
Jesús Ferrero
"No es cierto que todo sea incierto", decía Pascal. Sí, salvo en política, que utiliza lo incierto como estrategia, como dialéctica, como excusa, como basura ideológica, y de paso también la incertidumbre.
No hay discurso más borroso que el político, ni más lleno de lugares comunes y de estereotipos proyectados en la nada.
En política el lenguaje ni siquiera cumple su función más básica, comunicar los más elemental. Ni lo elemental ni lo complejo. Tan solo una retahíla de ideas desgastadas. El arte abyecto de lo insustancial.