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Escrito por

Iván Thays

Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Bellatin, el experimiento infinito

Mario Bellatin Mientras Mario Bellatin sigue inmerso en un ?libro definitivo? y en el proyecto los 100,000 libros de Bellatin, la revista virtual ?El Coloquio de los perros? le ha dedicado un interesantísimo y extenso número monográfico al que han titulado, con acierto, ?El experimento infinito?. Encontramos ahí artículos, reseñas y dos textos inéditos de Bellatin. Además, una entrevista de Alejandro Hermosilla donde el entrevistado resulta más escurridizo que un jabón en bañadera. Dejo aquí algunas respuestas:

   ?EL COLOQUIO DE LOS PERROS: ¿Hasta qué punto crees realmente que estás renovando la literatura? ¿Piensas que estás aportando algo que hasta ahora no se había hecho? ¿En qué consistiría esto?      ?MARIO BELLATIN: Es difícil de decir. Hay días que pienso que mis libros deberían ser vendidos en el apartado de autoayuda, puesto que, según la persona y el estado de ánimo en que sean leídos, estoy convencido de que pueden provocarle al lector cierta reacción de tensión y de incomprensión que ignoro qué consecuencias puede tener, pero apostaría que le hará vivir la vida con más intensidad.      ?ECP: Esa sí es una característica de tus libros: la intensidad. Sobre todo por el trabajo de depuración del lenguaje.      ?MB: ¿Piensas esto de verdad?      ?ECP: Sin duda. Creo, además, que esto es lo que les da un tono, por así decirlo, neutral.      ?MB: Tal vez sea así. Yo, en realidad, no sé bien qué es aquello sobre lo que escribo. Y no quiero planteármelo. Pienso que hacerlo sería un gran error, como estructurar o pensar en un argumento o un ritmo a priori para un libro.      ?ECP: Sin embargo, todas tus narraciones parecen muy pensadas hasta la extenuación.      ?MB: No lo creo. Yo simplemente me dejo llevar. ¿Has visto alguna vez un baile sufí?      ?ECP: He llegado a ensayarlo.      ?MB: Entonces sabrás que se trata de adquirir una técnica para luego fluir con ella y a través de ella.       ?ECP: Sí, pero en el baile hay un componente directo que no tiene la literatura. Para provocar esta sensación, es necesario trabajar, pulir el lenguaje con el fin de conseguir el efecto que se quiera provocar.      ?MB: Sí. Pero si te fijas, el escritor pule y trabaja para conseguir el mismo efecto que el bailador sufí ?que también ha realizado todo tipo de ensayos? cuando danza en directo: la instantaneidad. En cualquier caso, te diría que para mí la literatura no ha sido nunca tan importante como para pararme a pensar demasiado respecto a aquello que indicas.      ?ECP: Estoy de acuerdo. Pero hay que tener en cuenta que, si bien las palabras del libro ya se encuentran fijas cuando se las lee, no así las piernas del danzador que se moverán constantemente mientras realiza la interpretación. Por otro lado, me sorprende lo que indicas sobre la literatura porque has dedicado tu vida a esta actividad.      ?MB: Si tú lo dices. Realmente, no he dedicado más horas de mi vida a escribir que a meditar, pasear a mis perros o a observar moverse los peces en mi acuario. Siento una sensación de paz indescriptible cuando lo hago. La mayoría de los argumentos de mis libros han nacido allí. Salón de belleza, en concreto, tras darles de comer a mis peces. Me hallaba en un alterado estado de excitación observando cómo devoraban todo aquello que les arrojaba y, por momentos, parecían estar a punto de comenzar a pelearse. Para conseguir tranquilizarme, me decidí a realizar mis habituales ejercicios y movimientos de karate frente al espejo que tengo en mi salón de entrenamiento. Me encontraba en un estado de excitación y concentración absoluto cuando, de repente, sonó el teléfono. Era un profesor de una universidad mexicana que deseaba invitarme a dar una charla a sus alumnos. En ese momento, me sentí invadido en mi intimidad y reaccioné indicándole que se había equivocado, que en realidad había llamado a un salón de belleza y que si requería mis servicios sexuales para hoy ?me hice pasar por un peluquero homosexual? había de saber que no podría ofertárselos pues me encontraba muy ocupado.      ?ECP: Increíble.      ?MB: Sí, pero lo mejor fue que el profesor siguió hablando como si no hubiera escuchado nada y consiguió que aceptara dar esa charla en Tijuana.      ?ECP: ¿Cómo pudo ser eso?      ?MB: Porque le prometí que si me pagaba el dinero suficiente para ir a su universidad sería el primero a quien atendería en mi lista de clientes.      ?ECP: Je.      ?MB: En realidad, aunque esta última anécdota no sea real, me parece muy adecuada para dar a entender las muchas relaciones e imbricaciones que hay realmente entre la prostitución y lo literario.      ?ECP: Siempre ha sido así, ¿no?      ?MB: Pero últimamente mucho más.   (?)  ?ECP: Y a todo esto, volviendo al principio de la charla, ¿por qué y para quién escribes? ¿Qué es para ti la escritura? ¿Qué es, verdaderamente, lo que piensas que estás renovando?      ?MB: Si te soy sincero, no tengo respuesta a ninguna de tus preguntas. Jamás me he planteado cuestión alguna sobre estos temas. Probablemente, porque no considero a la literatura ?como lo han hecho tantos otros? como una actividad demasiado importante. Renovarla debería ser como renovar el vestuario, ¿no? En esencia, la persona seguiría siendo la misma. No importa el vestido. Supongo que para renovar la literatura ?aunque te vuelvo a repetir que no sé qué quieres indicar con esto? haría falta cambiar el abecedario, que en vez de 24 letras, hubiera 30. O tal vez ni esto sería suficiente. Yo lo único que he intentado es construir personajes que no sientan, con los que no pueda identificarse el lector. Pero, ¿renovar la literatura? No sé bien a qué te refieres.      ?ECP: Sin embargo, tus libros y charlas están llenos de referencias a esto.      ?MB: ¿Es eso cierto? Pienso que no. ¿En cuál de ellos hago alusión a esto?      ?ECP: Por ejemplo, en cierto modo, en Underwood portátil modelo 1915.      ?MB: Pero ese libro no lo escribí yo.      ?ECP: Entonces, ¿quién?      ?MB: Lo ignoro. Tal vez tú puedas indicármelo.      ?ECP: Sí. Se encuentra escrito por Mario Bellatin.      ?MB: Ah.      ?ECP: Y creo que tú eres Mario Bellatin. O tal vez no porque no puedo verte la cara a causa de la máscara.      ?MB: Supongo, en realidad, que todo es una cuestión de imaginación. Tú imaginas que yo soy Mario Bellatin y yo debo responder como tú imaginas que debería hacerlo. O como se supone que debería hacerlo un escritor. En ese sentido, puedo estar de acuerdo en que tal vez yo sea Mario Bellatin, pero para ello tienes que imaginar que lo soy, no creer que lo soy, lo que tal vez te explique mejor mi punto de vista sobre la literatura o, como dicen algunos críticos pedantes, ?lo literario?. Debe haber alguien que imagine qué es la literatura, alguien que nos convenza a todos que algo es literatura y que, de tal o cual forma, puede ser renovada, pero, en esencia, si Mario Bellatin no sabe ni desea conocer ?puesto esto sería contraproducente ya que limitaría su capacidad creativa? qué es la literatura, ¿cómo la va a renovar? En cualquier caso, la considero una ciencia y una diversión. También un arte y un entretenimiento. Un deporte y un mero pasatiempo. La imagino y la concibo de muchas maneras. ¿Cómo voy a renovarla? La puede renovar quien considere que la literatura se puede definir. Un profesor puede renovarla. Algún escritor que cifra reglas de cómo se ha de escribir, puede renovarla. ¿Pero alguien que se considera un creador puede cifrar sus esperanzas o anhelos en renovar algo que no se sabe hacia dónde va ni hacia dónde se dirige? [?] Si Mario Bellatin ocupa tanto tiempo de su vida en la literatura es porque no sabe qué es y no desea saberlo, pues se siente fascinado cuando se pierde en sus confines como cuando cocina, repasa su colección de sellos americanos  o contempla un amanecer; actividades que, por cierto, muchos de los escritores ?puros? despreciarían al ver citadas al lado de esa palabra y arte impoluto, mágico y sagrado que es para ellos, la literatura.      ?ECP: En realidad, supongo que todo este problema es producto de una visión romántica de la literatura y de cómo espera recibir el público el libro aquello que lee,  cuáles son sus expectativas.       ?MB: Sí, todos creen que son el escritor que aparentan ser, que son el libro o la persona que muestran a los demás en su vida social. Pero yo no puedo serlo. ?ECP: Que es el gran tema de tu literatura.      ?MB: Como te dije, yo no escribo libros, porque de hacerlo sería Mario Bellatin y todos sabrían lo que podrían esperar de mí. Por ejemplo, todos creerían que soy imprevisible, porque lo imaginan así, porque lo desean, no porque yo lo sea. ¿Qué voy a saber yo de quién soy o de mis libros? Mis libros solo le sirven a una parte de mí, no a una totalidad. Y esto no ha de invalidarlos, como pensarían tantos escritores románticos o modernos y postmodernos todavía influenciados por esta visión y perspectiva artística que unos cuantos hombres han considerado una verdad en mayúsculas. Se escribe un libro como quien realiza una mesa, y nadie puede inmiscuirse en el placer o en los porqués o para qué Mario Bellatin realiza esto. Lees sus textos o no, pero no los evalúas o comparas con aquello que tú eres, sabes o esperas porque entonces estás intentando ?es lo habitual, por otra parte? que ellos respondan o sean aquello que tú deseas o imaginas que deberían ser, que no es necesario ni tan siquiera que sea auténtico y verdadero, pues estas nociones, en términos literarios no tendrían que usarse, ya que, en este campo, son similares a lo falso y ficticio [?] De todas formas, soy consciente de que lo que yo piense no tiene mucha importancia. Demasiados hombres a lo largo del tiempo ?entre los que hay demasiados críticos que en su día fueron muy destructivos con auténticas obras maestras de la literatura? han considerado que lo que decían era demasiado importante o tenía su trascendencia. Incluso han llegado a cobrar por ello. O han creado una escuela que con el tiempo, lógicamente, ha desaparecido. Si bien la intención de Mario Bellatin no es acabar con este estado de cosas ?aunque le gustaría? porque si no, se vería obligado a pedir limosna, lo cierto es que se sentiría bien si se considerase que todos sus libros y pensamientos son leves, no tienen más interés que el goce o disfrute y no tienen atisbos de trascendencia.      ?ECP: Desde luego, la trascendencia es un tópico contra el que lucha tu literatura.      ?MB: Mario Bellatin siempre dijo que había que gozar en el presente, que había que disfrutar se fuera o no trascendente, y que no hacía libros para ser recordados o estudiados en la universidad, pues su mayor deseo es que pudieran ser disfrutados.      ?ECP: Razón por la que, pienso, muchos contemporáneos no entienden tu obra.      ?MB: Pero esto no es problema de Mario Bellatin.      ?ECP: Pero sí te concierne.      ?MB: En realidad, a Mario Bellatin no le conciernen demasiados asuntos relacionados con sus libros. Nunca se ha entristecido o enfadado por una crítica ni tampoco ha disfrutado cuando lo han alabado porque Mario Bellatin no se considera el autor de sus libros. Los ha escrito, pero no ha dejado su ?ser?, como los escritores románticos consideraban, en ellos, por lo que tampoco tiene una opinión formada sobre estos. Son sus criaturas, pero hasta cierto punto. Como pueden serlo, por ejemplo, los hamsters y peces que hay en su casa. O las películas de otros directores. No le importa tanto haberlos escrito como que existan. Y en el mundo romántico del que todavía no hemos salido importa tanto quién lo escribió y el que llegara a escribirlo como lo escrito. Pero Mario Bellatin no piensa así, porque él no se identifica con su personalidad, dado que considera que no tiene ninguna, que es lo mismo que indicar que las tiene todas. Porque, en realidad, es un bailarín sufí que se encuentra en un lugar y en otro al mismo tiempo y no cesa de desplazarse y moverse sin que esto implique aceleración o signifique que sea imposible el reposo o la pausa en la actividad a la que se dedica, lo que, al fin y al cabo, es una demostración de que podemos serlo todo y nada al mismo tiempo, que es lo que Bellatin desea conseguir más allá de las habituales palabras altisonantes de aquellos quienes dictan las normas en literatura: llegar a escribir sin escribir.      ?ECP: En todo caso, tú también has creado una Escuela de Escritura, ¿no es cierto?      ?MB: Pero en ella se tiene prohibido enseñar escribir. Los alumnos aprenden a barajar cartas, bailar ballet o dibujar, pero nunca a escribir. (?) ?ECP: Por cierto, hablando de El jardín de la señora Murakami, ¿qué hay de tu relación con Japón o la literatura y arte japoneses?      ?MB: Es nula. No existe. En muy escasas ocasiones he podido terminar de leer un libro creado por un autor japonés. Sin embargo, hay algo que me interesa de todos aquellos que he comenzado a leer antes de abandonarlos: el sentimiento de angustia y agobio que me provocaban. Esto me animó a intentar imitarlos. Me parecía una prueba de resistencia así como un motivo sumamente interesante construir un libro para provocar en el lector esa indescriptible sensación de vacío que me transmitían muchos de los libros japoneses que leía. Y he de confesar que me divertí bastante creándolos, lo que me sorprendió. Y me hizo redescubrir la literatura japonesa, de la que quise formar parte de una u otra manera, por lo que El jardín de la señora Murakami no se publicó con mi nombre en Japón, sino con un pseudónimo nipón. Además, empecé a vestir con atuendos propios de este país y a sentir una atracción morbosa por las sheikas que luego protagonizarían varios libros míos ?ya lo sabes? como El  gran vidrio y Vigilia Yazuka.      ?ECP: Vaya, compruebo que vuelves a hablar de ti mismo en primera persona.      ?MB: Porque ha habido un instante en que creías que yo era quien imaginabas que era.       ?ECP: ¿Y quién imaginas tú que eres?      ?MB: A veces, siento que soy un escritor, pero la mayoría de las veces Mario Bellatin se siente como un personaje de un libro todavía por escribir, un libro que podría llamarse La risa oscura, en el que el escritor mexicano terminara sus días dirigiendo un monasterio situado alrededor de un frondoso bosque de abedules en el sur de Japón. (?) ?ECP: ¿Eres consciente de lo que provocas en tu interlocutor o en el lector?      ?MB: Hasta cierto punto. Mario Bellatin es un invento creado por un mundo literario ávido de sorpresas, estéril y que tiene como único condimento el vacío. Es por ello que tiene muy en cuenta al lector y al público. Porque en un mundo tan gris, es necesario que haya alguien que lo golpee, lo provoque y le irrite para hacerlo sentir vivo o plantearse determinadas cuestiones que no pasan tanto por lo intelectual ?ya lo ha dicho? como por lo sensorial. Mario Bellatin es como esos poetas románticos que morían por salvar la poesía y los libros míticos, mágicos de las culturas legendarias. O una especie de Ali-Babá cuyo cometido fuera cortar uno de los dedos a Scheerezade cada vez que ésta le contara una historia que no fuera de su agrado al sultán de Arabia. Pero también puede ser Mario Bellatin un entrenador de fútbol como Cicerón capaz de hacer discursos de mucho relieve. O un hombre que se siente acobardado si le falta uno solo de sus perros o cuando en una conferencia escucha que los asistentes allí presentes rasgan un folio en el que puede haber grabada una frase de uno de sus muchos libros [?] En cualquier caso, he de dejar claro que Mario Bellatin no es un actor, pues siente en lo más profundo de su ser que tiene una misión en la vida, escribir, y debe cumplirla, y por ello está dispuesto a dar la vida o a pasar ?como ha hecho en tantas ocasiones? más de veinticuatro horas al día escribiendo para después dormir y bostezar, que es lo que, en el fondo, desea que hagan todos sus lectores cuando se enfrenten a sus libros, bostezar de aburrimiento, pues considero que esto es sinónimo de inteligencia, ya que ni siquiera Mario Bellatin sabe a qué se refieren unos libros como los suyos que pueden causar tanto sopor como sorpresa y dolor y conseguir que, durante unos instantes, podamos pasear sin resignación.      ?ECP: Dicho esto, poco te puedo decir. ¿Qué tienes que indicar a aquellos que te consideran un farsante?      ?MB: Que tienen razón.      ?ECP: ¿Por qué?      ?MB: Eso no se puede explicar. Se siente o no se siente.      ?ECP: ¿Y cuáles son tus sentimientos a este respecto?      ?MB: Muy nobles, porque Mario Bellatin respeta todas las opiniones, lo que también le permite decir su opinión allí donde lo considere, aunque moleste, pues uno de mis objetivos es vivir sin resignación. (?) ?ECP: Por esto supongo que a Mario Bellatin le gusta jugar tanto con su imagen y no desprecia, sino que se aprovecha, de los códigos consumistas y capitalistas por los que, aun mínimamente si lo comparamos con otros espacios, también se rige la sociedad literaria.      ?MB: Exactamente. Buena definición. El primero que lo intuyó fue Duchamp. Warhol dio un paso más allá. Y yo pienso que Mario Bellatin se encontraría como algunos artistas del pop-disco ?véase el caso Lady Gaga y anteriormente Modern Talking o Milli Vanilli? entre aquellos que han empezado a imponer este nuevo estado de cosas a la realidad.      ?ECP: Pero, ¿me puedes explicar en qué consistiría exactamente este estado? Más que nada, para aclarar al lector.      ?MB: Aunque no es del agrado de Mario Bellatin explicar ciertos aspectos o temas que deberían ser sabidos y conocidos por una mayoría de personas, te diría que ese nuevo estado de cosas se encuentra basado en tres aspectos fundamentales: 1) auto-promoción del artista y su atractiva personalidad sin importar la obra realizada en sí misma, 2) el desarrollo de todo tipo de actos pseudo-artísticos que completan el trabajo del artista y, en ocasiones, lo explican, lo redefinen o son más importantes que éste y el tercero es un secreto. Lo ha de descubrir el aprendiz de artista por el camino, pero es muy personal. Cada uno ha de encontrarse con este último aspecto por sí mismo o volver a estudiar a Andy Warhol, pero te diría que es dependiendo de cómo enfoques este último punto que conseguirás o no el éxito. Si lo comprendes y lo sabes utilizar, ya es tuyo. Te lo puedo confirmar. ?ECP: Suena bien. Centrándome en esta última parte de tu discurso, y ya terminando, ¿tú consideras que has alcanzado el éxito?      ?MB: Vivo de la literatura. No es tan común como parece. Y lo más importante es que cuando me acerco a la Escuela que dirijo en el Distrito Federal no tengo que tratar con escritores sino con clowns, fotógrafos o corredores de medio fondo. Más que éxito, te diría que siento alegría por haberme podido fabricar y construir una vida lejos de los parámetros considerados como normales. Muy lejos.      ?ECP: En cierto sentido, toda tu personalidad, como tus libros, está demasiado lejos de estos parámetros, por lo que es bastante normal lo que comentas. Lo que no es tan usual es lo que te comenté antes: que hayas conseguido o al menos dado la imagen de haber construido un mundo a tu alrededor a tu imagen y semejanza. Por cierto, ¿y qué me puedes indicar de aquellos cursos que organizas de tanto en tanto en que varias personas se reúnen para construir un libro?      ?MB: Es otra más de las dimensiones que ha desarrollado Mario Bellatin alrededor suyo. Y, en realidad, otra de las facetas a través de las que está intentando atacar y acabar de una vez con el concepto ?romántico? de la literatura que todavía impera en general en todos los ámbitos ?universidad, librerías, lectores, críticos? relacionados con este campo. Intento crear un texto entre personas anónimas que no se conocían previamente y tal vez tengan escasos conocimientos literarios. Se trata de demostrar que no existe la ?musa? y que lo importante es el trabajo, que con trabajo todos podemos crear textos literarios más o menos válidos que luego, sí, habrá que pulir o desarrollar con fantasía e imaginación pero que, en esencia, ya son legibles e incluso publicables. Todos los días se trabaja durante horas y horas una idea. Cada uno de los discípulos que participa en el ritual ha de trabajar durante varios días un texto cuya extensión no sea mayor de dos páginas. Mario Bellatin intenta, en primer lugar, ?y para ello da consejos, ideas y realiza correcciones? que todos los participantes en la celebración tomen conciencia de que si trabajan un texto durante horas y horas, el resultado probablemente será bueno, porque la literatura depende más del trabajo que de la inspiración [?] En este sentido, no importa tanto el tema del libro sino la visión desde la que se desarrolla. Como para la realización final, es necesario que todos los participantes adapten sus escritos a los de otros ?como si fueran una orquesta musical? para dar armonía y relieve al concierto. El director Mario Bellatin apenas es aquí una voz neutra que fustiga la conciencia de los violinistas o golpea al contrabajo y las coristas para que el espectáculo cinematográfico pueda ser disfrutado y asegure un mínimo de calidad [?] Para Mario Bellatin es una actividad bastante reconfortante porque le permite tomar contacto con la realidad de la calle. Salir del castillo en el que vive, medita y realiza sus entrenamientos en Viena y reencontrarse con el pueblo y el público real que, de una u otra forma, siempre nos permiten la regeneración. Es como una cura de desintoxicación del tabaco.      ?ECP: Bueno. Finalmente, decirte que ha sido un placer. Estoy muy satisfecho con los términos en que se ha realizado esta entrevista. Tan sólo una cosa más. Últimamente estuve introduciéndome en tu facebook y me reí mucho con tus entradas [?] En muchas de ellas apareces como un monstruo rabioso y feroz que odiase a la cultura española. La acusas de poseer un lenguaje muy poco compacto y, por tanto, difícil de utilizar para un escritor, a diferencia del inglés, de haberse creído, como país, que formaba parte del primer mundo y, por ejemplo, celebras la independencia de México no tanto por la liberación de muchos de tus compatriotas sino más por lo que esto pudo suponer de afrenta y humillación para el orgullo de los españoles. No creo que merezca la pena contestarte porque es lo que buscas ?además de, supongo, utilizando las premisas de Warhol, volcar la atención en ti?, ni por supuesto enfadarse. Tú puedes considerarte como quieras, pero no creo que puedas introducirte en el mercado anglosajón. Y, sin embargo, en España estoy convencido de que tu público va a crecer y te será fiel. ¿Qué consigues con todo esto?      ?MB: Las palabras tienen una carga emocional contra la que Mario Bellatin lucha. Él aspira a no transmitir, a no dar significados. Prefiere lógicamente provocar interrogantes que respuestas. Creo que mejor contestación no puedo darte. Siendo clemente.



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20 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Rodrigo Fresán sobre Denis Johnson

Carátula del libro Que nadie se mueva es la nueva novela de Denis Johnson, publicada en EEUU en el 2009, y recién traducida para la colección Rojo y Negro de Mondadori, con prólogo de Rodrigo Fresán. En ?Radar Libros? adelantan algunos párrafos del prólogo. ?El dios en el que quiero creer tiene una voz y un sentido del humor como los de Denis Johnson? dijo alguna vez Jonathan Franzen. Ni más ni menos. Dice la nota:

Que nadie se mueva empieza, en las afueras de Bakersfield, presentando a un tal Jimmy Luntz. No conforme con ser uno de esos típicos perdedores que suelen crecer y reproducirse como conejos sin pata de la suerte en el paisaje noir, Luntz ?además de haber sido un boxeador noqueado y ser un jugador compulsivo y más bien desafortunado? es miembro de uno de esos infames y bastante ridículos coros/cuartetos estilo barbershop. Ya saben: camisas a rayas, sombreros de paja, armonías a capella tan complejas como anticuadas, canciones supuestamente graciosas pero no tanto. Y Jimmy Luntz ?cuyo alias terreno y real, aunque no quiera condicionar la imaginación de nadie, bien podría ser Steve Buscemi? debe mucho dinero. Y ?sus acreedores han perdido su de por sí poca paciencia? ha llegado la hora de devolverlo. Y qué hacer. O qué deshacer. Y de repente alguien menciona que tiene la receta infalible para hacerse con 2.300.000 dólares que tal vez estén al alcance de la mano y tal vez no. Y empiezan los problemas. Muchos. Y, con ellos, llegan una vampiresa tan melancólica como peligrosa con sangre native-american (y con el inolvidable nombre de Anita Desilvera, y que se emborracha al treinta por ciento y es dueña de una sonrisa capaz de hacer perder la cabeza al mismísimo Jesucristo, y corrige a todo aquel que reduzca el botín a dos millones a secas, y hace el amor como una monja pasada de copas), sicarios muy pero muy pesados (alguno de ellos, se dice, con una particular propensión a comerse los testículos de sus rivales), una bolsa de dinero y una bolsa de colostomía, un juez corrupto, huesos quebradizos, un sediento camello de apellido Juárez (pero en verdad made in Arabia), una enfermera dedicada a robar fármacos potentes, humor oscurísimo, diálogos chispeantes e inflamables con sabor a Quentin Tarantino y/o Elmore Leonard, cadillacs ominosos y ambulancias aullantes, mañanas que se encienden como sopletes, un intimidante Hombre Alto que no se sabe si tose o se ríe y que tiene algún tipo de problema nunca del todo aclarado con su rostro/cabeza, y la venganza como plato frío, y etc. Y otras dos palabras: Hermanos Coen. (?) Y, aquí y allá y en todas partes, la música inconfundible de uno de los grandes estilistas en inglés y en activo. El título Que nadie se mueva ?páginas absoluta, total, completa y peligrosamente movedizas? sale, lo aclara Johnson en la novela, de aquel hit de aquel DJ y músico albino y jamaicano de nombre Yellowman. En un momento, Jimmy Luntz lo escucha en la radio: Nobody mov/ nobody get hurt?. ?Que nadie se mueva y nadie saldrá herido? son, está claro, las palabras típicas con las que un típico ladrón abre la melodía de un asalto. Así funciona lo que aquí empieza, están advertidos. Todos quietos, las manos arriba, sosteniendo este libro, abierto, y ?si saben lo que les conviene, y van a saberlo en unas pocas líneas? no cerrarlo hasta alcanzada la última página y el último big bang bang y las últimas palabras en las que el agua tan fría sigue con lo suyo, desde el principio de los tiempos, como si nada hubiera pasado y nada fuera a pasar, mientras se nada o se flota o te hundes hasta el fondo para ya no salir a la superficie o, quizás, simplemente, intentás sacudirte un poco de la mugre y bastante de la sangre que llevas encima. La muerte es un río que fluye. Y dos palabras más: THE END.



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17 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Un texto inédito de Albert Camus

Albert Camus Un texto escrito por Albert Camus sobre el periodismo libre en tiempos de conflicto, censurado en 1939 por las autoridades de Argelia, fue encontrado en unos archivos en Aix-en-Provence. Miguel Mora comenta para El País el hallazgo:

El 25 de noviembre de 1939, cuando Francia empezaba a gangrenarse por el miedo a la invasión alemana y sus élites políticas y periodísticas se disponían a entregarse sin pudor al III Reich, Albert Camus escribió un artículo para Le Soir républicaine, el periódico de una sola página a dos caras del que era codirector en Argel. En Francia regía la censura, y el texto no llegó a publicarse nunca. Lógico, porque en apenas tres folios el autor de El extranjero bordaba un alegato por la libertad de prensa. Al defender la utilidad del oficio de informar en tiempos de guerra, Camus sostuvo el derecho de cada ciudadano a elevarse sobre el colectivo para construir su propia libertad, y definió los cuatro mandamientos del periodismo libre: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación. Son, casualmente, los puntos cardinales que inspiraron su obra novelesca y filosófica. El espléndido texto ha salido del agujero negro del tiempo gracias a una colaboradora de Le Monde, Macha Séry, que lo encontró en los Archivos Nacionales de Ultramar (Aix-en-Provence). El diario vespertino lo publicó este jueves en sus páginas culturales, y en el Salón del Libro de París todos hablaban del artículo y del último libro de Michel Onfray, El orden libertario, que traza una comparación entre Camus y Jean-Paul Sartre especialmente odiosa para el segundo. ?Es difícil evocar hoy la libertad de prensa sin ser tachado de extravagancia, acusado de ser Mata-Hari o siendo convencido de que eres sobrino de Stalin?. Así empieza el artículo, que enseguida sienta su tesis: la libertad de prensa ?es solo una cara más de la libertad tout court?, y la ?obstinación en defenderla? obedece a que, sin ella, ?no habrá forma de ganar realmente la guerra?. Camus aborda la injusticia de que los grandes medios nacionales pudieran publicar en aquellos meses artículos que en los diarios de ultramar eran sistemáticamente censurados. Y escribe: ?El hecho de que un periódico dependa de la competencia o del humor de un hombre demuestra mejor que cualquier otra cosa el grado de inconsciencia al que hemos llegado?. Con la sobria sagacidad del clásico, prosigue: ?Uno de los buenos preceptos de una filosofía digna de ese nombre es el de jamás caer en lamentaciones inútiles ante un estado de cosas que no puede ser evitado. La cuestión en Francia no es hoy saber cómo preservar la libertad de prensa. Es la de buscar cómo, ante la supresión de esas libertades, un periodista puede mantenerse libre. El problema no concierne a la colectividad. Concierne al individuo?. Los medios y condiciones para que un periodista independiente no pierda su libertad ?ante la guerra y sus servidumbres? son cuatro: lucidez, rechazo, ironía y obstinación. La lucidez, porque ?supone la resistencia a los mecanismos del odio de la ira y el culto a la fatalidad?. Según Camus, ?un periodista, en 1939, no se desespera y lucha por lo que cree verdadero como si su acción pudiera influir en el curso de los acontecimientos. No publica nada que pueda excitar el odio o provocar desesperanza. Todo eso está en su poder?.



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17 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Vallejo cumple 120 años

Vallejo al polo. Foto: Jorge Gobbi Un post en VANO OFICIO en ?El País? sobre el aniversario de César Vallejo y la polémica desatada por las declaraciones de Diego de la Torre en su columna de opinión en El Comercio.

El poeta peruano está de aniversario y su nombre, desde hace una semana, aparece en las redes sociales como nunca antes. Pero no se trata de una celebración anticipada. Lo que ha ocurrido es que Diego de La Torre, Presidente del Pacto Mundial en el Perú, escribió hace unos días en la sección Economía del diario El Comercio un artículo llamado ?Vallejo, Ribeyro, Montaigne? (lo pueden ver en esta página rebotado) donde alaba la calidad literaria de César Vallejo y Julio Ramón Ribeyro, pero los acusa de haber creado ?en el subconsciente colectivo peruano? una idea derrotista, depresiva, fracasada. El autor defiende la economía liberal y arremete contra la ideología izquierdista aplicando una cita de Montaigne, pero sobre todo pretende redactar uno de esos textos motivacionales que tantos empresarios, funcionarios o publicistas (bronceados bajo el sol de la idea de liderazgo que han leído en manuales de auto-ayuda o aprendido en talleres de coaching) han convertido en un dogma que debe inyectarse a la población como una dosis de optimismo que conduce a alcanzar el éxito económico y elevar la autoestima del país. El artículo ha resbalado en el fangoso estanque de las redes sociales, donde miles de pirañas esperan diariamente su ración de carne fresca para despedazarla a mordiscos (?para la celebración mutua de la incompetencia?, como dijo una escritora colombiana que cité en un post anterior), y el autor ha terminado empalado por tweets y comentarios en el Facebook con insultos y descalificaciones sin argumentos. Muchos de esos indignados no han leído, ni leerán, una línea de Julio Ramón Ribeyro o de César Vallejo, pero la simple crítica contra algo que representa ?lo peruano? es suficiente para encender antorchas y salir de cacería. Felizmente, también han aparecido lectores con la suficiente capacidad de argumentación, conocimiento y análisis para demoler el artículo demostrando no solo el error de su fundamentalismo liberal, y lo irónico de que la cita inexacta de Montaigne en realidad sostiene lo contrario a lo que el autor del artículo supone, sino lo desacertadas, en más de un aspecto, que resultan sus opiniones sobre Ribeyro y Vallejo. No solo sustenta una idea improbable, como decir que una obra puede dañar el subconsciente nacional, o prejuiciosa, como dar a entender entre líneas que los autores representativos deben escribir libros optimistas para favorecer la autoestima de sus países, sino que, además, ha leído de manera superficial y frívola los autores que menciona, y en especial a César Vallejo, quien está muy lejos de ser un derrotista incluso en cuentos (a mi modo de ver de mala calidad literaria) como el célebre ?Paco Yunque? que se menciona en el artículo. Y desde luego, tampoco lo es en poemas extraordinarios donde llama al despertar humano contra el dolor y la desesperanza, como ?Los nueve monstruos?, o poemarios que proponen el modelo de amor cristiano, aprendido de su madre, como piedra angular para la solidaridad universal, como España, aparta de mí este cáliz. Lo que no llega a entender Diego de la Torre es que todos los artistas crean sus obras a partir del descubrimiento de las fracturas del mundo. Mario Vargas Llosa ha explicado hasta el hartazgo que los escritores escriben para ?mejorar la realidad?, y que esa necesidad aparece cuando se quiebra la relación con el mundo y empieza una actitud crítica. La pregunta que se hace Zavalita al inicio de Conversación en la Catedral (?¿En qué momento se jodió el Perú??) es, por extensión, la pregunta que nos hemos hecho todos los que alguna vez nos hemos volcado a la escritura: ¿en qué momento se jodieron todas las cosas? Pero también los lectores de ficción son conscientes de esas fracturas y se hacen esas preguntas, para incomodidad de quienes preferirían lidiar con seres humanos sometidos y bovinos, que acatan cualquier orden establecido. Vargas Llosa nos recuerda que los gobiernos fundamentalistas, como las dictaduras o las colonias, prohiben las obras de ficción porque crean un espíritu crítico. Las aventuras del Quijote no se podían importar durante el Virreinato del Perú porque la historia de un jubilado que un día, justamente a causa de leer tantos libros, se subleva contra la mezquindad del mundo y decide ser un justiciero, podía crear mentes pensantes, discordantes, que luego se convertirían en subversivas. Es bizantino discutir si el Perú es un país lleno de fracasos y derrotas desde su origen como nación, y sus autores solo retratan ese estado permanente, o si son los autores los culpables de insertar en el peruano una idea distorsionada de su historia y de sus logros como país. Pero debe quedar claro que cuando César Vallejo escribe: ?Yo nací un día en el que Dios estuvo enfermo? no está expresando una idea derrotista sino su disconformidad frente al mundo, atestiguando que existe una idea de justicia implantada por un superior (llámese Dios o quien sea) contra la que se subleva. En ese poema la frase se reitera una y otra vez (de ahí el título ?Espergesia?) aumentando el nivel de indignación del poeta y llamando al lector a indignarse también. ¿Es eso un autor derrotista? Si desconocemos, además, el contexto en el que escribe su obra póstuma César Vallejo (quien vivía en París por entonces), es decir la época de la vanguardia, los años de entreguerra europea y la Guerra Civil española, de la que estuvo muy cerca, jamás entenderemos que mucho de lo que consideramos versos ?pesimistas? no son sino la respuesta a una época que produjo poemarios terribles y dolorosos como Caligramas de Apollinaire, Tierra baldía de TS Eliot o Residencia en la tierra de Pablo Neruda. El estilo de un autor es la suma de su visión particular, de su escuela literaria y de su época. El mérito de César Vallejo es advertirnos, en contra de la celebración ciega de la vida, el riesgo que acarrea esa ceguera: la gestación de un mundo a merced de las dictaduras y de los abusos contra la humanidad. César Vallejo murió en 1938, en París. ¿Es necesario recordar que Hitler inició su escalada de horror apenas unos años después? Estoy en contra de ese patriotismo de nuevo cuño que celebra solo victorias y cuya misión principal es elevar la autoestima de los ciudadanos. Tampoco acepto el oportunismo de expropiar caras de escritores y citar frases sin contexto (?Hay hermanos muchísimo que hacer?) para diseñar polos o billetes, y que sirven más como decorado para un folleto turístico que como inducción a la lectura o validación de un bien cultural. Hace 120 años nació César Vallejo y, por lo visto, la incomprensión que obtuvo de sus compatriotas contemporáneos (que lo hizo refugiarse en París y no regresar jamás) sigue vigente en este nuevo país puesto al servicio de la ?Marca Perú?. La poesía de César Vallejo, hermética, revolucionaria con el lenguaje, con un mensaje claro pero jamás condescendiente con el lector, sigue viva con el paso de los años y gracias a eso logra desmarcarse al mismo tiempo de quienes, como Diego de la Torre, quisieran convertirla en un slogan, y de sus irritados enemigos patrioteros de las redes sociales, lectores de tweets incapaces de dedicar quince minutos para intentar entender la profundidad humana y la genialidad de un poeta que es mucho más que un dibujo en una camiseta. * Lamento que este texto supere las 1,000 palabras ofrecidas.



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16 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Crisis en el mundo del libro

El vulnerable mundo editorial en crisis. Ilustración: Obra de Quint Buchholz. / VEGAP Una bomba (una bomba que se va soltando de a pocos, cada cierto tiempo una nueva explosión aparece en los diarios: una peligrosa astilla que siempre queda flotando en el aire) es la que ha soltado Winston Manrique Sabogal en El País. ¿Qué va a suceder en el mundo del libro en medio de la crisis económica que afronta Europa? Dice la nota central:

El ecosistema del mundo del libro y la lectura está en riesgo. El panorama de recortes es un problema nuevo y determinante que se suma a otros tres al irrumpir en el cambio de paradigma: la crisis económica global por lo que tiene que ver directamente con el bolsillo del lector-comprador y los reajustes empresariales en editoriales o librerías; la reinvención apresurada del sector hacia la convivencia de un mundo dual, analógico y digital, que conlleva en sí mismo muchas transformaciones y traumas; y el duelo competitivo al que se enfrentan las editoriales en España con las empresas globales que han desembarcado aquí. Son aspectos que han alterado la cadena de valor del libro, jubilado un modelo de negocio centenario, amenazado con empobrecer la producción académica y científica y, sobre todo, puesto en peligro la continuación del hábito lector y su retroceso en un país con cifras bajas (apenas un 45% dice leer semanal o mensualmente, en contradicción con la alta cifra de publicaciones: 80.000 títulos al año). La inquietud sobre esta crisis en el mundo del libro, más allá de cualquier efecto inmediato como del 10% menos en las ventas, tiene que ver con su proyección a mediano y largo plazo. Porque si bien es cierto que la industria editorial es en su gran mayoría privada, las ayudas y subvenciones están dirigidas, especialmente, a renglones que buscan el fomento, la divulgación y la promoción de la lectura, es decir, de creación de nuevos lectores, de personas que con su lectura compren libros y por tanto dinamicen el sector. Y, ahora mismo, lo que estaría más en riesgo con los recortes son las bibliotecas, las campañas de lectura y los diferentes encuentros, ferias y citas literarias. A todo ello se suma la piratería digital, la unificación del IVA al del papel, que es del 4% mientras el digital es del 18%, y los riesgos de posiciones monopolísticas. El sector del libro es el punto por donde cruzan los actuales caminos peligrosos o llenos de incertidumbres o poblados de miedos agazapados que han surgido en los últimos tiempos.

Además, editores, distribuidores, libreros y revistas culturales relatan cómo afrontan la crisis y proponen alternativas. También se menciona el problema de las bibliotecas que, al igual que las librerías, empiezan a cerrar. Y un video-entrevista del editor de Hiperión, Jesús Munárriz, donde dice que no le queda muy claro si el libro electrónico será la solución. Mientras tanto, Manrique Sabogal hace un apunto del oscuro futuro que le espera a los autores:

De las incertidumbres e inquietudes de todo lo que rodea a la cultura no escapan los autores. ?La idea de la cultura como lujo sobrante conduce a la pérdida de la dignidad del ser humano?, sentencia Antonio Gómez Rufo, vicepresidente de la ACE (Asociación Colegial de Escritores de España). Una premisa que para el autor de libros como El secreto del rey, sirve para entender lo que está pasando. ?Si bastante grave es la integración de la Cultura en un ministerio multidisciplinar, aún más es la desaparición de la Dirección General del Libro y su inclusión en Industrias Culturales, que parece privilegiar al sector industrial (a las grandes editoriales) y seguramente suprimir las ayudas a la traducción y a la difusión exterior de la obra de los autores españoles. Además, la supresión anunciada de fondos para Bibliotecas y Archivos, con la promesa de dedicar esos fondos a la cinematografía, desatiende la necesidad ciudadana de lectura, pone fin a las campañas de Fomento de la Lectura y abandona la recuperación y conservación del patrimonio archivístico español, con la excusa de que ese dinero irá al apoyo público al cine desde la Administración, que finalmente tampoco es cierto? A todo ello, añade Gómez Rufo, hay que sumar el cambio de modelo de negocio editorial inminente con la digitalización de obras, la ofensiva de los e-books, los precios de venta de descargas digitales a precios excesivos y la crisis global, ?el futuro del libro no es optimista. La industria podrá sortear la crisis, tal vez, pero los creadores quedan otra vez, desprotegidos. Justo en el momento en que el índice de lectores en España sobrepasa el 60%, los que al menos leen una vez año, es decir, cuando el esfuerzo por la difusión de la lectura había empezado a dar sus frutos?. Todos comprenden la delicada situación de la economía, a la que la cultura es muy permeable, y los ajustes que se deban hacer, pero invitan a al Gobierno y a las instituciones que suelen apoyar la cultura a que, como dice Manuel Ortuño de la Asociación de Revistas Culturales (ARCE), reflexionen sobre la idea de un país en penurias económicas y a su vez desolado creativamente, sin impulsar sus manifestaciones artísticas, que aunque parecen cuestiones menores, comparados con la salud o la educación, no lo son tanto porque dicha presencia y motivación mantienen vivo el interés por el propio país y psicológicamente ayuda a sobrellevar mejor los malos momentos. ?Si hoy las prioridades absolutas pasan y deben pasar por políticas activas el empleo, la sanidad y la educación, las políticas públicas en I+D y cultura son imprescindibles a corto y medio plazo, especialmente en un país de las características del nuestro, donde la cultura tiene un papel predominante en todos los órdenes. Desde el punto de vista público y privado, la cultura es un elemento fundamental de cohesión social, política y territorial?.



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15 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Un alma tierna que dispensa daño

Fans canadienses de Messi en Montreal. Foto: Austin H. Kapfumvuti Mi nuevo post en VANO OFICIO en El País es una reseña del libro Messi de Leonardo Faccio.

Para muchos lectores y críticos literarios, los cronistas latinoamericanos, los autores de no ficción, representan la mejor literatura que se origina en esta parte del mundo. Y aunque es cierto que la crónica convoca autores extraordinarios (varios de ellos reunidos en un par de antologías recientes) también lo es que a veces nos encontramos con demasiado ruido para pocas nueces. Me ha sucedido que una crónica, cuyo título o resumen me hace agua la boca, termina defraudándome como esos juguetes chinos a baterías que a veces me pide mi hijo: los primeros diez minutos funcionan, las luces y el sonido crean expectativa, si es un helicóptero vuela y si es un robot camina, pero luego fallan irremediablemente y una hora más tarde los encuentro arrojados en una esquina y sé que no tendrán más vida que esos prometedores diez minutos iniciales. Ambicionaba la biografía de Lionel Messi tanto como mi hijo uno de esos juguetes. Ver la carátula del libro que Debate le ha publicado al argentino Leonardo Faccio, después de leer el avance que apareció en Etiqueta Negra, me generó una felicidad anticipada. Pero cuando terminé de leerlo, supe que este artefacto chino iba a quedar arrimado en un rincón del librero. No voy a decir que me aburrió, porque nada que esté relacionado a Messi me puede aburrir, pero sí que no llenó mis expectativas. Faccio no es un mal cronista y ha hecho bien su tarea, así que cabe preguntar ¿qué puede haber ocurrido para que el libro no despertará más que un mediano y decreciente interés en un fanático del fútbol, y de Messi en particular, como yo? El libro tiene como eje tres momentos claves de la relación del cronista con su personaje: una entrevista de no más de diez minutos en el 2009, un comercial de televisión para botines Nike (2010) y la ceremonia de entrega en el 2011 del último Balón de Oro a Messi. Salvo en la entrevista, Faccio no logra interactuar con el futbolista. E incluso en la entrevista, lo que consigue de él son apenas algo más que monosílabos. Desde luego, la vida de Messi no está exenta de situaciones polémicas, aunque la mayoría de ellas bastante conocidas para quienes lo seguimos. Así, comparecen en la crónica un agente que ha sido borrado del mapa y está en juicio con la familia por estafa; la oveja negra de la familia (el segundo hermano agresivo y probablemente metido en drogas); la idealizada abuela materna muerta que lo llevaba a los entrenamientos y a quien Messi le dedica los goles; otros abuelos, los paternos, ancianos y pobres, olvidados en su tienda barata armada en un barrio de mal aspecto; una perdurable novia de infancia; los amigos de barrio que no triunfaron en el fútbol; un doble que Messi ningunea porque ha adquirido mucha fama a costa suya; la historia de las inyecciones para superar un problema de crecimiento; los difíciles años iniciales en Barcelona donde convive solo con su padre; sus primeros triunfos y sus primeros contratos millonarios; los chismes sobre escapes con vedettes o fanáticas. Por otra parte, Faccio insiste en subrayar la paradoja (que no es tal) de que el Messi que bate todos los récords futbolísticos con tan solo 24 años, sea un chico tranquilo, que rehuye las miradas, que prefiere las siestas a las discotecas, que pasó desapercibido en su infancia, que era mal estudiante, que no lee, que la TV lo aburre, que llora en el camerino cuando pierde, que es fóbico social y que no tiene la pasta de líder que le reclaman. ?El chico que siempre llegaba tarde, y hoy es el primero? reza el subtitulo y sobre esa frase gira, insistentemente, toda la crónica. Un genio autista, dice Faccio, un líder silencioso. Y el problema es, justamente, ese silencio. A diferencia de Maradona, que podría llenar decenas de biografías, Messi no es un personaje épico ni dramático, y es apenas lírico. No tiene un gran conflicto en su vida (que no juege bien con la camiseta Argentina solo es un conflicto para los argentinos) así que como argumento es pobre. Por más esfuerzos que hace Faccio para hacernos creer que estamos ante una historia interesante, compleja y con matices, lo cierto es que no ha logrado sacar a Messi de lo rutinario y lineal que es su biografía: la historia de un chico que siempre quiso jugar al fútbol, que se esforzó para lograrlo y lo logró. Lo extraordinario es que Messi es un genio comparable solo a los más grandes, Pelé o Maradona. Pero eso se ve en la cancha, no en su anodina vida. ¿Vale la pena escribir la crónica de un personaje así? No, salvo que el cronista sea un mago que saca conejos improbables de una chistera ya conocida (pienso en Caparrós o en Villoro), y tal no es el caso del correcto pero intrascendente Faccio. Resulta mucho más interesante narrar un partido de Messi que contar su biografía. Por ello, la frase más atractiva del libro es una cita que Faccio traduce de una crónica deportiva de The Guardian, luego de que el Barcelona le ganara la última Champions League al Manchester United con gol de Messi. El cronista inglés lo califica como: ?un alma tierna que dispensa daño?. Esas seis palabras resumen de manera más precisa, forman una imagen más viva y retratan mejor al personaje, que todo este atado de naderías con que Leonardo Faccio se empeña en convencernos de aquel chico que cuando gana su tercer Balón de Oro consecutivo afirma que no tiene nada que decir, en realidad sí tiene algo que decir fuera de las canchas.



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14 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Listas: la lista de Orwell

George Orwell Como he dicho muchas veces, me encantan las listas. Y gracias a unos amigos del FB he descubierto este blog en inglés (Lists of Note) dedicado, simplemente, a recuperar las listas de lo que sea de una serie de personajes (muchos de ellos escritores). Cada cierto tiempo voy a poner alguna de estas listas, que me parecen magistrales. Hoy, para comenzar, una lista de George Orwell con seis reglas para escritores. La lista fue publicada originalmente en Politics and the English Language. Never use a metaphor, simile, or other figure of speech which you are used to seeing in print. Never use a long word where a short one will do. If it is possible to cut a word out, always cut it out. Never use the passive where you can use the active. Never use a foreign phrase, a scientific word, or a jargon word if you can think of an everyday English equivalent. Break any of these rules sooner than say anything outright barbarous.



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13 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Donde todo se termina abre las alas

Barnett Newman ASÍ SEA El día queda atrás, apenas consumido y ya inútil. Comienza la gran luz, todas las puertas ceden ante un hombre dormido, el tiempo es un árbol que no cesa de crecer. El tiempo, la gran puerta entreabierta, el astro que ciega. No es con los ojos que se ve nacer esa gota de luz que será, que fue un día. Canta abeja, sin prisa, recorre el laberinto iluminado, de fiesta. Respira y canta. Donde todo se termina abre las alas. Eres el sol, el aguijón del alba, el mar que besa las montañas, la claridad total, el sueño. Blanca Varela El día de ayer, 12 de febrero, se cumplió un aniversario más de la muerte de una de las más grandes poetas de lengua castellana, Blanca Varela. Este poema va como homenaje a ella.



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13 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Goytisolo, premio Formentor

Juan Goytisolo Es imposible no recordar el premio Formentor de los años 60, que lo entregaba un famoso hotel en Mallorca. El Premio Formentor, que tiene como antecencedente a galardonados como Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Juan García Hortelano, Jorge Semprún, Saul Bellow y Witold Gombrovicz, cobró el año pasado nueva vida al ganarlo Carlos Fuentes. Ahora, este 2012 le fue entregado hoy a Juan Goytisolo por el conjunto de su obra, que incluye no solo las novelas sino los ensayos. Dice la nota en El País:

Un jurado reunido en México acaba de concederle el Premio Formentor de las Letras al conjunto de su obra. Pocas veces las circunstancias habrán subrayado tan claramente el carácter extraterritorial ?y casi intempestivo- de un escritor. Presidido por Carlos Fuentes, ganador de la edición del año pasado, y formado por los escritores Sergio Ramírez, Bárbara Jacobs, Julián Ríos, Basilio Baltasar, Jorge Volpi y Patricio Pron, el jurado ha premiado a Goytisolo ?por la renovación estilística y por la maestría de su incomparable dominio expresivo?. También ha incidido en su ?independencia de criterio? y en su labor como ?interlocutor entre la cultura europea y la cultura islámica como intelectual que ha ayudado a modelar la conciencia de un Mediterráneo agitado por numerosos conflictos pero fundado sobre el patrimonio común de judíos, moros y cristianos?. El Formentor -que se suma a premios como el Octavio Paz (2002), el Juan Rulfo (2004) o Nacional de las Letras Españolas (2008)- reconoce tanto la obra narrativa de Juan Goytisolo ?que incluye clásicos contemporáneos como Señas de identidad o Makbara- como su trabajo ensayístico ?de Contracorrientes a Crónicas sarracinas- . Una y otro son fruto del inconformismo de su autor: respecto a su propia obra y respecto a una lectura unívoca de la tradición española marcada artificialmente por la pureza de sangre. ?Cada cual debe buscar su camino. Desconfío mucho de las clasificaciones de los profesores, de las generaciones. Cada escritor es una anomalía. Alguna vez me han dicho que era un escritor raro y siempre pienso que Cervantes se define a sí mismo como raro inventor. La literatura es el dominio de lo raro. Un creador ha de ser consciente de que hace algo nuevo. Si no, no merece la pena escribir. Aunque te arriesgues a la incomprensión?, declaró el escritor a este periódico cuando en 2008 se publicó su, hasta ahora, última novela El exiliado de aquí y allá (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, el sello en el que se están publicando también sus obras completas). (?) Esa trayectoria es la que acaba de reconocer el jurado del Premio Formentor, un galardón que el año pasado renació con el nombre del galardón que en 1961 impulsó la editorial española Seix Barral con la colaboración de una decena de sellos extranjeros. Aquella distinción tenía dos modalidades: el Prix International de Littérature y el Premio Formentor. Uno reconocía a un autor de resonancia mundial: Beckett y Borges abrieron un palmarés que luego engrosarían Saul Bellow y Witold Gombrowicz . El otro se concedía a una novela presentada por alguno de los editores convocantes y luego era publicada por todos los demás. Fue el caso de Juan García Hortelano o Jorge Semprún.



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12 de marzo de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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La Feria Internacional del Libro de Trujillo

Plazuela El Recreo, antes de que se arme la Feria Internacional del Libro. Luego de un viaje reprogramado, al fin me encuentro en Trujillo para participar de la Feria Internacional del Libro que organiza la Cámara Peruana del Libro. Las actividades que realizo empiezan hoy en La Plazuela El Recreo y el Auditorio José Watanabe. Aquí el itinerario: SABADO 10 4:00 pm Moderaré la Mesa Redonda Nueva Narrativa Latinoamericana con la participación de Natalia Moret (Argentina), Juan David Correa (Colombia) e Irma del Águila (Perú) 8:00 pm Presentaré mi libro Un sueño fugaz (Anagrama) DOMINGO 11 6:00 pm Presentaré el libro de la escritora argentina Natalia Moret, Un periodista en apuros (Mondadori)



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10 de marzo de 2012
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