Clara Sánchez
Se ganó la Ensaladera de la Copa Davis a pesar de que Nadal no estuviera en la final en Mar del Plata. Me gusta el tenis porque es tesón, aguante y mantener la fe en uno mismo con la mente puesta en un objetivo. Durante un partido largo se comprueba que nada es imposible y que ni en los peores momentos hay que dar por perdido nada de antemano. Las limitaciones llegan cuando uno no tiene ganas de hacer algo, de entregarse de verdad. Digo esto dando por sentado que tan legítimo es tener ganas de hacer algo como no tenerlas. Tan legítimo es esforzarse en hacer algo como conformarse con mirar las musarañas, que la verdad es más placentero que esforzarse.
También se aprende en el tenis que, tanto ganar como perder, el triunfo y el fracaso, se quedan atrás, en el pasado. Ahí teníamos ayer tarde a Álex Corretja, ganador de otra Copa Davis, comentando el partido entre Verdasco y Acasuso para TVE. El tiempo pasa.