
Jesús Ferrero
Los partidarios de la ironía mordiente deben de sentirse especialmente caninos: perros de dientes finos.
Evidentemente, confunden la ironía con el cinismo y el sarcasmo.
El cinismo es una falsa ironía basada en la impudicia y la falsedad, y es hermano gemelo de la hipocresía.
Y el sarcasmo es una ironía amarga y mordiente que aspira a humillar.
La verdadera ironía no está en los colmillos y, más que los dientes, usa el cerebro, el tacto, la calma, la distancia y los labios.
Vivimos en tiempos en los que la ironía está dejando paso al cinismo y al sarcasmo. El resultado es un circo mezquino y desalentador.