Jorge Eduardo Benavides
Decíamos en la clase anterior que la clave de una composición narrativa tan breve es su sugerencia. Así, ésta actúa como el propio motor de la historia y a menudo, aunque no siempre, su eficacia radica en el giro final, en el brusco cambio de dirección que encara el texto, iluminando como en un chispazo las líneas anteriores. Habrán observado que a más brevedad, más densidad, por lo que mientras el cuento se comprime y repliega en unas breves líneas más es el alcance de la sugerencia. No es que un cuento breve sea más ligero, superficial o rápido que uno de más páginas, nada de eso: es más compacto, por decirlo así, como un acordeón replegado. Por lo tanto podemos decir que, en el sentido inverso, mientras el cuento se expande, más abundantes pueden ser los detalles y las precisiones, mayor el ángulo de iluminación de los personajes: ahora puedo verlos en acciones más nítidas, escuchar sus diálogos, sus reflexiones e incluso las del narrador. No es pues la extensión de un cuento lo que determina su calidad, sino el grado de «compresión» que este comporta. Por lo tanto, hay cuentos de diez páginas que pueden resultar excesivamente cortos y otros de una página a los que les sobra la mitad. Saber cuándo un cuento requiere una página, cinco o quince es una exquisita alquimia que el buen narrador debe manejar con criterio, intuición y… oficio.
Respecto a nuestro trabajo de la semana que culmina, muchos epitafios han estado francamente bien, pero otros han sido ganados por un «toque Groucho» y, sin desmerecer el ingenio mostrado, no han sabido dar en la diana, pues la idea del epitafio que proponíamos era que sus dos o tres líneas pudieran sugerir una vida, un oficio, una situación particular del personaje. No se trataba de un epitafio en el sentido literal sino de aprovechar su brevedad y su intensidad para encausar un micro cuento.
La Propuesta de la semana:
Por ese mismo motivo, por la necesidad de practicar y adiestrarnos en el oficio, vamos a intentar ahora acercarnos al relato breve desde otra esquina. Intentaremos construir una historia de no más de diez líneas que contenga estas tres palabras: "Aguacate", "ambición", "manos". Pueden ponerlas en el orden que deseen, incluso repetirlas, pero no deben faltar. No olviden que un cuento, mientras más breve, más elíptico. Igual que hicimos con la clase anterior, simplemente colgaremos los cuentos. ¡Una última sugerencia!: no se apresuren a enviar lo primero que se les ocurra, pues no es éste un concurso de ingenio ni de rapidez, sino de agudeza, observación y táctica. Que diría en «El arte de la guerra» Sun Tzu.( ¿O era Bruce Lee?). Los esperamos.