
Jesús Ferrero
La mirada es una conjunción copulativa entre dos cuerpos. Una “y” entre “yo” y “él”, como diría Buber.
Para Lévinas toda cara era una súplica, cuando no un grito, en cambio para Leonardo toda cara era un abismo.
A veces cuando entramos de verdad en una cara es como si nos sumergiésemos en un lago transparente. Vamos descendiendo más y más, y las aguas se tornan cada vez más oscuras. Al fondo de toda mirada gravita un mundo abisal al que no quisiéramos llegar nunca.
Una vez me encontré en la calle con una mirada que decía: “Me falta el aire”.
Hay miradas que matan, miradas que hablan, miradas que callan, miradas que producen lástima, miradas que delatan, y dicen que también hay miradas que salvan.