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Libertinos, radicales

Por 18 de febrero de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

Hubo un tiempo en que con mucho placer leí literatura libertina. También hubo un tiempo en que me levantaba temprano. Después uno va cambiando costumbres, gustos, libros, libertinos y libertinajes. Sin embargo ahora me siento rejuvenecer con el regreso de algunos de los imprescindibles: Casanova, Sade y, desde luego, los rescates de dos joyas paralelas, parecidas, diversas y convergentes en tantas cosas como son las últimas obras traducidas al español de Mirabeau y de Mirbeau. No hay que confundir éstos dos apellidos de ilustres y libérrimos escritores franceses.

Primero en el tiempo está Honoré Gabriel Riqueti, conde Mirabeau, nacido en la mitad del siglo XVIII- ¡gran siglo francés!- y que, como algunos de los mejores de su tiempo, fue un aristócrata poco convencional. Tremendo y excesivo en amores, fugas, atrevimientos y provocaciones, éste francmasón que fue escritor y diplomático, primo del divino Marqués y compañero de prisión en Vincennes y que escribió algunos libros tan deliciosos como "La educación de Laura". Primer libro de una nueva colección dirigida por la muy querida Paula Cifuentes a la que también imaginamos gozando como traductora  de ésta corta novela de tan alto contenido didáctico. Una obra especialmente recomendable para jovencitas deseando iniciarse en los misterios del erotismo que estén en trace de desconfianza de las mentiras y falsas moralidades con las que suelen ser confundidas por sus entornos y de sus educadores.

El libro tiene un alto contenido autobiográfico, lo que hace que nuestro aprecio por Mirabeau aumente después de la placentera lectura. Muy apropiado para tardes de invierno así como útil para recuperar ardores y calores. Recordar que Mirabeau también fue un gran parlamentario. ¡Ay!, nada  fácil encontrar ahora y entre los nuestros algún escritor o parlamentario que pudiera resistir ni una lejana comparación con tan elegante y procaz escritor.

El otro Octave Mirbeau- y no el primero de sus libros que nos recupera el olfato y atrevimiento de la editorial "Impedimenta"- es "El jardín de los suplicios". Otro autor para llevarse a la cama, al sofá, al cuarto de baño, de paseo o las aulas. Nació un siglo después de Mirabeau y fue precursor en algunos atrevimientos narrativos que llegarían después desde Rusia o desde las vanguardias. Admirado por Apollinaire. Y por Buñuel, que llevo al cine su "Diario de una camarera", es también un autor con el marchamo de libertino. Fue un revolucionario en modos, contenidos y alguna vez  acusado de provocador y escandaloso. Se atrevió, entre otras historias destapadas, a contar violaciones de adolescentes por parte de sacerdotes. No hemos inventado nada. Todos los escándalos ya están en los griegos, todos los excesos en la Biblia y todos han sido reescritos a lo largo de los siglos por escritores que han querido ser libres. Lo que hace notable las narraciones de Mirbeau es que, más allá de su "realismo duro, sucio" sea tan elegante y sutil en su escritura. Esa sutil, refinada y eficaz manera que desde su humor, bastante negro, tiene de enseñar una cara verdadera de los "tartufos" e hipócritas de la clase dominante. Y también de las miserias de muchos de las clases "dominadas".

Elegantemente provocador ésta novela es para "los sacerdotes, a los soldados, a los jueces, a los hombres, que educan, dirigen, gobiernan a los hombres, dedico, estas páginas de asesinato y sangre". Creo que casi ninguno de esos leyó con aplicación al radical Mirbeau. Tampoco lo hicieron con el libertino Mirabeau.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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