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Escrito por

Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

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Un toque de realismo mágico

Audur Ava Ólafsdóttir ?Los autores islandeses somos más especiales que el resto de los escandinavos, más poéticos, con un toque de realismo mágico; suecos, daneses o noruegos son más realistas puros, creo? Así se desmarca la islandesa Audur Ava Ólafsdóttir, autora de Rosa Cándida (Alfaguara) de la celebridad que está teniendo actualmente la literatura escandinava en España y en el mundo en general. Una entrevista en El País de Carles Geli anticipa lo que trae la novela de esta autora de apellido impronunciable. Dice la nota:

Cuatro horas caminando sobre el mullido y sedante musgo es más duro que hacerlo montaña a través. La misma suavidad acaba castigando mucho más los tendones de Aquiles que las rocas. Sin saberlo, cuando el joven aprendiz de jardinero cuenta este casi oxímoron está describiendo la fuerza oculta de Rosa Cándida, la novela de la que es protagonista, de la autora islandesa Audur Ava Ólafsdóttir (1958). La obra ha cosechado ya cinco premios internacionales, se quedó a las puertas de otros tantos y ahora llega a España con Alfaguara.

La aparente candidez del argumento -un islandés de 22 años sin un sentido claro de su vida, que sólo aspira a recuperar la rosaleda de un monasterio perdido en medio de Europa y que de pronto se convierte en padre fruto de un viejo encuentro fugaz- camufla notables reflexiones sobre el azar o la predestinación, la nueva masculinidad y hasta la desaparición de lenguas minoritarias. Todo en un estilo seco, de capítulos breves y parcas descripciones, que refuerzan un aire entre aforístico y espiritual. A los personajes, marcados por coincidencias alfanuméricas llamativas, siempre les pasa algo muy distinto de lo que piensan o de lo que la vida les apunta. ?La fuerza de los números está también en mis otras dos novelas, quizá influencia de papá, que era ingeniero y en vez de cuentos me explicaba historias de números?, rememora Ólafsdóttir que, sin darse cuenta, abre y cierra corchetes y recuadra cifras o palabras sobre el papel mientras habla. ?Rechazo el pensamiento analítico realista; yo intento otro acercamiento, el del sabor, el del olfato, tocar? en mi obra el cuerpo importa más que la palabra?. (?)

Pero si algo cuestiona este libro es la masculinidad. ?Es un libro sobre cómo un joven afronta la paternidad. ¿Quieres seguir siendo libre o comprometerte? Nadie nace siendo padre o madre y todos tenemos nuestros sueños?, resume. Pero sigue con el tema paterno. ?Los padres son tanto o más importantes que las madres, si se dieran cuenta de ello tendríamos un mundo mejor? Aquí sabemos de eso: los vikingos dejaban a sus familias para ir a robar y violar, destrozaban hogares y luego volvían al suyo a descansar? Mi libro es una oda al hombre, a la nueva masculinidad; es totalmente antivikingo?. La teoría rousseauniana de que el hombre es bueno por naturaleza impregna las 271 páginas. ?Hay que tener confianza en la gente aún en este mundo de avaricia?, aclara. ?Lo escribí coincidiendo con la crisis de Darfur, en el Sudán: era horroroso? Yo quería crear otro mundo, donde la crueldad no existiera. Y sí, pienso que el 99% de los humanos son buenos, lo que ocurre es que el poder lo tiene el 1% restante?. Y en el libro aparece todo ello pero bajo capas de simbolismo narrados con estilo seco pero sencillo. Entre los niveles casi subliminales de lectura está el asunto de las lenguas minoritarias: el joven es islandés (su idioma solo lo hablan los 315.000 habitantes del país) y viaja a un lugar donde aprenderá una lengua en vías de extinción. ?En un mundo donde lo práctico es ley divina, él hace una cosa tan poco práctica como eso; igual que la rosa que lleva para añadir a la rosaleda donde hay infinitas variedades de todo el mundo, con las lenguas pasa lo mismo: cada una enriquece el mundo y lo representa?. No siente que el islandés esté amenazado, ni lamenta que la suya, que fue la literatura que en el siglo XII salvó todas las demás nórdicas al recopilar por escrito las sagas, sea hoy la menos conocida. Le da más miedo ?el funcionamiento del mercado literario, que lo ha invadido todo sólo de novela negra, ocultando así los otros tipos de literatura que hacemos aquí arriba?. Y como muestra, será su superexitoso colega de serie negra Arnaldur Indridason el que dará la conferencia inaugural la próxima semana en la Feria del Libro de Francfort, que este año se dedica a Islandia. Escéptica, dura en el fondo, Ólafsdóttir matiza incluso el paraíso cultural islandés, donde cada ciudadano lee una media de ocho libros al año. ?Es un mito: estas cifras las aguantan las mujeres, que leen dos y tres títulos a la semana; piense que el 70% de los universitarios de aquí son chicas; además, se compran muchos libros, pero casi nadie los acaba?. Igual de dura se muestra con la crisis económica, que afectó especialmente a su país. ?¿Sabe qué es lo más grave? Que nos robaron por dentro y desde dentro? Estoy enfadadísima con eso. Pero ahora cambiaremos la Constitución y lo arreglaremos?, dice con sus fulgentes ojos azul hielo. Cuidado con el musgo?

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29 de octubre de 2011
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Peter Stamm reseñado

carátula de la novela ?Una novela tan precisa y desoladora como sus relatos? dice Rafael Narbona en la reseña que publica en El Cultural sobre Siete años, la novela de Peter Stamm que para mí (y que me perdonen los fans de Jonathan Franzen) será la novela del año sin lugar a dudas. Ya no puedo esperar que llegue a Lima, o encontrarla en México pues viajo en tres semanas para allá. A ver. Dice la reseña:

La infelicidad se ha fundido con nuestras vidas, insinuando que el fracaso es el desenlace inevitable de cualquier ilusión. Peter Stamm (Weinfelden, Suiza, 1963) ha abordado los conflictos que acechan a las relaciones sentimentales en Siete años, una novela tan precisa y desoladora como sus relatos, donde apenas hay espacio para la esperanza. Sonja y Alex son un matrimonio aparentemente perfecto. Atractivos y con éxito profesional, se dedican a la arquitectura, pero el orden que reflejan en sus proyectos apenas logran esconder su caos interior. Cada uno se enfrenta a los conflictos de forma distinta, pero la frustración ha prevalecido sobre todas sus estrategias, frustrando las expectativas de dicha. La crisis económica sólo contribuirá a desatar el malestar que han aprendido a reprimir. Los dos comenzarán a fantasear con su pasado, planteándose la posibilidad de retroceder y comenzar de nuevo, pero ambos saben que las oportunidades perdidas no regresarán. Pese a todo, Alex rescatará del olvido a Ivona, que le hizo vislumbrar un mundo diferente e incomprensible, donde el amor ya no era una pasión correspondida, sino una insensatez con vocación de absoluto. Ivona es una joven polaca, católica e introvertida. No es una mujer hermosa, pero tiene la belleza de un animal herido. Su amor hacia Alex se convertirá en una obsesión silenciosa, que sobrevivirá a la separación y a las múltiples imposibilidades que impidieron la consumación de un deseo recíproco. Stamm se adentra en sus personajes con una deliberada perplejidad. No pretende saberlo todo. Sólo desea compartir su desconcierto e inseguridad. Lejos del punto de vista del narrador omnisciente, no presume de conocer sus motivaciones. El otro siempre es un misterio impenetrable. Hay una intimidad recóndita que ni siquiera se muestra en las relaciones más estrechas. La amistad es más propicia a las confesiones, pero siempre hay un resto que se escamotea. El matrimonio presupone el fin de todas las reservas. Sin embargo, los protagonistas, Alex y Sonja, se alejan con el paso de los años, hasta convertirse en extraños afligidos por una intolerable soledad. Alex invoca constantemente el magisterio del arquitecto milanés Aldo Rossi, pero su influencia se manifiesta más en su vida que en su trabajo. Cuando se encuentra a solas con Ivona por primera vez, la alcoba que les protege de las miradas ajenas se convierte en espacio descanrado de repulsión y desencuentro. ?Cada habitación habita un abismo?. El abismo que se levanta entre los amantes, los esposos o los desconocidos, que buscan alivio o una tregua en el placer ocasional. No es algo insólito, si se repara en que las ciudades sólo son ?un campamento de vivos y muertos?, donde la existencia y su fin se encadenan sin ningún propósito racional. Siete años es una extraordinaria novela, y un excelente retrato de una época sin certezas y ni convicciones. Peter Stamm evita los juicios morales. No pretende hacer pedagogía, sino reflejar nuestra impotencia frente a los acontecimientos. Al igual que los trágicos griegos, cuestiona la libertad, pero sin atribuir las calamidades al destino. Aldo Rossi sostenía que el verdadero significado de un edificio no se aprecia hasta que ha sido demolido. Peter Stamm escarba entre las ruinas de las pasiones humanas y nos muestra que es absurdo soñar con la felicidad. La literatura sólo es la crónica de una derrota y no debemos esperar nada de ella, salvo unos momentos de lucidez. 

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28 de octubre de 2011
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El pulso de Julian Barnes

carátula del libro Mientras esperamos que en otoño del 2012 Anagrama publique The Sense of an Ending, la novela de Julian Barnes ganadora del Booker, podemos adelantarnos a la prosa de Barnes a través de los cuentos de Pulso que ha publicado la editorial para fin de año. La reseña muy elogiosa en El Cultural es de Germán Gullón.  Dice:

Julian Barnes en sus últimos libros, al igual que Philip Roth, abordaba los temas de la muerte y de la vejez, lo que ponía un monótono crespón negro a su narrativa. En Pulso remite el pesimismo. El narrador cuenta con la alegría de quien se reencuentra con la vida, con las mil y un facetas que cada día ofrece la realidad, y con ellas elabora estos fragmentos de vida literaria. Este libro es excepcional por la riqueza de sus relatos. Ya el cuento inaugural, ?Viento del Este?, nos deja sin aliento. En él, un divorciado comienza a tener una relación con una inmigrante del Este de Europa, una mujer madura que apenas dice nada, simplemente se deja llevar. Su silencio pide discreción y, en cambio, incitará la curiosidad del hombre. Deseoso de saber sobre la amante, consigue entrar en su habitación, donde descubre el secreto de su conducta. No la volverá a ver, porque ella abandona el trabajo y el lugar. Otros relatos exploran la verdad más dura sobre una relación matrimonial, el momento en que los esposos comienzan a regalarse objetos útiles para la casa, cuando el sentimiento que los unió, el amor o como se quiera llamar, ha desaparecido. Estas historias, según dije, nos dejan sin aliento, frente a casos, a momentos de la vida, que quizás los lectores hemos protagonizado o visto ocurrir en nuestro entorno. Un cuarteto de piezas ocurre en la casa de Phil y Joanna, donde se reúnen ocho amigos de clase media a cenar. Hablan de los temas más diversos, la política, el medioambiente, Obama, el despego de los ingleses hacia Europa? Son diálogos vivaces sobre la actualidad, en los que apenas distinguimos quién habla, pues los personajes se quitan la palabra unos a otros, sin que podamos identificarlos. Aquí Barnes descorcha su prosa, construyendo unos diálogos enormemente sugerentes, que vienen a ofrecer un listón de cómo habla y piensa un inglés educado de clase media. Algunos cuentos abordan el nacimiento de las relaciones amorosas, como el inicial, y otros las pequeñas disensiones que se producen en el seno de las parejas. Puede ser que se trate sólo de cómo organizar las plantas en un jardín o la invitación a unos amigos a tomar una barbacoa. Estos tira y afloja de la vida, que cuando viene mezclada con unas amistades anodinas acaban por sumir la existencia cotidiana en un tedio permanente. No faltan cuentos referentes a la muerte, testimonio del impacto de la viudez de Barnes. Uno, ?Pulso?, el que da título al volumen, trata de la muerte de una mujer y del dolor y el hueco que deja en la vida de su hijo y, sobre todo, de su marido. Los últimos cinco relatos tratan cada uno de un sentido, donde encontramos a un pintor ciego, a un músico sordo, y así. Quizás la calidad de estos cuentos se deriva de que Barnes no es un escritor que sólo escribe de sí mismo, sino que crea ambientes donde participan diversos personajes. Se ha dicho que esto ocurre por la influencia de Guy de Maupassant, porque, como él, sabe situar al hombre en el mundo, donde nunca estamos solos. 

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28 de octubre de 2011
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La shortlist del Herralde

Hotel Condes de Barcelona, donde se dará el veredicto Entre Argentina y España (salvo que el cubano nos dé una sorpresa) está el ganador del XXIX Premio Herralde de Novela de la editorial Anagrama. La rueda de prensa que dará al ganador y al finalista será al mediodía del lunes 7 de noviembre. Anagrama ha enviado ya la shortlist, con 10 semi finalistas: - El salto de Donatti, Juan Almar (pseudónimo), España - Usted me pidió que le contase, Budrun (pseudónimo), España - Modelos animales, Aixa de la Cruz, España - Otros negocios, Martín Hernández (pseudónimo), Argentina - Érase una vez en el invierno, Antonio Jiménez Iznaga (pseudónimo), Cuba - La piscina, Roberto Lara (pseudónimo), España - La sala en noviembre, Gonzalo Leal Manrubia (pseudónimo), España - El hombre del mini, Peña Maín (pseudónimo), España - Padres de la patria, Gabriel Pasquini, Argentina - La vida nueva, Alberto de Santos (pseudónimo), Argentina

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28 de octubre de 2011
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¿Existe el Nuevo Drama o el viejo marketing?

Portada de suplemento literario Mucho ruido pero ¿pocas nueces? No he leído la antología Mi madre es un pez, publicada por Libros del Silencio y preparada y antologada por Sergi Bellver y Juan Soto Ivars, aunque conozco uno de los cuentos (de Katya Adaui) y me parece fantástico. Sin embargo, al parecer, aunque la antología trataría de reunir solo cuentos sobre familias, los autores del prólogo han dicho algunas cosas que han disgustado a más de uno, porque al parecer han usado la antología como herramienta y bandera de un supuesto nuevo movimiento al que han llamado Nuevo Drama y que se opondría al grupo Nocilla, y lo han propuesto en contra -o en desconocimiento- de los propios antologados. Viejo truco de marketing, en realidad. ¿Recuerdan McOndo? Por su parte, los autores del prólogo (luego de tirar la piedra, hay que decirlo), ante la trifulca que se armó, en la presentación del libro han pedido no ahondar en el prólogo sino en los textos.  Pero la bronca ya está armada y no se puede ocultar el sol con un dedo. Así lo cuenta Juan Palomo en su blog ?La Papelera?:

Semana movida la que han vivido los jóvenes escritores españoles. Acaba de nacer un movimiento literario y ya le han crecido los desertores. Todo empezó cuando Sergi Bellver y Juan Soto Ivars, editores de la antología de relatos Mi madre es un pez colaron en el prólogo el advenimiento de Nuevo Drama, básicamente anti-Nocilla y anti-Mallo, que se impone ?romper con la frialdad de la forma y la impostura de lo fragmentario?. Tendències, de El Mundo de Cataluña, lo registró en un reportaje incluyendo a Javier Calvo, otrora nocillero, en el conciliábulo. Pues bien, un cabreado Calvo colgó en la red este comunicado: ?No formo parte del movimiento Nuevo Drama ni tengo nada que ver con él. El movimiento Nuevo Drama, por lo que yo sé, lo integran tres personas: Bellver, Soto y Manuel Astur. Yo no comulgo con su manifiesto ni me he alineado nunca con él?. Más desmarques siguieron: Javier Avilés, Mercedes Cebrián? O sea, se ocultó a los antologados (Eduardo Mendoza y Rodrigo Fresán, entre ellos) en Mi madre es un pez que el libro se iba a vender como la bandera del nuevo movimiento. 

Si quieren leer el prólogo que ocasionó tantos disgustos, haga clic aquí. 

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28 de octubre de 2011
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"La literatura no tiene la obligación de estar reflejando la realidad"

Yuri Herrera en Buenos Aires Hace unos meses, Yuri Herrera estuvo en Buenos Aires para el FILBA. Ahora, la Revista Ñ nos deja una entrevista que le realizó Marcela Mazzei en aquella ocasión, donde se habla mucho de política latinoamericana y también un poco sobe su segunda novela (tan exitosa como la primera, Trabajos del reino) titulada Señales que precederán el fin del mundo ambas publicadas por Periférica.  Dice la entrevista:

¿Cómo es que la realidad de su país se mete en la ficción? Creo que no necesariamente la migración o el narcotráfico son el núcleo de muchas historias que se están contando en México, sino que son ingredientes ineludibles. Y la gente que hace literatura los toma y los procesa. La literatura no tiene la obligación de estar reflejando la realidad ?cosa que por otro lado creo que no es posible? sino que la representa, la reconstruye y le añade algo. En relación a la violencia, la idea es no sólo estar repitiendo los mismos discursos extremadamente sangrientos sino ?sin temerle pues al horror?, tratar de aprehender una cierta emoción que hay en la sociedad respecto a estos hechos. ¿Se trata entonces de refutar discursos extendidos, hegemónicos??Sí en la medida en que soy muy crítico de los discursos que tratan de monopolizar las versiones de la realidad. Sin embargo, cuando estoy escribiendo un texto de ficción no me gusta hacerlo en función de una agenda específica o de un propósito político. La literatura siempre está atravesada por la política pero uno la empobrece si lo hace sólo en función de un solo objetivo como podría ser: voy a escribir esta novela para refutar el discurso presidencial. Sí creo que los discursos presidenciales tienen que ser criticados y refutados pero la literatura va más allá de un asunto coyuntural. Estudió Ciencias Políticas, de manera que cuenta con herramientas para analizar en esos términos la realidad, ¿cuándo ingresa la literatura?La literatura siempre estuvo presente. Yo tenía una convicción bastante idiota: si querías hacer literatura no podías estudiar literatura, y es por eso que decidí no entrar a ninguna carrera de letras. Ahora creo que si uno quiere escribir, escribe, independientemente de lo que estudie o no. Aparte de esa motivación un poco tonta, no me arrepiento. Aunque todo el tiempo sabía que quería hacer literatura, fue muy interesante practicar la elaboración de otros discursos, estar con otro tipo de gente; y además fue un momento muy interesante. Porque la UNAM es no sólo la mejor universidad sino la más interesante que hay en México, y entré en 1989 cuando todas nuestras certezas políticas, de uno y otro lado, comienzan a desarmarse: caen el sandinismo, las burocracias de Europa de Este, y el sistema político mexicano empieza a resquebrajarse también. Esto contribuyó a enriquecer una mirada que me estaba construyendo sobre la realidad.  (?) De regreso a la migración, ¿cómo construyó desde la literatura esta idea en su versión contemporánea? Porque gente que migra hay desde que el mundo es mundo?Una de las cosas que a mí me importan a la hora de escribir es no ser rehén de ciertos términos que están sobrecargados y dependen de discursos muy establecidos. Eso es lo que sucede con narcotráfico o migración. Nunca utilizo esas palabras porque creo que una de las cosas que puede hacer la literatura es poner ciertos problemas que parecen abstractos en una escala humana. ¿Y en la novela específicamente?Señales que precederán al fin del mundo es la historia de un viaje que realiza una mujer y, a través de este viaje, esta mujer por un lado está cambiando su identidad y por otro está colaborando en el cambio de identidad de estos distintos países. Y una de las cosas que se pueden ver en este trayecto es que la lengua también es algo que está cambiando. Cuando se habla de migración, cuando los políticos hablan de migración, da la impresión de que solo están hablando de asuntos que tienen que ver con pasaportes y con ciertas leyes sobre cómo puedes tú transportarte de un lugar a otro manteniendo tus derechos. Y la migración es algo que tiene muchas más influencias que las que los estados nacionales están dispuestos a reconocerle. Llevo más de 10 años mudándome, siempre lo he hecho como un individuo privilegiado, pero si una cosa puedo decir es que no solo la migración es un derecho universal sino que es un hecho irrefrenable. Y lo que hacen estas grandes leyes migratorias en muchos países es simplemente abaratar el trabajo migrante pero no detener el fenómeno.

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27 de octubre de 2011
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Los últimos días de Vargas Llosa como Nobel 2010

Mario Vargas Llosa Santiago Roncagliolo consiguió la última entrevista de Vargas Llosa en su año como premio Nobel, antes de cederle el trono -pero no la celebridad- a Thomas Transtromer y la convirtió en una crónica fantástica. La crónica aparece en Soho y ahí se ve a un hombre agobiado por el peso de la fama, pero sobre todo con ganas de seguir escribiendo y opinando. Dice al final de la nota que al fin podrá descansar, es decir trabajar, y eso me recuerda a Vargas Llosa viendo las cinco temporadas de The Wire para escribir una nota estupenda (que postee antes). El hombre no puede dejar de opinar de todo. Por ello, duela a quien le duela, Vargas Llosa es un hombre lúcido que jamás ha tenido miedo de decir lo que piensa y tomar partido por lo que cree, así tenga que encontrarse a veces en veredas opuestas a sus amigos e incluso de sí mismo (aunque parezca contradictorio, que no lo es). Algunos pasajes de la entrevista:

Su agenda es tan apretada que ya la ejecuta sin pensar. La avalancha de medallas, distinciones y premios las hace indistinguibles. Sobre la mesa de su salón descansa un libro publicado por una importante entidad, pero él no recuerda de dónde salió. Yo sí lo sé, y se lo digo: ?Te lo ha regalado esa institución porque te rinden un homenaje la semana que viene. Te han distinguido con su mayor condecoración. ?Ah ?responde, con el mismo interés que le habría dedicado a la lista de ingredientes de un yogur. ?¿Disfrutas con todos estos viajes y homenajes? ?le pregunto. ?Ya no. Disfruto momentitos, sobre todo cuando me encuentro con viejos amigos. Pero apenas puedo aprovechar las ciudades. Casi todo mi tiempo está saturado de firmas de libros, conferencias, y lo más pesado de todo, entrevistas. Me pregunto si es una indirecta, ya que esto es una entrevista. Pero es imposible saberlo. Vargas Llosa es un experto en el trato con periodistas. Sabe ser exquisitamente cortés y al mismo tiempo cortar cualquier posibilidad de que te pases de la raya. Al llegar, me pide que lo tutee ?algo que no siempre consigo? y me ofrece una bebida. Pero las opciones son ?agua o Coca-Cola?. Y un vistazo a las botellas de su bar, muchas de ellas casi llenas, confirma que, en su casa, el alcohol se reserva para ocasiones muy especiales. El ático que comparte con Patricia, su esposa, está diseñado con la misma mezcla de amabilidad y precaución. Ocupa una planta entera de un antiguo convento reformado, de modo que tiene un amplio salón para recibir, decorado con pinturas y esculturas de arte moderno. Justo al lado está su estudio de trabajo, de dos pisos. El escritorio, los cinco mil libros que llenan las paredes, incluso el desorden de periódicos del sofá, funcionan como locación perfecta para las sesiones de fotos de escritor, como la que él resiste ahora estoicamente. Y si hacen falta imágenes más abiertas, cuenta con una terraza desde la cual, por arte de magia, el centro de Madrid parece un lugar apacible y monacal. Solo del otro lado del salón, escondido más allá del baño, un pasillo apenas perceptible lleva a su vida real. Para el visitante, es imposible determinar qué se oculta ahí. Vargas Llosa es un estajanovista de la edición y promoción de libros, pero por eso mismo, calcula cuidadosamente qué permitirá que vean los demás. ?¿Por qué sigues haciéndolo? ?le pregunto?. Me refiero a todos esos viajes que ya no disfrutas. No lo necesitas. Tienes un Nobel. No te queda nada por conseguir.?Es muy difícil. Podría decir que no. Hay escritores que saben decir que no y defender su privacidad. Pero si un editor compra tus libros, les pone ilusión, hace un esfuerzo y te lo explica? La presión es demasiada. Me pregunto si es realmente una novedad en su vida. He visto a Mario Vargas Llosa dar discursos ante miles de personas. Y atender a familias que quieren tomarle fotos con sus bebés. Lo he visto en México rodeado por una orquesta de mariachis, en Madrid asistiendo a la boda de los príncipes, en Lima dirigiendo un programa de televisión. Incluso antes de 2010, no se podía decir que fuese un escritor ermitaño y poco sociable. Se lo digo. Responde: ?Pero nada como lo del Nobel. Lo único comparable en intensidad fue la campaña política de 1990. Pero entonces yo sabía dónde me metía. En cambio, esto me llegó de improviso. De hecho, yo me había organizado para pasar una temporada muy tranquila en Nueva York, enseñando, con la mayor parte de la semana libre. Quería ir al teatro. Visitar museos. Y de repente, llegó el Nobel. ?¿Y no lo esperabas? Todos pensábamos que podías ganarlo cualquier año? ?No lo esperaba. Un escritor del Tercer Mundo, que defiende el capitalismo, liberal, crítico con Cuba? Me parecía una garantía de que no lo recibiría. No lo mencionamos, pero en el aire está Jorge Luis Borges, uno de los escritores más influyentes del siglo XX, que nunca ganó el Nobel. Anticomunista radical, en los años setenta, Borges hizo declaraciones a favor de los sangrientos dictadores del Cono Sur, Augusto Pinochet y Jorge Rafael Videla. Un académico sueco le confesó al biógrafo de Borges que jamás perdonaría esas declaraciones y que, mientras él viviese, el argentino jamás se haría con el Nobel. Y el académico vivió más años que Borges. ?¿Les preguntaste a los académicos qué había cambiado para que te premiasen a ti? ?Traté de averiguarlo, pero no me dijeron nada. Lo único que saqué en claro era que me lo habían concedido tres meses antes del anuncio. Pensé que solo en un país como Suecia es posible que veinte personas guarden un secreto semejante durante tres meses. ?Pero debe haber unas actas, algún registro? ?Están recogidas todas las cosas que se dijeron. El proceso de selección es muy riguroso. Pero las actas se abren cincuenta años después de la entrega. Solo dentro de medio siglo sabremos cómo y por qué votaron los académicos.  Ahora quiero preguntar por el ego. Los escritores trabajamos solos. No compartimos créditos con una banda de músicos o un elenco de actores. Si las cosas van bien, nos llevamos todo el mérito. Y si van mal, poseemos el monopolio del fracaso. Eso hace que seamos más competitivos e inseguros que otros artistas y, sin duda, mucho más de lo que admitimos en público. Aún así, ningún testigo me ha podido contar ninguna historia en que Vargas Llosa exhibiese su frustración por un premio que le había sido esquivo durante décadas. En 2008, el día que recibió el Nobel Jean-Marie Le Clézio, el escritor Juan Villoro coincidió con Mario Vargas Llosa en una reunión. Según Villoro, los invitados ?no sabíamos qué decir. A todos nos parecía que Vargas Llosa era inmensamente superior a Le Clézio en todos los aspectos. Pero lo único que Vargas Llosa comentó, muy dignamente, fue que Le Clézio era un escritor muy bueno. Punto?. Trato de apelar a esa pequeñez, a la mezquindad humana, y le pregunto a Vargas Llosa si había sentido alguna vez que les daban el premio a escritores peores que él. Él se encoge de hombros, sonríe, y se limita a afirmar: ?El Premio Nobel ha acertado muchas veces: Thomas Mann o Faulkner son indiscutibles. Pero otras veces no ha acertado. (?) Incluso ahora, vestido con solo una camisa y un pantalón gris, Vargas Llosa es un hombre elegante. Y a sus 75 años, conserva mucho de su legendario atractivo juvenil. Su sonrisa sigue siendo amplia y luminosa. Su pelo blanco está milimétricamente peinado. Y sus sanas costumbres, como correr todas las mañanas o reposar una semana al año en un balneario, le hacen ver menor de lo que es. Evidentemente, no escapa a la fragilidad de la edad. Su caída de la silla de hace un año lo dejó bastante maltrecho. Y hoy lleva unas marcas extrañas en las manos, por las que prefiero no preguntar. Lo que sí tiene intacto es su capacidad de entrar a pelear en todos los frentes posibles, marca de la casa. Ni siquiera la agotadora agenda del Nobel lo ha distraído de sus trifulcas políticas, particularmente en nuestro país de origen. Las últimas elecciones peruanas se decidieron entre dos candidatos: Keiko Fujimori, cuyo padre cumple condena por crímenes contra los derechos humanos, y Ollanta Humala, cuyo hermano cumple condena por homicidio y secuestro. La primera formó parte de un régimen que cercenó la libertad de expresión y cometió fraudes electorales. El segundo ha sido apoyado públicamente por Hugo Chávez. Vargas Llosa no rehuyó la opción: hizo público su apoyo a Humala. Comento:?En las anteriores elecciones votaste por el presidente que nacionalizó la banca, y en estas, por el que ha liderado una asonada militar. Cualquiera diría que eres un comunista peligroso.?En literatura tenemos el gran privilegio de elegir lo mejor. Pero en política, eso no es posible. La mayor parte de las veces, elegimos lo menos malo. Hace cinco años, Humala era Chávez. Hoy ya ha quedado demostrado que no lo es. En cambio, los de Fujimori fueron ladrones y asesinos. Y eso también está demostrado en los tribunales.?¿Has hablado con Humala desde su victoria??No. Solo hemos hablado una vez. Vino a verme a casa hace unos años. Fue divertido. Yo había dicho que elegir entre Keiko Fujimori y Humala era como elegir entre el sida y el cáncer terminal. Y él me dijo: ?Mire, yo no soy el cáncer, yo soy solo un resfrío?. (?) Es hora de dejar a este hombre en paz. Aunque ?paz? no es precisamente lo que le dejamos. Mañana comienza una nueva serie de lanzamientos internacionales de su última novela, El sueño del celta, y la marea de compromisos laborales no terminará ni siquiera con el anuncio del próximo Premio Nobel. En su agenda no hay páginas en blanco hasta diciembre. Mientras nos acompaña al ascensor, le pregunto qué piensa hacer cuando termine todo, cuando haya acabado de lanzar la novela y haya otro Nobel agobiado de invitaciones y entrevistas. A él se le iluminan los ojos y responde: ?Será estupendo. Será fantástico. Podré trabajar.  Esa es, al parecer, su idea del descanso. 

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26 de octubre de 2011
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Navegando hacia lo oculto

Por qué no he de callar y dejar los ojos reflejándose en el agua:el paso de las nubes el paso de los musgos ahora que quedo quieto por un instante mientras veo al universo viajando hacia lo oscuro Junto al rojo y el azul de aquellas flores mis negras palabras vana enfrentándose Uno tras otro los lotos se tiñenen el cielo y los arbustos rotos dejan ahogar sus ramas dentro de mis extremida desque brotan de un interior desbocado y lánguido Por qué no he de callar y dejarme rodear por la malezay el giro de planetas invisibles A quién he de nombrar si huyo hacia lo otro donde las presencias permanecen bajo un distinto orden Aquí he de quedarme destinado por mi figura que brilla junto a la ladera del río Río este que son las extremidades que poseo Mi voz cambiantecomo dos cuerpos que se cruzan navegando hacia lo oculto Alfonso Cisneros Cox PD.- Hace unas semanas nos dejó Alfonso Cisneros Cox, poeta peruano de la generación de los 80, fascinado por el mundo de los haikus, del que además era cultor. Pueden leer algunos de sus haikus en su blog El agua en la ciénaga. Sea este un homenaje a este poeta a quien conocí esporádicamente, pero cuyos amigos me dan fe de su bondad, su amor por la literatura y su amistad incondicional. pintura de mark rothko

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25 de octubre de 2011
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El boom del libro electrónico

Lectores de iPad en Croacia Un solo dato: El 25% de los ?lectores habituales? (un libro por semana o más) adoptan ya el formato electrónico. Un número bastante alto y que va a subir, subir, subir. La literatura española aun se resiste, las novedades no salen en formato electrónico, el mecanismo de venta aun es confuso. Pero lo que sucede en EEUU es más que un clarinazo de alerta y ya se anuncia que en dos años el libro en castellano irá al ritmo de EEUU. Se viene, se viene? Dice la nota:

Entre atemorizada y excitada está la industria del libro en Estados Unidos ante los meteóricos avances de los contenidos digitales. La progresión en el mercado es mucho mayor que la que pronosticaban los expertos. En 2010, las ventas de contenidos para dispositivos electrónicos se dispararon hasta en un 10%. El crecimiento al que los editores y libreros estaban acostumbrados era del 1% o el 2% y ahora han alcanzado un 15% del total. ¿Ha llegado la progresión geométrica al mercado?

Son datos de la asociación Book Industry Study Group (BISG), que agrupa a diferentes sectores del gremio en Estados Unidos y cuyo director ejecutivo, Len Vlahos, participa hoy en las Jornadas Técnicas de Anele (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza) para analizar nuevas formas de lectura. ?Estamos muy impresionados por la velocidad que están tomando estas transformaciones?, afirma Vlahos. (?) Según un reciente estudio de la BISG, el 25% de estos lectores se han pasado ya al nuevo dispositivo. Entusiasmados. ?El 75% de los que lo han probado tienen una opinión muy favorable?, asegura Vlahos. Es un lector que prefiere, además, el libro electrónico puro y duro a las tabletas. Un lector que cuenta entre 30 y 44 años, culto y habitante de barrios residenciales, a quien han ganado los Kindle y no los iPad. Es un lector -lectora, más mujeres que hombres-, según el estudio, que compra más y lee más. Y que ante todo consume novedades de ficción. Otra profecía que ha sido barrida. Cuando aparecieron los primeros libros de ese formato, allá por 1999, los inventores del producto pensaban que ante todo penetrarían en el mundo del ensayo y el libro académico. No ha sido así. No solo los universitarios lo utilizan poco, ya que los libros de consulta no se han reconvertido a la velocidad deseada y los profesores observan estos inventos aún con desconfianza. Son los escritores de ficción quienes tiran más de las descargas. ?Sobre todo en los géneros de novela romántica y de ciencia ficción?, comenta Vlahos. Y losbest sellers. ?Cualquier novela de Stephen King o John Grisham está por encima de la media en descargas. Podemos hablar de entre un 30% y un 50%?. Justo la cifra a la que se dirige el mercado mundial en 2020. ?En la última feria de Fráncfort, las previsiones más conservadoras apuntaban a que, por esa fecha, el 50% del mercado será digital?, asegura Javier Celaya, responsable de Dosdoce.com. Aunque la cuota digital en el ámbito de la industria editorial en español es tímida y apenas alcanzó el 3% en 2010, Celaya cree que es cuestión de tiempo: ?En dos años nos colocaremos en la cuota estadounidense?. (?) Y la industria del libro en español, ¿responde a ese mismo miedo o a una idéntica excitación? Precisamente, la clave es la expansión global. Un mercado de 400 millones de hablantes y potenciales lectores da mucho juego. No solo en América Latina, que va sumándose lentamente a la ola digital con México, Chile, Argentina y Colombia como países punteros. También en Estados Unidos. ?El interés por vender libros en español en Estados Unidos lo prueba el catálogo de 40.000 títulos de que dispone la web de Barnes & Noble, sin ir más lejos?, opina Celaya. Son una enorme porción de lectores, segundas generaciones más cultivadas que sus progenitores y que alternan la lectura de libros en inglés y en español. Toda una oportunidad para la industria. En cualquiera de los formatos. ?La batalla de las grandes editoriales que quieren conservar su cuota de mercado en papel frente a aquellos, como Amazon o Google, que apuestan por lo digital está en pleno desarrollo?, comenta Vlahos. ?La estrategia de los grupos tradicionales es multiplicar los puntos de venta?, comenta el responsable de la BISG. La confianza en la librería no decae.

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25 de octubre de 2011
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Reseña de "Ojos de pez abisal"

Ulises GutiérrezOjos de pez abisalBisagra, Huancayo. 2011 Ulises Gutiérrez es un autor relativamente joven en la literatura peruana -tan solo con un libro de cuentos en su haber (The Cure en Huancayo)- cuya obra ha dado un salto cualitativo no solo con respecto a su propio trabajo sino al de sus contemporáneos con la novela Ojos de pez abisal, publicada por Bisagra editores. Leer nota completa en ?¡Basta de carátulas!?

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24 de octubre de 2011
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El Boomeran(g)
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