Ya pocos discuten que Iñaki Gabilondo es la voz de la calidad informativa y la decencia en el periodismo español. Tal vez la crisis económica, la degradación política y la podredumbre moral nos dejaron claro que no todo es igual, que no todo vale: con sus variadas identidades ideológicas, de clase o de lugar de origen, nos queda cada vez más claro que hay voces que buscan enmarañar y confundir y crear odios y desavenencias. Y hay, por otro lado, voces como la de Gabilondo.
Estas semanas estoy en Colombia, dando talleres, seminarios, conferencias y asesorías en universidades y medios de Medellín, Popayán, Cali y Bogotá. En la capital de este gran país, en una comida enriquecedora con Juan Carlos Iragorri, el director del Master en Periodismo de la Universidad del Rosario y periodista de calidad e influencia en la cadena internacional de radio y televisión RCN.
Hablamos mucho de Gabilondo y su legado. Iragorri va a presentar esta semana a Gabilondo en Bogotá, y me pidió impresiones e ideas sobre este admirado maestro.
Me acordé entonces de un libro pequeño y precioso, que el creador del Hoy por hoy mañanero en la Cadena SER escribió hace un par de años.
Gabilondo rumiaba estas ideas desde hacía años. Vino a exponer y compartir estas ideas en la entrega de títulos a los alumnos del Master en Periodismo BCN_NY de la Universidad de Barcelona, donde me tocó el honor de compartir estrado con él. Unos meses más tarde, publiqué este comentario sobre El fin de una época en Cultura/s de La Vanguardia.
Acabo de enviárselo a Iragorri. Ahora quiero compartirlo con los pasajeros que se detengan unos minutos en este blog. Aquí va.
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La medianoche del 28 de diciembre de 2010, Día de los Santos Inocentes, dejó de emitir el canal de noticias, análisis, entrevistas y reportajes CNN+. En el instante en que desapareció su última imagen, comenzó a sonar la sintonía de Gran Hermano 24 horas, el producto estupefaciente de Tele5.
El legendario periodista Iñaki Gabilondo, la cara más visible de CNN+, no quiso ensañarse con el símbolo, pero es difícil no caer en su potencia metafórica. Con el cierre de CNN+, terminaba también la carrera en los medios audiovisuales de Gabilondo.
Durante cuatro décadas, Iñaki Gabilondo sentó cátedra de buen hacer, de ecuanimidad y de respeto desde Televisión Española, la Cadena SER y Noticias Cuatro.
Pero curiosamente, es desde el cierre de su último medio que la figura del adusto presentador entró en otro plano. Se convirtió en un sabio, un paladín de los valores que la profesión periodística pierde día a día. Después de todo, Iñaki parece ser la personificación del periodismo en democracia desde la transición y el nombre más conocido de los grandes profesionales echados al arcón de los trastos viejos por los empresarios que manejan los medios de hoy.
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Por todo esto, el lanzamiento de sus reflexiones sobre el estado del periodismo fue un gran acontecimiento en abril de 2011. Y el libro, publicado con primor por Barril & Barral, no decepciona.
Su título, El fin de una época, parece augurar un lamento nostálgico, pero el subtítulo nos enfoca mejor en el verdadero objetivo del ensayo: Sobre el oficio de contar las cosas. A partir de su experiencia personal, Gabilondo se centra en lo importante, lo imperecedero, lo que no debe perderse en una profesión amenazada. Porque Gabilondo no mira el pasado con nostalgia: no todo el pasado fue bueno; no todo el presente es malo. El maestro se resiste a verse como una víctima de los nuevos, duros tiempos.
Una de sus ideas centrales del libro es un brillante juego de palabras con el verbo ‘contar’. Después de recordarnos la importancia de tener profesionales que nos cuenten lo que pasa de manera seria e independiente, comenta, con un guiño triste, que ahora lo importante parece ser el ‘contar’ en otro sentido: no contar las noticias, sino contar dinero, contar audiencias, contar ejemplares vendidos y clicks en una página web.
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El fin de una época es un libro coloquial. Para los que reconocemos su voz granulada, levemente arrastrada, envolvente, es imposible leer el libro sin escuchar su voz leyéndonoslo.
Contándonos, por ejemplo, una de sus críticas más claras al periodismo actual a propósito del lema de la rapidez superficial de los medios audiovisuales de hoy.
‘Está pasando, lo estás viendo’, nos dicen los jóvenes presentadores de la televisión de hoy.
Tal como ha venido haciendo desde el comienzo de su carrera, el viejo periodista nos hace en cambio una pregunta mucho más urgente y necesaria.
En su libro, Gabilondo nos dice: ‘Está pasando; ¿lo estás entendiendo?’