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Ficha técnica

Título: Todos mis amigos son superhéroes | Autor: Andrew Kaufman | Ilustraciones: Marc Torrent | Traducción: Diego de los Santos |  Editorial: Turner libros | Colección:El Cuarto de las Maravillas | Encuadernación: Rústica con solapas | Dimensiones: 12,5 x 19 | Páginas: 152 | ISBN: 978-84-16142-19-4 | Precio: 14,90 euros

Todos mis amigos son superhéroes

TURNER

Todos los amigos de Tom son superhéroes, ¡de verdad que sí! Suman varios cientos, y eso solo en el área metropolitana de Toronto.

Tom incluso está casado con una superheroína, la Perfeccionista, pero Hipno, otro que tiene superpoderes (y que es el exnovio de la Perfeccionista), la hipnotizó el día de la boda. Ahora la Perfeccionista cree que Tom es invisible, y él no puede hacer nada para que ella lo vea: Tom es un tipo normal y corriente.

Seis meses después, la Perfeccionista ya está a punto de mudarse a Vancouver, convencida de que, como no lo ve, su marido la ha abandonado (y después de llevar a cabo todos los destrozos emocionales de los que una de su especie es capaz). Tom está a su lado en el aeropuerto, pero ella no tiene ni idea. No le queda mucho tiempo para convencerla de que en realidad está allí en cuerpo y alma.

Y así despega este libro, un compendio de personalidades extraordinarias y sumamente familiares, como las de todos nuestros amigos, que por algo lo son; un tratado psicológico de la época y una narración encantadora como pocas.

Un libro de culto sobre el amor, los amigos, y las rarezas que nos unen, que por eso tiene su edición del décimo aniversario.

«Al Elogioso siempre le piden que escriba sobre los libros de los demás porque saben que dará con el mejor elogio posible. El problema es que, debido a su superpoder elogiador, nadie toma realmente en serio sus elogios». MIGUEL NOGUERA

«Como un beso bajo el sol vespertino. Alguien debería escribirle una carta al señor Kaufman y agradecerle que tenga un corazón tan tierno y escriba con esa delicadeza». SHEILA HETI

Sala de embarque

Tom y la Perfeccionista están sentados en la sala de embarque de la puerta 23, terminal 2, del Aeropuerto Internacional Lester B. Pearson. Son las 10.13 de la mañana. Tom observa a la Perfeccionista mientras esta comprueba la dirección que figura en su equipaje de mano y coloca de nuevo la etiqueta en su sitio. Es la tercera vez que lo hace. La Perfeccionista recorre la sala de espera con la mirada. Hay más gente que asientos; no entiende por qué nadie ha ocupado la silla vacía que tiene a su derecha.

La silla que tiene a su derecha no está vacía; Tom está sentado en ella. Para la Perfeccionista, Tom es invisible. Tom lleva intentando convencerla de que no lo es desde el 14 de agosto, el día de su boda. Le ha hablado en susurros y le ha gritado, la ha llamado por teléfono y le ha enviado faxes, telegramas y correos electrónicos. Sus amigos comunes han intentado convencerla de que Tom no es invisible. Ellos sí que pueden verlo; ella, no. Tom solo es invisible para la Perfeccionista.

Faltan quince minutos para el embarque del vuelo AC117 con destino a Vancouver. La Perfeccionista no tiene ni idea de que Tom está a su lado. Él le toca la nuca y a ella

10 todos mis amigos son superhéroes

le da hipo. Siempre que Tom le toca la cabeza, a ella le da hipo. Si le toca la pierna, le provoca espasmos musculares. Si le toca la espalda, estornuda. Tom aparta la mano y la deja reposar sobre la rodilla. A la Perfeccionista se le corta el hipo.

Su relación nunca ha sido fácil. La Perfeccionista es una superheroína, y el origen de su poder es su necesidad de poner orden. Para ella, poner orden es algo tan necesario que puede lograrlo solo con desearlo. Tom no es un superhéroe, aunque la Perfeccionista no es la primera superheroína con la que ha salido.

Su primera novia con superpoderes fue Algún Día. Era pelirroja, de complexión robusta, y tenía dos superpoderes: una asombrosa habilidad para pensar a lo grande y una capacidad ilimitada de procrastinar. Algún Día nunca había usado sus superpoderes combinados hasta una mañana de domingo, cuando Tom y ella llevaban tres meses saliendo juntos. Estaban tumbados en la cama y Algún Día estaba mirando al techo.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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