
Eder. Óleo de Irene Gracia
Basilio Baltasar
Al presidente turco Erdogan le parece necesario dar la réplica al presidente israelí Peres y solicita al moderador del debate, David Ingantius, director del Washington Post, un turno adicional al previsto para sus intervenciones. El protocolo ceñido por el tiempo y la susceptibilidad de los contertulios "presta" a Erdogan dos minutos. Dos minutos insuficientes para responder a los veinticinco que gasta Peres en justificar la invasión militar de Gaza y la colateral masacre de civiles. Erdogan se levanta desairado y abandona la reunión "dejando atónitos al público de vips mundiales" -según cuentan los cronistas.
He aquí representada la comedia contemporánea cuyo protagonista no es el actor que clama en el escenario sino el público amnésico. ¿Quién recordará en el patio de butacas la entrada de las tropas turcas en el Kurdistán?
En diciembre de 2007 la web del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas turcas anunciaba el resultado de su operativo militar: "un importante número de bajas entre los miembros del Partido Comunista del Kurdistán".
Tropas de élite del ejército turco atravesaron la frontera iraquí y mediante un intenso fuego de artillería atacaron "un campamento de instrucción kurdo" y durante dos semanas mataron a casi todos los que allí se encontraban: "perecieron unos 200" .
Naturalmente, al nacionalismo turco le parecerá ofensiva cualquier comparación con el nacionalismo israelí: sus víctimas particulares sólo son "terroristas".