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Por los mares del sur con Jack London

Javier Fernández de Castro

No cuesta mucho imaginar la reacción de los lectores de principios del siglo pasado que de pronto encontraron en su periódico habitual un anuncio en el que se solicitaban tripulantes para un velero de 17 metros a punto de zarpar para un crucero de varios años por los Mares del Sur. Es de suponer que a todos ellos, cuando se les cruzasen en sus respectivos imaginarios palabras tales como “crucero”, “velero”, “varios años” o “Mares del Sur”, el corazón les dio un triple salto mortal hacia atrás y sin red. Y si tal cosa les pasó según leían el anuncio, ya resulta inimaginable lo que les pasaría a sus maltrechos corazones cuando conocieron quién firmaba el  anuncio: Jack London. Imagínate: viajar durante varios años por las diferentes islas de Hawái, a partir de las cuales el itinerario incluiría Samoa, Nueva Zelanda, Tasmania, Australia, Nueva Guinea, Borneo y Sumatra para luego atravesar Filipinas y llegar a Japón, Corea, China, la India, el Mar Rojo, el Mediterráneo y lo que la suerte deparase.  Encima ganando un sueldo y por si fuera poco en compañía de Jack London y teniendo la oportunidad de verle escribir una serie de obras que ya tenía contratadas y con las cuales debía financiar el viaje.

                Lógicamente, la respuesta fue inmediata y masiva, y en los astilleros de San Francisco donde se estaba construyendo el Snark (un guiño de complicidad hacia Lewis Carroll, pues en principio el yate debía llamarse Wolf) se recibió una montaña de solicitudes enviadas por médicos, abogados, arquitectos, ídolos deportivos, campeones de vela o cocineros de los más afamados hoteles y restaurantes porque, cómo no, hasta el más miope de aquellos lectores debió de querer tentar su suerte.

                Finalmente, y por razones que ni él mismo supo explicar, el elegido fue Martin Johnson, autor como es lógico de este libro lógicamente titulado Por los Mares del Sur con Jack London. De qué otra forma se podría llamar, si no. Años más tarde Johnson se convertiría, junto con su  mujer, Osa, en un viajero famoso, aviador y autor de documentales, aparte de que los relatos de sus viajes y aventuras tuvieron muy buena acogida. Pero entonces, en 1907, era un chico de apenas veinte años que había hecho un par de viajes en buques mercantes y que ni siquiera sabía cocinar, aunque para eso precisamente fue  contratado. Para bien y para mal, en el momento de escribir el presente libro tampoco tenía tanta experiencia con la pluma como para tratar de emular a su patrón y se limitó a contar tal cual cómo fue aquel viaje y lo que pasó. Y resulta que pasó de todo.  

En aquél momento Jack London ya era un autor mundialmente famoso y tenía publicados títulos tan significados en su bibliografía como La llamada de lo salvaje (The Call of the Wild) (1903), El lobo de mar (The Sea-Wolf) (1904) o Colmillo Blanco (White Fang) (1906), así como innumerables cuentos y artículos de sus viajes por los polos y los Mares del Sur. Se suponía por tanto que sabía lo que se hacía cuando decía estar construyendo un barco capaz de soportar tifones que harían capotar a embarcaciones mucho más grandes que él. Claro que también se suponía que no le iban a engañar cuando le vendían materiales y componentes del barco a precio de oro, o que era un experto a la hora de aprovisionar las sentinas para que no les faltase de nada a los seis tripulante: el viejo capitán Eames, Jack London y su mujer, Charmian, un marinero experimentado, un grumete japonés que se mareó antes de poner un pie en el yate y que seguía mareado cuando medio desertó en Hawái y el propio Martin Johnson. Pero tantos supuestos se demostraron falsos apenas  abandonar finalmente el puerto de San Francisco porque el barco empezó a hacer aguas casi de inmediato, los depósitos de agua y petróleo perdían, los motores no funcionaban y antes de atravesar la línea del trópico tuvieron que arrojar gran parte de los alimentos al mar porque se les habían podrido. Y ya puestos nada más natural que una vez en alta más resultase que carecían de oficial de derrota porque el viejo capitán Eames no la sabía trazar y London lo hacía a ojo, de manera que una vez plasmada en los mapas la trayectoria seguida hasta llegar a Honolulu era lo más parecido a un gusano retorcido y lleno de nudos.

                Lógicamente, y aunque sufrieron toda clase de calamidades debidamente magnificadas por los editores de los periódicos que se habían gastado verdaderas fortunas en comprar las crónicas que les iba mandando London y no estaban dispuestos a ofrecer a sus lectores el relato de una aventura tan plácida y pintoresca como lo sería un viaje de bodas (hasta admitían apuestas acerca de si el Snark lograría llegar al próximo puerto), a lo largo de los dos años que finalmente duró la odisea les pasó un poco de todo, momentos buenos y malos, encuentros afortunados y experiencias desagradables y hasta peligrosas, y Martin Johnson se las apaña bastante bien, con su sencillez, para reflejar las peripecias, los paisajes, los personajes o el ambiente en un espacio reducido y que si había mala mar podía saltar como una cabra enloquecida y convertirse en un infierno. En definitiva, un libro muy entretenido y una oportunidad de conocer a un Jack London que a ratos no tiene mucho que ver con lo que cuentan sus biografías.

 

Por los Mares del Sur con Jack London

Martin Johnson

Traducción de Beatriz iglesias Lamas

Ediciones del viento

 

  

 

 

 

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Javier Fernández de Castro

Javier Fernández de Castro (Aranda de Duero, Burgos, 1942- Fontrubí, Barcelona, 2020) ejerció entre otros los oficios de corresponsal de prensa (Londres) y profesor universitario (San Sebastián), aunque mayoritariamente su actividad laboral estuvo vinculada al mundo editorial.  En paralelo a sus trabajos para unos y otros, se dedicó asiduamente a la escritura, contando en su haber con una decena de libros, en especial novelas.

Entre sus novelas se podrían destacar Laberinto de fango (1981), La novia del capitán (1986), La guerra de los trofeos (1986), Tiempo de Beleño ( 1995) y La tierra prometida (Premio Ciudad de Barcelona 1999). En el año 2000 publicó El cuento de la mucha muerte, rebautizado como Crónica por el editor, y que es la continuación de La tierra prometida. En 2008 apareció en Editorial  Bruguera,  Tres cuentos de otoño, su primera pero no última incursión en el relato corto. Póstumamente se ha publicado Una casa en el desierto (Alfaguara 2021).

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