
Ficha técnica
Título: Viaje napolitano por España | Autor: José Vicente Quirante Rives | Editorial: Confluencias | Colección: Apeninos | Páginas: 280 | Formato: 13×21 | Encuadernación: Rústica | ISBN: 978-84-941691-7-5 | Precio: 20,00 euros
Viaje napolitano por España
José Vicente Quirante Rives
José Vicente Quirante Rives recorre España en busca de las huellas que dejó la influencia napolitana y las múltiples conexiones que aunque desapercibidas aún existen. Se trata, por tanto, de un viaje en el tiempo y en el espacio entre España y Nápoles en el que el autor se descubre a sí mismo. El arte y la historia compartidos, tanto un mismo rey como costumbres y tradiciones, forman parte del recorrido de este libro.
PÁGINAS DEL LIBRO
LOS SEPULCROS DE MONTSERRAT (1509)
VIAJO DE MADRID a Barcelona para buscar sepulcros. Tomo el primer tren de la mañana, cargado de señores trajeados que hablan por el móvil de expedientes de regulación de empleo y de fútbol. Me recuerdan mi vida anterior, y quién sabe si la que me espera en el futuro, pero ahora disfruto de este presente con jersey de cuello de pico. Durante el trayecto pienso en Ugo Foscolo y en su Dei sepolcri: A egregie cose il forte animo accendono/ l’urne de’ forti. En tiempos del poeta el ocupante francés decretó que se enterrase a todos por igual, acabando así con los sepulcros que honran la memoria de los muertos. Frente al tosco igualitarismo de los revolucionarios, que suelen esconder una pesadilla en su zurrón, a Foscolo le repugnó que ladrones y grandes hombres compartiesen la misma fosa. Los mejores tienen derecho a ser recordados, a servir de ejemplo a los que llegan humildemente a su tumba buscando una guía, una luz. Comparto su visión cuando escribe que los sepulcros son monumentos que reúnen virtud y piedad. Hoy muchos prefieren que los incineren cuando llegue su hora, y algunos estipulan que sus cenizas se esparzan por el mar o en un río. Quizá sea lo más apropiado para unas vidas sin brillo que no merecen otra recompensa que el olvido. Pero en el siglo xv los mejores aspiraban a la fama entendida como excelencia, creían en la inmortalidad del alma y en legar sus proezas a la posteridad con magnificencia.