Skip to main content
Blogs de autor

El huevo de la serpiente

Por 25 de junio de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Me cuesta aceptar que la mayoría de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires haya elegido como alcalde a un impresentable. Mauricio Macri es un señor al que por más que busco y rebusco, no logro encontrarle un solo mérito. Durante buena parte de su vida fue apenas el hijo de Franco Macri, un empresario que se enriqueció como Creso durante la corrupción menemista; dado que Mauricio formó siempre parte del equipo de su padre, eso lo convierte en un cómplice más de lo ocurrido durante aquella devastación del Estado, y por ende de la Nación, que todavía estamos lejos de revertir.

Su viveza –porque viveza tiene, y en especial de esa a la que aquí se llama viveza criolla; yo no la considero un mérito, sino todo lo contrario- le indicó que si quería tener futuro en la política, debía sobreponerse al estigma del niño rico. Como sus razonamientos suelen ser lineales, se le ocurrió que podría salirse con la suya si llegaba a presidente de Boca Juniors, el club de fútbol más popular de la Argentina. Con dinero suficiente para pagar la más rica campaña y algunas otras cosas, lograr ese objetivo era sólo cuestión de tiempo. A la cabeza de Boca, Macri se dio lo que suele llamarse “un baño de masas”. Por supuesto, cada vez que Macri se codeaba con los jugadores o con los fanáticos de Boca se veía tan ridículo como Carlos de Inglaterra en plena corrida de San Fermín, pero eso al boquense furibundo no pareció importarle. Si yo fuese fanático de Boca habría exigido que, además del voto, uno hubiese debido meter dentro del sobre constancia de su preferencia futbolística, para que no se diese por sentado que los boquenses son un rebaño que rinde obediencia ciega al presidente del club. Pobres los boquenses progresistas, hoy deben sentirse tan culpables…

El triunfo que obtuvo ayer Macri (que encuentra muy difícil sostener una conversación de un mínimo nivel, como demostró ya sobradamente; que suspendiese el debato público con su rival durante el tramo final de la campaña, pues, no sorprendió a nadie, dado que todos sabíamos que en ese trámite lo iban a hacer puré) es mucho más grave de lo que parece a simple vista. Porque significa la primera victoria electoral que obtiene en las urnas un representante del poder económico que desde hace décadas explota y esclaviza a las mayorías de este país. Hasta ayer, fecha fatídica para nuestra historia, los poderes fácticos de la Argentina sabían que las urnas les eran contrarias por definición: por eso se limitaban a apoyar los golpes militares, que siempre interpretaron la partitura económica que le ponían delante, o a sobornar a los gobiernos consagrados por votación. (El de Menem fue paradigmático, puesto que desde el primer día puso su investidura al servicio de los mejores postores: malvendió propiedades del Estado, comprometió los servicios al licitarlos en términos que todos los usuarios de trenes, luz, gas y demás padecemos a diario, otorgó licitaciones públicas al que ofrecía el soborno más alto –fue en esta época que los Macri y Menem se hicieron muy amigos- y destruyó la industria local para favorecer al capital internacional.) Cuando algún gobierno amenazaba retobarse a sus designios, se lo acosaba mediante maniobras arteras, como la resurrección de la amenaza militar o el desabastecimiento de mercaderías o servicios esenciales para la gente.

Pero esas trapisondas ya no parecen serles necesarias. Desde ayer, Macri es el caballo de Troya de nuestros verdugos en el interior del sistema democrático. Ya no precisan recurrir a los subterfugios de antaño, porque tienen a alguien que los representa en las urnas –y que por primera vez para uno de su calaña, gana a la hora del recuento de los votos. Nadie puede sostener que Macri venció por mérito propio, dado que no puede definirse como mérito el haber hecho campaña sin abrir la boca. En todo caso parte del desmérito se debe a errores del gobierno de Néstor Kirchner, que es el principal derrotado de la elección de ayer. Otra parte mínima se le puede atribuir a lo que Horacio Verbitsky suele llamar la Paleoizquierda argentina, que convocó a votar en blanco a sabiendas de que ese voto beneficiaría a Macri. (¿Cómo duerme por las noches alguien que se dice de izquierda después de haber sido funcional a un Macri?) 

Al menos hoy, en plena eclosión de bronca, estoy convencido de que la mayor parte de la culpa de esta victoria ignominiosa es de las clases medias de Buenos Aires, un sector de nuestra sociedad que a la hora de jugar a favor de los explotadores no se equivoca nunca. Pero en fin, con la clase media me la agarraré mañana.

profile avatar

Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.