Leer en verano Mientras que Antonio Muñoz Molina recomienda leer Casa desolada de Charles Dickens...
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Iván Thays es escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro".
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AIRE DE DYLAN.- Enrique Vila Matas lee un fragmento y habla sobre su novela Aire de Dylan (Seix Barral 2012) para Letras de Vanguardia en Revista de Letras
Marilyn Monroe lee en jeans mira más Famosos Leyendo en ?Mira quién lee? en Pinterest.
William Faulkner “Creo que está bien, quizás sea lo bastante buena para que deje de escribir libros, aunque es probable que no lo deje todavía.” Eso es lo que escribe William Faulkner a uno de sus editores luego de enviarle la novela La fábula. Y no, no fue lo bastante buena para que Faulkner deje de escribir. Nada lo fue. Murió escribiendo. En el 50 aniversario de su muerte, Alfaguara ha publicado sus Cartas escogidas y es una delicia. Un campechano, nada que ver con el autor del pomposo discurso del premio Nobel. En un dossier en “El País” nos regalan algunas cartas. Además, comentan la relación de William Faulkner con el cine. Fue autor de varios libretos, en especial para Howard Hawks (El sueño eterno, Tener y no tener, Tierra de faraones, El camino de la gloria y Vivimos hoy), fue amigo de algunos actores como Humphrey Bogart y algunas de sus obras fueron adaptadas al cine, como El largo y cálido verano (1958) de Martin Ritt. Por otra parte, le han pedido a seis escritores en lengua castellana (Ana María Matute, Ana María Moix, Marcos Giralt Torrente, Luis Landero, Juan Gabriel Vásquez y Javier Marías) que den unas palabras claves en el universo Faulkner. Aquí algunas de esas respuestas:
LOS PERSONAJES Marcos Giralt Torrente El sino de los personajes de Faulkner se siente y se vive, desvalidos, solitarios, criminales, inocentes, marginales, corruptos? Para entenderlos, Marcos Giralt Torrente sugiere imaginar por un momento que Dios existe y que conoce el desino de todas sus criaturas. Los personajes de Faulkner, dice el escritor, están predestinados de la misma manera: ?su pasado o el grupo social al que pertenecen dictan su futuro, pero, como la mayoría ni siquiera es conscientes de ello, la aparente pasividad con que lo aceptan no es elegida, sino apenas una huida hacia adelante (una huida solo de vida) que resulta especialmente fértil a la hora de poner en un primer plano las aristas de la condición humana?. Dos de sus novelas preferidas son El ruido y la furia y Mientras agonizo. EL LADO OSCURO Ana María Matute Más allá del mal emponzoñado que se percibe en las narraciones, para Ana María Matute es el mejor escritor que ha sabido imbricar una atmósfera especial con los odios y amores familiares, sentimientos anudados cuyo influjo contamina todo a su alrededor. ?Describe como nadie el lado oscuro del ser humano, lo turbio e inquietante que puede haber en él?, arrostrado con un lenguaje ?inconfundible por su fuerza y con un torrente que parece que no se acaba nunca?. Para Matute, el escritor ejerce una especie de embrujo sobre el lector al saber mezclar el misterio y la realidad sin llegar a ser fantástico, incluso con las acciones en apariencia vulgares pero que va desvelando poco a poco. Una de sus obras preferidas es Luz de agosto. EL ESTILO Javier Marías La fuerza extraordinaria de Faulkner está en su estilo, afirma Javier Marías. Un estilo que, agrega, lo emparenta con Proust, que ha sido una de sus influencias, y con Henry James. Lo que lo distingue de ambos ?son sus párrafos largos, como si surgiera a borbotones hasta el punto de que es menos respetuoso con la sintaxis que ellos; como si a veces dijera: ‘la sintaxis no me importa’. Incluso lo llegó a decir: ‘Si meto tanto en un solo párrafo es porque no sé si voy a llegar vivir al siguiente’. Esa exuberancia borbotónica da a su estilo una fuerza que atrapa y convierte cada página en una suerte de oleada que atrapa al lector y que nadie jamás, ni antes ni después de él, se aproxima a esa prosa?. Para Marías, se trata de un autor más rupturista que el propio Joyce, ?que es más deliberadamente rupturista, en Faulkner todo parece más natural?. ¿Una obra? Las palmeras salvajes.
El libro electrónico afectado por “paquetazo” español. Ayer de dio un “paquetazo” en España, con medidas económicas dispuestas a conseguir un mayor ahorro. Entre las medidas, la más preocupante para los que no vivimos en España es la subida del IVA (lo que en el Perú sería el Impuesto General a las ventas), que va del 18 al 21%. ¿Afectará eso al libro? No al libro impreso, que en España se mantiene bajo el régimen de impuesto superreducido (4%), pero sí al libro electrónico, el gran castigado y peor tratado del mundo editorial español. Algunas empresas han decidido no subir el precio y asumir el costo. ¿Cuándo entenderán que el libro electrónico es el futuro? Dice la nota:
Diversos representantes de la industria cultural advirtieron este jueves de los “dramáticos” efectos que la subida del IVA tendrá sobre el sector, a excepción de los libros en papel y periódicos, que mantendrá su tipo superreducido del 4%, ya que el aumento de precios alejará aún más a un público sumido en la crisis (…) Y es que los diferentes sectores de la cultura abarcan los tres tipos de IVA: el superreducido para libros, periódicos y revistas (que no experimenta subida y se mantiene en el 4%), el reducido para cine, teatro o espectáculos en vivo (que sube del 8 al 10%) y el general que se aplica a música grabada, videojuegos y libros electrónicos (que aumenta del 18 al 21%). (…) Frente a la relativa buena noticia que para el sector editorial ha supuesto el mantenimiento del IVA superreducido en el 4% para libros en papel y periódicos, la “contrapartida triste” ha sido el aumento de este impuesto del 18 al 21% para el libro electrónico, según ha señala Antonio María Ávila, director de la Federación de Gremios de Editores de España. Y es que además del incremento del impuesto para los libros electrónicos, los editores han visto como la Comisión Europea ha abierto un procedimiento de infracción contra Francia y Luxemburgo por aplicar un tipo de IVA reducido a los libros electrónicos, algo que para Bruselas va en contra de las normas comunitarias. Ante esta situación, B de Books, el sello digital de Ediciones B ha anunciado hoy que no subirá los precios de sus libros electrónicos a pesar del aumento del IVA de tal forma que la editorial asumirá este coste extra.
Sergio Pitol. Foto: Samuel Sánchez. Me alegra mucho ver una entrevista en El País al maestro Sergio Pitol, un autor notable no solo por su obra y su generosidad, sino por su modo de entender la literatura y el compromiso literario. En esta entrevista se comenta la iniciativa de la Universidad Veracruzana (la Biblioteca de la Universidad, con 52 títulos elegidos por él y que se regalan a los alumnos) que tiene libros absolutamente espléndidos (algunos de los cuales me traje a Lima luego del Hay festival Xalapa del año pasado). En la entrevista también comenta Pitol los sucesos políticos actuales en México y Peña Nieto, quien en la FIL Guadalajara no pudo nombrar sus tres libros favoritos (el comentario viral más intenso que he visto en Twitter y en Facebook). Dice la nota:
El autor dirige la colección Biblioteca del Universitario, un compendio de 52 libros (hasta ahora se han publicado 45) que se distribuyen gratuitamente entre los alumnos de la Universidad Veracruzana y que se pueden adquirir por unos 35 pesos (poco más de 2 euros). ?La lectura no debe ser elitista?, explica en el centro de Madrid. El escritor, un niño enfermizo que pasó postrado en la cama buena parte de su infancia ?lo que lo convirtió en un voraz lector?, habla con dificultad por una embolia. Pero eso no quiere decir que no se sepa expresar. Se interesa, sonríe, bromea, pregunta y se indigna. A la mañana siguiente de la elección presidencial en México, que dio por ganador al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Enrique Peña Nieto, el narrador comenta que la vuelta del PRI al poder (que mantuvo en México un régimen hegemónico entre 1929 y 2000) es un síntoma ?preocupante?. ¿Es igual que el PRI de antaño?, se le pregunta. ?¡Es peor!?, exclama. ?No ha cambiado. Es el mismo: dinero, corrupción, impunidad… Es más peligroso, porque finge que es otro y no es así?. La anécdota de que el presidente electo de México no puede citar tres libros que ha leído (como ocurrió en la Feria del Libro de Guadalajara en noviembre del año pasado y en una entrevista con The New York Times meses después) le indigna. ?Por eso es tan importante que haya un mayor acceso a los libros?, comenta. Pitol lamenta que los 12 años de Gobiernos del conservador Partido Acción Nacional han dejado muy pocos frutos en la difusión de la cultura en México. ?Han cerrado bibliotecas, hizo falta un plan integral y los apoyos son cada vez menores?, comenta con tristeza. ?La cultura es una lucha contracorriente?. Aun así, habla con emoción del movimiento Yo soy 132, que agitó las elecciones mexicanas. ?Se han superado etapas mucho más difíciles: la represión sistemática, la censura… Lo único que se puede hacer para seguir adelante es no dejarse llevar por el derrotismo y trabajar?. (…) Estudiante en Italia, traductor en China y España, profesor universitario y diplomático en seis países, a Pitol parece interesarle más hablar de lo que lee, edita y traduce que de lo que escribe. Menciona los títulos de la colección: ?Hay de todo, no solamente literatura. También sociología, historia, filosofía…? o de su afición por la literatura polaca (fue uno de los primeros traductores en acercar la obra de escritores polacos a los lectores hispanohablantes). Decía Juan Villoro que la literatura de Pitol está marcada por ?la búsqueda de lo otro? y no le falta razón. Pitol alude a sus obras (como El Mago de Viena, un libro con tintes autobiográficos difícil de encajar en un solo género literario) como el inevitable producto de tanto viaje y lectura, como si aquello fuera un accidente. ?Viajé mucho. Iba a museos. Para escribir hay que ser muy curioso?. Aconseja la lectura como un médico recomienda una terapia (?Hace faltan lectores para tanto escritor?) y urge a sus alumnos a escribir. Le gusta definirse como un profesor-escritor. Y cuando se le recuerda que es uno de los cuatro mexicanos que ha ganado el Premio Cervantes de literatura (en 2005), el más prestigioso en habla hispana, responde con una naturalidad difícil de fingir. ?Ah, sí?.
ilustración: Maximimilam Bode Michael Cunningham fue uno de los tres miembros del jurado que escogió la terna de obras de ficción para el premio Pulitzer 2012. La terna estaba conformada por Train Dreams de Denis Johnson, El rey pálido de David Foster Wallace y Swamplandia de la joven Karen Russell. Como todos sabemos, el premio fue declarado desierto. En The New Yorker, Cunningham cuenta en dos partes la historia del premio. Primero, describe los pormenores de cómo escogieron las tres novelas que integraron la terna y las razones por las que rechazaron algunas otras que tenían enorme valor con algunos “pero”. En la segunda parte del artículo, aunque afirma que no puede saber por qué fue declarado desierto, ya que las actas son secretas, lanza un cuestionamiento a la posibilidad de juzgar una obra contemporánea mejor que la otra. Comenta varios casos notables de libros que no ganaron el Pulitzer (El sonido y la furia de Faulkner, Catch22 de Heller, El guardián entre el centeno de Salinger y El Gran Gatsby de Scott Fitzgerlad entre ellos) y termina declarando “Estamos obligados a dejar que las generaciones futuras a tomar las decisiones más definitivas”. Los responsables de la terna, como el jurado del Pulitzer o cualquier jurado de un concurso, siempre está buscando el Gran Libro (“We kept waiting for the Big Book” dice). Y a veces no está entre nosotros, y a veces no sabemos reconocerlo. Esa podría ser la conclusión. Dice:
The search for a significant new book, an enduring book, is, in short, a crapshoot, and, as is true of all gambles, the odds favor the house over the player. I like to think that history will vindicate all three of our choices; that someone like me will someday be appalled to learn that ?The Pale King,? ?Train Dreams,? and ?Swamplandia!? were all passed over in 2012. There is, however, no telling. We may be castigated by future generations for failing to nominate a book we dismissed early on, because it struck us as trivial or overwritten or sentimental. Which is probably one of the reasons those of us who love contemporary fiction love it as we do. We?re alone with it. It arrives without references, without credentials we can trust. Givers of prizes (not to mention critics) do the best they can, but they may?they probably will?be scoffed at by their children?s children. We, the living readers, whether or not we?re members of juries, decide, all on our own, if we suspect ourselves to be in the presence of greatness. We?re compelled to let future generations make the more final decisions, which will, in all likelihood, seem to them so clear as to produce a sense of bafflement over what was valued by their ancestors; what was garlanded and paraded, what carried to the temple on the shoulders of the wise. A literary prize is, at best, one way of drawing readers to a book that deserves more serious attention than it might have gotten without a prize. A faulty track record doesn?t invalidate the attempt to say, annually, to anyone who might be listening, ?You really should read this one.? Which is why the committee?s decision to withhold the prize entirely is so unfortunate. An American writer has been ill served and underestimated. Readers have been deprived of what might have been a great literary discovery or might have offered them the bittersweet but genuine satisfaction of saying, ?Really? That book? What were those people thinking of??
Eduardo Martín Ruiz Sosa El escritor mexicano afincado en Barcelona, Eduardo Martín Ruiz Sosa, quien ya había ganado con su primer libro el premio Inés Arredondo, ha sido el ganador de la primera beca Han Nefkens que premia un libro aún no terminado con dinero para que pueda concluirlo. ¿Mecenazgo literario en tiempo de crisis? Se sorprende gratamente El País. Claro, por qué no. La beca cuenta con el auspicio de la Fundación Han Nefkens, en colaboración con el Máster Universitario en Creación Literaria del IDEC-Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y con la editorial Alfabia. Es para autores en castellano nacidos luego de setiembre de 1978. Dice la nota:
Unos personajes tratan de rememorar su pasado en un fragmento narrado como si fuera un tratado de anatomía. Este es el planteamiento que más ha convencido a los organizadores de la Primera Beca Han Nefkens, dirigida a jóvenes promesas de la literatura en lengua castellana, que han fallado a favor del escritor mexicano afincado en Barcelona Eduardo Martín Ruiz Sosa (Culiacán, Sinaloa, 1983), y su “Anatomía epistolar de la memoria”. La editorial Alfabia junto con la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y la fundación Han Nefkens han desarrollado el proyecto de la beca que pretende fomentar la creatividad y que resulta ingeniosa en sí misma. La premisa: encontrar un escritor joven, nacido a partir de 1978, pero con experiencia sobre el cual poder ejercer un mecenazgo moderno; pues si la crisis agudiza el ingenio, de algún modo se ha de aprovechar, aunque sea invirtiendo más en ello. Se presentaron 202 proyectos y quedaron 18 finalistas. Por eso la Primera Beca Han Nefkens, premia un trabajo inacabado para que su autor pueda terminarlo en un máster de creación literaria impartido en la UPF. Martín Ruiz Sosa ha reconocido que en España debería haber “mucho más apoyo” para los artistas. “En México existen programas de beca para músicos, pintores, actores y no solo jóvenes, que si bien no son muy grandes económicamente, si son más constantes”, resalta. A muchos les podía sonar raro que las bases pidieran expresamente presentar tan solo un fragmento de una obra futura. El escritor mexicano Juan Villoro, miembro del jurado junto a Ignacio Vidal Folch y Lourdes Iglesias y profesor del máster explica el porqué: “En el mundo de las artes plásticas es muy frecuente premiar una propuesta para una pieza creada ex profeso para una exposición.” De esta manera se da al escritor la oportunidad de contar con el asesoramiento de escritores conocidos para terminarla. “Es un proyecto de novela. De cada uno leíamos la cuarta o tercera parte de un libro. Ellos entregaban manuscritos de lo que sería más un proyecto de estructura, personajes, etcétera.”, cuenta Villoro. La convocatoria, atípica, ofrece un premio no menos atípico. Además de conseguir una plaza en el máster, al ganador se le otorga algo parecido a un sueldo de 1.300 euros mensuales con el que instalarse en Barcelona, donde se desarrolla el curso. Como colofón, la novela o un libro de relatos que resulte, será publicada y difundida por la editorial Alfabia, tal y como expone su editora e impulsora de la idea, Diana Zaforteza. Al teléfono, Martín Ruiz Sosa reconoce que por motivos prácticos, su carrera profesional se ha desarrollado en el campo de la ingeniería, pero defiende su vocación de escritor. Ya ha publicado un libro de cuentos, ‘La voluntad de marcharse’, y demuestra su ilusión por compartir su actividad creativa con escritores de renombre. “Villoro es un escritor que yo respeto muchísimo, que en México se le respeta muchísimo y me entusiasma la posibilidad de trabajar con el, mas que el hecho de que me haya leído.”
El libro de Faulkner con 14 colores Hace una semana, comenté una carta de William Faulkner a su editor, donde se lamentaba que no existiera tintas de diferentes colores para editar El sonido y la furia (y evitar algunas confusiones de tiempo y personajes al lector). Pues al parecer la editorial The Folio Society ha tomado en serio el pedido. Me entero de eso en el blog “Papeles perdidos”, en la entrada Letras en 360° de Virgina Collera. Dice:
Más de ochenta años después de su publicación, y aprovechando la efeméride del 50 aniversario de la muerte de William Faulkner, The Folio Society ha publicado El ruido y la furia exactamente como el escritor quería: a todo color. El libro, que narra la decadencia de la familia Compson, tiene muchos saltos temporales y a Faulkner le hubiera gustado utilizar distintos colores para que el lector no se despistase con tanto vaivén cronológico. En 1929 el estadounidense escribió: “Ojalá la edición estuviese más avanzada para usar tinta en color… Me guardaré la idea para cuando se haga mayor”. Faulkner se tuvo que conformar con utilizar la cursiva para distinguir los distintos periodos temporales pero, por fin, en 2012, The Folio Society, a sugerencia de uno de sus miembros, ha trabajado durante un año con dos expertos en la obra de Faulkner, Stephen Ross y Noel Polk, para editar esta colorida versión de El ruido y la furia. (vía The Guardian y The Folio Society)
Petros Márkaris Hay vida después de los clásicos, afirma María Antonia Sánchez-Vallejo, aunque su afirmación parece más una pregunta en el diario El País. Está hablando de Grecia, antes la cuna de la cultura y la literatura occidentel, y hoy una tierra donde sobran dedos de las manos para contar a los escritores importantes. Uno de esos nombres actuales es el de Petros Márkaris -lo recordarán de la Euroliteraria 2012-, autor de novelas policiales que edita en castellano Tusquets, y guionista del gran cineasta griego, recientemente desaparecido, Theo Angeloupolus. Enric González lo entrevista extensamente para El País. Dice:
PREGUNTA. En Atenas se escuchan frases durísimas contra los alemanes. ¿Cómo vive usted, un hombre de cultura germánica, ese desencuentro tan peligroso para toda Europa?
RESPUESTA. Cuando llegué a Grecia me preguntaba cómo era posible que los griegos acogieran a los alemanes, sus antiguos ocupantes, con los brazos abiertos. Mejor que a quienes les liberaron, los británicos y los estadounidenses. Y de repente llegó la crisis. En parte por nuestro empecinamiento, en parte porque los alemanes no muestran la menor comprensión, la relación ha quedado destruida. Los alemanes parecen haber olvidado que nunca pidieron disculpas por la ocupación. Lo hicieron con otros, no con los griegos. En la inmediata posguerra, el embajador de Alemania Federal en Grecia informó a su ministerio de que no hacía falta pedir disculpas porque los griegos estaban muy ocupados con su guerra civil y habían olvidado lo otro.
P. ¿Era verdad eso?
R. Era falso, evidentemente. Ahora la historia nos está atrapando, y de muy mala manera. (…)
P. ¿Cómo se le ocurrió empezar a escribir sobre un policía?
R. Entre 1991 y 1993 estuve escribiendo guiones para una serie de televisión llamada Anatomía del crimen. Tenía un enorme éxito, pero al principio de la tercera temporada me sentía exhausto. Quería parar y los ejecutivos de televisión me presionaban para seguir. Llegué con ellos a un acuerdo: iba a escribir los cuatro primeros meses de la nueva temporada, y luego lo dejaría. Estaba con esos episodios cuando empecé a sentir la presencia de una familia, padre, madre e hija. Cada mañana, cuando me ponía a escribir, estaban ahí. Era una familia griega muy normal, ni ricos ni pobres. Yo no quería saber nada de ellos, solo que desaparecieran de mi cabeza. Me complicaban el trabajo. Pero el hombre, el padre, era realmente insistente. Estaba ahí cada mañana. Era una tortura que no me dejaba escribir. Entonces decidí que si él me torturaba a mí, yo le torturaría a él. Para empezar, le hice policía, un policía que participó en las torturas durante la dictadura. Así nació Jaritos.
P. Usted será lector de novela negra.
R. Desde siempre.
P. ¿Cuáles son sus preferencias?
R. Cuando empecé, mis referencias eran las novelas británicas y estadounidenses. Siempre preferí las estadounidenses, por el fondo social. Los enigmas policiales no me interesan demasiado. Cuando empecé a escribir la serie de Jaritos y comprobé que la novela policial podía ser novela política, me asomé al panorama literario europeo. Descubrí a Manuel Vázquez Montalbán, a Leonardo Sciascia? Mi generación fue muy politizada, por lo que me interesaba hablar de política. Y en ese sentido, Montalbán era un gran modelo.
P. ¿Se siente parte de algún tipo de corriente literaria mediterránea?
R. Sí. El sur produce una novela policial específica. Para empezar, tiene un alto contenido social y político. Otra característica es su relativa ausencia de brutalidad, en comparación con la novela policial nórdica. Supongo que tiene que ver con el hecho de que el sur ha tenido que enfrentarse, política y socialmente, con la brutalidad: dictaduras, fascismos, mafias? Un escritor sueco, en cambio, tiene que demostrar que no todo es idílico en su sociedad y por eso recurre a la violencia. El tercer factor, muy importante, es la cocina. Pepe Carvalho, o el Montalbano de Andrea Camilleri, o el propio Jaritos, aman comer bien. Con los escritores nórdicos se tiende a la cerveza y los bocadillos. Lo de la cocina tiene mucho que ver con la posición de la mujer en la sociedad. En el centro y el norte de Europa, la emancipación de la mujer ocurrió antes y ya hace años que se liberaron de la condición de amas de casa. Eso fue bueno para la mujer, pero malo para la cocina. Los griegos de mi generación, y en general los mediterráneos, tuvieron madres que eran amas de casa. En nuestra infancia la comida fue un asunto relevante. Y por eso acabamos metiéndola en las novelas. Y aún una última cosa: la ciudad. Si usted lee una novela de Agatha Christie, no hay ciudad detrás. En nuestras novelas mediterráneas la ciudad no es solo un escenario, como ocurre frecuentemente con la novela estadounidense, sino un personaje. Si uno ha leído a Vázquez Montalbán, llega al restaurante Casa Leopoldo y le es completamente familiar.
P. ¿Cómo será la Atenas en la que vivirá Jaritos al final de la trilogía?
R. Atenas ya ha cambiado mucho en los últimos tres años. Ha cambiado a peor. Ni siquiera yo la reconozco. Las revueltas en el centro de la ciudad han dejado decenas de edificios quemados. Fue un desastre que comenzó en 2008, con la primera explosión de violencia urbana y la decisión gubernamental de no utilizar su poder para sofocarla. Entonces tres escritores firmamos una carta en la que afirmábamos que aquello era lo peor que podía suceder. La intelectualidad de izquierdas me criticó por firmar la declaración. Les respondí que la ciudad estaba rompiéndose y había que hacer algo. Ahora les digo: mirad lo que ha ocurrido. No resulta admisible que la violencia de la izquierda sea legítima, y la violencia de la derecha, no. Eso es ideología barata. ¿Aquí todos somos inocentes de lo que ocurre? La inocencia se ha convertido en Grecia en una profesión. Tendríamos que hacer un monumento a Jean-Paul Sartre y concederle la nacionalidad griega a título póstumo, porque la única verdad que permanece en pie aquí es aquel principio sartreano: el infierno son los otros.
(…)
P. ¿Y las consecuencias culturales del desastre?
R. Grecia era un país pobre con un alto nivel cultural. No solo poesía, no solo teatro, no solo música: podría darle muchos nombres. Las películas de mi amigo Theo Angelopoulos son un ejemplo. Pero en 1980 no solo decidimos que habíamos acabado con la pobreza, sino también con los valores de la pobreza, morales y culturales. Ahora estamos volviendo a la pobreza, pero sin valores. Es una de las cosas que más me preocupan, porque cuanto más pobre eres, más valores morales y más cultura necesitas.
P. ¿Qué ha votado Jaritos en las últimas elecciones?
R. Jaritos es policía y por tanto tiene instintos conservadores. No le gusta estar sin Gobierno. Ignoro lo que votaron su hija o su yerno, pero estoy seguro de que tanto él como su mujer votaron a la derecha, a Nueva Democracia. Hicieron como muchos otros griegos: se taparon la nariz, porque Nueva Democracia apesta, y votaron.
P. ¿Y ahora?
R. ¡Y yo qué sé! La prensa alemana me tiene loco preguntándome qué va a pasar, y solo puedo explicarles que a veces no hay respuestas. Y si me preguntan qué puede hacer Alemania por Grecia, les digo que mantengan callados a sus políticos. Que dejen de insultar a los griegos, por favor. El 24 de mayo estuve en Bonn para dar una conferencia y vi una portada de Die Welt, el diario conservador, en la que una ministra proclamaba: ?Europa debe aprender de Alemania?. Nosotros no aprendemos, cierto, pero los alemanes tampoco aprenden. Recuerdo cuando los estadounidenses nos decían: ?Nosotros tenemos el poder, así que debéis hacer lo que nosotros ordenamos?. Lo mismo decían, con más brutalidad, los soviéticos a los polacos o los checos: ?Cumplid nuestras órdenes y callad, porque somos los más fuertes?. Los alemanes, en cambio, no nos dicen que son más fuertes, sino que son ?mejores?.
P. Recurren a argumentos morales.
R. Porque tienen el trauma de la Segunda Guerra Mundial. No se atreven a decir ?somos más fuertes que vosotros? y optan por decir ?somos mejores que vosotros?, lo cual es mucho peor.