Juan Pablo Meneses
El México de la guerra narco nos invade con grandes noticias sobre armas, desaparecidos, torturados, asesinados y amenazas. Pocas veces nos llegan historias particulares, pequeñas, desde las cuales podamos ver mejor el todo. Es el caso de la crónica de la familia Reyes Salazar, escrita por Alba Calderón. Esta familia ya suma seis muertos y los sobrevivientes han salido huyendo de sus casas por las amenazas.
Alba Calderón, ex alumna de la Escuela Móvil de Periodismo Portátil, es una periodista mexicana que estudió en la Facultad de Ciencias de la Comunicación en Nuevo León. Su crónica, sobre la familia Reyes Salazar fue su trabajo final para el taller de Periodismo Narrativo.
LA MUERTE DE UNA FAMILIA MEXICANA
Cuando enterraron a los hermanos Malena y Elías Reyes Salazar ninguno de los empleados municipales del panteón de Guadalupe, quisieron cavar las tumbas. Los hombres se excusaron: unos dijeron que estaban enfermos, otros no se presentaron ese día a trabajar y algunos simplemente se negaron. Nadie que no fuera Reyes Salazar tenía la fuerza para cargar sus muertos y el coraje para enfrentar el miedo y el dolor al mismo tiempo.
Tuvo que ser Saúl Reyes el que consiguiera, con las amistades que le quedaban por haber sido empleado municipal, que otras personas cavaran la tumba de sus hermanos. En el panteón les dijeron que ellos no se metían en esas cosas.
Esas cosas las entiende muy bien Olga Reyes Salazar. Ella había notado cómo las amistades fueron disminuyendo en cada sepelio. A los Reyes Salazar les han asesinado seis integrantes en tres años, además de que el acoso de los grupos armados que dominan Juárez, la ciudad fronteriza, vecina a Guadalupe, obligó a 30 miembros de la familia, incluido un bebé de cuatro meses, a huir de sus casas para buscar refugio en un lugar lejos de las amenazas y la muerte inminente.
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