
Ficha técnica
Título: Y eso fue lo que pasó | Autora: Natalia Ginzburg | Prólogo: Italo Calvino | Traducción: Andrés Barba | Editorial: Acantilado | Colección: Narrativa del Acantilado, 271 | Tamaño: 13 x 21cm | Páginas: 112 | Fecha: abril-2016| ISBN: 978-84-16011-95-7 | Precio: 14 euros
Y eso fue lo que pasó
Natalia Ginzburg
«Durante generaciones y generaciones-observa Italo Calvino en el prólogo de esta edición-lo único que han hecho las mujeres de la tierra ha sido esperar y sufrir. Esperaban que alguien las amara, se casara con ellas, las convirtiera en madres, las traicionara. Y lo mismo sucedía con las protagonistas de Ginzburg».
Publicada en 1947, Y eso fue lo que pasó, la segunda novela de Natalia Ginzburg, es la historia de un amor desesperado; una confesión, escrita con un lenguaje sencillo y conmovedor, de la desgarradora lucidez de una mujer sola que durante años ha soportado la infidelidad de su marido y cuyos sentimientos, pasiones y esperanzas la abocan a extraviarse inexorablemente.
[Comienzo del libro]
Yo le dije:
-Dime la verdad.
Y él me contestó:
-¿Qué verdad?
Dibujó algo a toda prisa en su cuaderno y me lo enseñó: un tren largo muy largo con una gran nube de humo negro y él asomándose por la ventanilla y saludando con un pañuelo.
Le pegué un tiro entre los ojos.
Me había dicho que preparara el termo para el viaje así que fui a la cocina, preparé el té, le puse leche y azúcar y lo eché en el termo. Metí también el vasito y luego regresé al estudio. Fue entonces cuando me enseñó el dibujo y yo cogí el revólver que estaba en el cajón de su escritorio y le disparé. Le pegué un tiro entre los ojos.
Desde hacía tiempo pensaba que iba a acabar haciéndolo cualquier día.
Luego me puse el impermeable y los guantes y salí de casa. Me tomé un café en el bar y empecé a caminar sin rumbo por toda la ciudad. El día estaba fresco y había una brisa suave que anticipaba lluvia. Me senté en uno de los bancos del parque público, me quité los guantes y me miré las manos. Me quité el anillo y lo guardé en el bolso.
Llevábamos casados cuatro años. En una ocasión me dijo que quería dejarme, pero luego murió nuestra hija y así fue como seguimos juntos. Quería que tuviésemos otro hijo, decía que me iba a hacer mucho bien, y por eso durante la última época acabamos haciendo mucho el amor. Al final nunca llegué a quedarme embarazada de otro hijo.