentos, y este año obtuvo el Premio de Novela Corta José María de Pereda por La pirueta; y el paraguayo José Pérez Reyes (Asunción, 1972) ha publicado varios libros de cuentos. 

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29 de noviembre de 2010
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Patti Smith sobre Bolaño

Patti Smith en Madrid La cantante punk Patti Smith, quien acaba de recibir el National Book Award por sus memorias, y con eso el carnet de escritora (pese a que no es el primer libro que escribe), estuvo en Madrid para homenajear a Roberto Bolaño.  Dice la nota en el ABC:

?¿Cuandó encontró Patti a Roberto?   ?Le encontré a través del título de un libro: «Detectives salvajes». Lo leí y pensé, «alguien me ha robado mi título». Mi conexión con él es como lectora, pero también como escritora, leerle me activa las energías de la escritora que soy. ?¿Creo que está aprendiendo español para leerle? ?Lo intento, pero soy fatal con los idiomas. Pero si Dios me concediera el deseo de aprender un idioma, elegiría el español para leer a Bolaño. «2666» es la primera obra maestra del siglo XXI. ?¿Por qué gusta tanto en EE.UU.? ?Bolaño es como el rock and roll, al lector le da una sensación de revolución, de energía sexual, de pecado floreciente; juventud y tragedia. Te da todo lo que necesitas. Es el escritor perfecto para el nuevo siglo.

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28 de noviembre de 2010
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Oscar Pita Grandi presenta

PRESENTACION.- Hoy a las 7.30 pm en Pescados Capitales presentaré, junto a Enrique Planas, la novela de Oscar Pita Grandi llamada Paisaje habitado (Estruendo mudo). Una novela que coincide con muchas otras editadas en los últimos años, donde la prosa no solo es muy esmerada sino extraordinaria en varios pasajes. Una novela de atmósfera, de amores imposibles y de personajes casi espectrales, que empieza con gorriones estrellándose contra ventanas herméticamente cerradas. 

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26 de noviembre de 2010
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Primer Premio Anual de Narrativa Las Américas

Premio Internacional en Puerto Rico El Primer Premio Anual de Narrativa Las Américas acaba de ser inaugurado, con miras a convertirse en uno de los más importantes premios a obra editada en castellano durante el año. La nota de prensa anuncia plazos y al Presidente del Jurado, Edmundo Paz Soldán. El premio se entregará durante el Festival de la Palabra en mayo del 2011. Dice la nota:

La organización del festival de la Palabra acaba de nombrar a los ocho miembros del jurado del primer Premio anual de Narrativa Las Américas, auspiciado por Plaza Las Américas y Fundación Funalledas en alianza con otras fundaciones. El presidente del jurado será el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán; las identidades de los otros miembros se mantendrán en secreto. Este premio aspira a un rol protagónico en el panorama de nuestras narrativas. Nace en Puerto Rico, pero quiere abarcar a todo el territorio de la Mancha. Modelado en el premio Salambó, el premio Las Américas será otorgado al mejor libro de narrativa ?novela, cuento, crónica, novela gráfica, etc? publicado anualmente en los países de Iberoamérica y sus diásporas. El jurado estará compuesto por escritores de prestigio pertenecientes a las nuevas generaciones de la región. Es un premio de escritores para escritores. Otras características importantes del premio: atendiendo a los principales idiomas de Puerto Rico, las obras podrán ser en español e inglés, publicadas entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2010; el monto anual se establece en 25.000$us; en marzo del 2011 se hará pública la lista de finalistas, y el premio será anunciado en San Juan en mayo del 2011, en el transcurso del segundo Festival de la Palabra.

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24 de noviembre de 2010
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Yukio Mishima y la decadencia

Yukio Mishima Mañana, 25 de noviembre, se cumple un aniversario más de la muerte ritual de Yukio Mishima. Por tal motivo, en Revista Ñ Angel Faretta recuerda la obra del autor de Confesiones de una máscara o El pabellón de oro, una de las más contundentes novelas del siglo XX. Dice la nota:

En su dilatada obra literaria Mishima había trabajado dos temas o dos variantes de un mismo tema: la decadencia. Digamos que la decadencia política, militar, cultural, religiosa de Japón se reflejaba en la propia decadencia privada, particular, subjetiva de sus diversas máscaras novelísticas, que eran variantes de diferentes aspectos del escritor. Así en su obra maestra, la novela El pabellón de oro ?una de las mejores novelas del siglo pasado, sin lugar a dudas? el monje Zen, llamado nada menos que Mizoguchi, está fascinado por ese templo edificado en Kyoto. A su propia fealdad y deformidad corporal opone la permanencia del templo, hasta que con paradójica fidelidad Zen decide, por su misma belleza, destruirlo. ?Si quemo el pabellón de oro, me decía, cometeré un acto altamente educativo. Gracias a ello las gentes aprenderán lo insensato de concluir por analogía en la destrucción de cualquier cosa, (?) aprenderán a estar menos seguras con la inquietud de pensar que mañana mismo pueden ser arrojados como un desecho?. En rigor, lo que Mishima detestaba era lo mismo que detestaban otros dos de sus paisanos más dotados en el campo estético, seguramente sus dos iguales en talla: los directores de cine Kenji Mizoguchi ?de allí el nombre del protagonista de la novela? y Yasujiro Ozu. Así, en los últimos filmes de ambos puede percibirse este mismo tipo de estigmas invasores en la cultura japonesa. Pero los diferencia el modo, la postura. La actitud Zen que en Mishima era tema literario, era ?además? creencia y práctica en sus casi coetáneos. Ozu, por ejemplo, fue sumando en sus películas planos fijos de chimeneas humeantes y de luces de neón a la manera de hiatos para graficar la invasión cultural. En su último filme, La calle de la vergüenza , Mizoguchi convierte a sus amadas geishas en simples putas, tanto que una se ha puesto el nombre de Mickey. Claro que en Mishima existe además una aguda conciencia de la decadencia que es ya también política, tal vez en algo matizada por ciertas concepciones históricas occidentales. ¿No se lo había acusado durante su carrera literaria de ser demasiado occidental tanto en temas, estilo e influencias, a diferencia del luego laureado Kawabata ?también suicida?, que tuvo la decencia de declarar que Mishima y no él debía de haber recibido el Nobel? Curiosamente aquel se quita la vida mediante el gas y Mishima, luego del fracaso de su revuelta, intentando practicar el ritual tradicional del samurai, el seppuko . No hara-kiri , que es el término que con el tiempo se volvió despectivo hacia esa práctica para escarnecerla como una costumbre bárbara y ?atrasada?.

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24 de noviembre de 2010
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