Javier Rioyo
Recuerdo que una vez Mary Quant había dicho que el olor más atractivo del mundo es el del sudor fresco y caliente. No recuerdo muchas cosas que decía sobre lo olores y que reinterpretaba Guillermo Cabrera Infante. Ayer sentí ese olor en una camarera de un bar vulgar en un pueblo aragonés llamado Monzón. Creo que la chica era de un país del Este. Me entretuve en la barra, bastante solitaria, con apenas dos o tres hombres de los que no me interesaba ni su charla, ni su olor, ni nada. Sin embargo cada vez que ella se acercaba una sensación de placer, un olor que no venía de ningún perfume, que venía del perfume del cuerpo.
Creo que la Quant se quejaba, decía que los hombres ya no huelen. No sé que pasa con el olor de los hombres, algunos si huelen y no me gusta. Sin embargo el olor, el sudor de las mujeres, de algunas, y algún tipo de sudor que no sabré definir, ese sí es mi perfume preferido. No sé definirlo, pero sé reconocerlo. Me encantaría encontrar un perfume con ese olor a mujer sin perfume. O bien, encontrar muchas mujeres a las que se pueda oler para tener placer mayor que el más agradable de los vinos.
Es verdad que el olor, incluso ese que se considera mal olor, según de quién proceda es un delicioso perfume.