En los años setenta y ochenta, la mayoría de las viejas colonias africanas se liberó de sus amos europeos. Empezaban a vivir como estados independientes, gobernados por los héroes de la independencia. Pero pronto las esperanzas se truncaron: los liberadores se convirtieron en tiranos cleptócratas, las tribus obligadas a compartir territorio iniciaron cruentas y larguísimas guerras, los poderes coloniales volvieron en forma de amos económicos que alentaron y aprovecharon las guerras que decían combatir.
A este continente llega Jon Lee Anderson, uno de los más inquietos y ambiciosos periodistas internacionales de Estados Unidos de hoy. El resultado es una visión de África nueva, distinta a la que los medios tradicionales nos tenían acostumbrados.
Como escribiría hoy Graham Greene si fuera reportero en África, Anderson cuenta sus viajes usando el ‘yo’ con encomiable economía, narra sus entrevistas con líderes gubernamentales y de la oposición, con víctimas y victimarios, con estudiosos y cooperantes como si fueran escenas de una novela en construcción. Hay una voluntad permanente por comprender, por más que muchos de los hechos que narra sean incomprensibles.
La mayoría de los reportajes de este libro siguen el célebre formato de los textos de política internacional de The New Yorker, donde Anderson ocupa el codiciado puesto de ‘periodista itinerante’. Son ensayos sobre los dramas de Angola, Liberia, Zimbabue, Somalia, Guinea, Libia, Sudán y Santo Tome, investigados con valentía y armas de periodista de investigación y vertidos con estilo depurado e incisivos análisis.
Anderson inició su carrera en América Latina, en un diario escrito en inglés en Lima, pero pronto se hizo un hueco en los grandes medios estadounidenses. Publicó una biografía imprescindible del Che Guevara, escribió sobre el Chile post-Pinochet, la Venezuela de Chávez y la Euskadi del final de ETA, y se curtió como reportero de guerra en las montañas de Afganistán y las calles humeantes de Iraq.
En castellano, Anagrama ya había publicado dos colecciones de sus reportajes literarios para The New Yorker: La caída de Bagdad y El dictador, los demonios y otras crónicas. Anteriormente, Emecé había publicado una traducción de sus crónicas afganas: La tumba del león.
Esta colección de relatos verídicos del África actual completa la variedad de los temas e intereses de Jon Lee Anderson, y lanza al terreno de la no ficción a la exquisita editorial Sexto Piso. Lo único reprochable es que en el título (La herencia colonial y otras maldiciones) no mencione la palabra ‘África’. Aunque en cierta forma se adivina: la escalofriante foto de portada muestra el torso negro de un niño soldado con dos fusiles esculpidos a cuchillo.