Marcelo Figueras
Hay cosas que uno no deja de hacer ni siquiera durante los viajes de aventura. Por ejemplo leer. Compré la novela Special Topics On Calamity Physics en la legendaria libreria Rizzoli de New York -pequeña, clásica, deliciosa- y terminé de leerla en Ramallah, Palestina, entre excursión y excursión por territorios separados por controles militares. La verdad es que la disfruté. El relato sobrevivió los cambios de escenario y de mundo. Escrita por Marisha Pessl, Special Topics cuenta en primera persona el tránsito a la madurez de la increíble Blue van Meer, una estudiante que lídia con el final de la escuela secundaria, con un padre tan brillante como absorbente… y con el presunto suicidio de su profesora favorita, cuyo cadáver se ha encontrado en el medio de un bosque.
La cuestión es que Blue es mucho más brillante que su padre. Todo su relato está lleno de citas y referencias librescas a fuentes verdaderas y otras inventadas (al menos suenan como tales), sin que ello lo convierta en pesado o farragoso; por el contrario, Pessl -una mujer casi tan joven como Blue e igualmente bonita, a juzgar por la foto de contratapa- utiliza el recurso con gracia y sentido del humor, de manera que no excluye al lector sino que lo incluye en la excentricidad del personaje. Cada uno de los capítulos está titulado como algún libro más o menos clásico que Blue por supuesto ha leído: desde Othello y Cumbres borrascosas hasta Che Guevara Talks to Young People, atribuido a Ernesto Guevara de la Serna. (Por cierto, Blue hace acotaciones en español que a veces están mal escritas. Estos detalles son la pesadilla de los escritores, porque el error arranca al lector del verosímil en que debería estar instalado.)
Las críticas le han sido muy favorables a Pessl. El libro ha integrado, de hecho, la lista de los diez mejores libros del ano del New York Times. Pero a pesar de que alguna de las loas equipara a Blue con el Holden Caulfield de The Catcher On The Rye, yo la siento más cercana a la Veronica Mars de la serie homónima -que en paz descanse, dicho sea de paso. La novela es simpática, Pessl se aproxima a menudo al tour de force (mantener la excelencia de Blue durante todo el relato no es un desafío menor) y se agradece el hecho de que al final -llamado con propiedad Metamorfosis, como en Ovidio- no se esfuerce por atar todos los cabos: la vida es buena pero no es justa, como dice Lou Reed; esto es parte de lo que Blue aprende por encima de sus enciclopédicas lecturas. Personalmente, eché en falta la presencia de un editor al estilo de los norteamericanos de la Época Dorada: alguien que no sólo publica el libro, sino que además lo lee críticamente, expresando sus dudas y sugiriendo cambios y cortes. A este tratado sobre la física de la calamidad le sobran unas cuántas páginas, al menos a mi gusto.
Ahora estoy leyendo algo que se parece más a la tarea profesional: A History of Jerusalem, One City, Three Faiths, de Karen Armstrong. A pesar de que se trata de un libro de no ficción, lo estoy disfrutando mucho por razones que a esta altura deberían ser obvias. No deja de ser llamativo el hecho de que Armstrong, una ex monja, sea a su manera una suerte de Blue van Meer adulta. De saber igualmente enciclopédico, Armstrong tiene el mismo deseo de comprender el mundo que la rodea -y la misma mirada compasiva, habría que decir- que su símil de la ficción.