Ficha técnica
Título: Travesti | Autor: John Hawkes | Editorial: Meettok | Género: Novela | ISBN: 978-84-937619-8-1 | Páginas: 140 | PVP: 15,00 € | Publicación: 2012
Travesti
John Hawkes
TRAVESTI cierra la denominada «Trilogía del sexo». Humor negro, neurosis, sexo, violencia, acerca de la literatura y su relación con la vida.
Un hombre sin nombre conduce a gran velocidad un elegante coche por las carreteras del sur de Francia. Le acompañan su mejor amigo y su hija. No se trata de un viaje de placer. Y su mejor amigo resulta no ser en realidad su mejor amigo. Se dirigen hacia un destino fatal, planificado con meticulosidad psicótica por el conductor. A lo largo del trayecto, éste exhibe su habilidad al volante y dedica a los aterrorizados acompañantes un monólogo donde expone su personal visión de la existencia. Para el conductor, la misión en que se hallan embarcados, que finalizará con la muerte de los tres, es la máxima expresión del arte poético.
Con esta novela, publicada en 1976, John Hawkes cerró la denominada «Trilogía del sexo». Para su conclusión no sólo reservó todo un despliegue de humor negro, neurosis, sexualidad y violencia, sino que, a través de las opiniones del conductor, nos hizo partícipes de sus ideas acerca de cómo debe ser la literatura y de la relación de ésta con la vida.
«No hay duda de que es uno de los mejores escritores americanos y Travesti una de sus obras más importantes». The New York Times
«A John Hawkes le interesa todo lo relacionado con el deseo y el erotismo, siempre que se exponga sin miedo ni medias tintas». Rick Moody
«John Hawkes posee la extraña habilidad de lograr que su a menudo surrealista visión del mundo nos parezca lógica, además de extrañamente familiar». Robert Creeley
PÁGINAS DEL LIBRO
No, no,Henri. Lasmanos fuera del volante. Por favor. Ya es demasiado tarde. Después de todo, seguramente comprenderás que, a ciento cuarenta y nueve kilómetros por hora, en una carretera rural y en el momento más oscuro de la noche, el menor intento de hacerte con el control del volante nos incorporaría a las aburridas estadísticas de accidentes de tráfico incluso más rápido de lo que tengo planeado. Y aunque no lo creas, seguimos acelerando.
En cuanto a ti, Chantal, ándate con cuidado. Tienes que obedecer a tu padre. Debes sentarte bien derecha y abrocharte el cinturón de seguridad y dejar de llorar. Y Chantal, ya basta de golpear al conductor en los hombros y de tirarle del brazo. Haz como Henri, mi pobre Chantal, y contrólate.
¡Mira lo rápido que vamos! ¡Lo cerradas y numerosas que son las curvas! ¡Su deleitosa geometría!
Al menos estás enmanos de un conductor experto.
Ya te vas relajando, cher ami. Has decidido contener tus temblores, guardar silencio un momento y fumar uno de tus deliciosos cigarrillos. Tras haber desperdiciado ese tiempo precioso, una vez recuperada la compostura, intentarás disuadirme, emplearás el diálogo para devolverme a la cordura (tal como tú mismo lo expresarías), apelarás a mi amabilidad y mi sentido común. Lo apruebo. Te escucho. Es tu oportunidad. Por supuesto que puedes usar el encendedor del coche. Pero hazlo despacio y ten presente la advertencia de antes. Que no te engañen mis buenos modales. No podría hablar más en serio.