Ficha técnica
Título: Todo por una chica | Autor: Nick Hornby | Editorial: Anagrama | Traducción: Jesús Zulaika | Páginas: 304 | Formato: 14 x 22 cm. | Encuadernación: Rústica | Primera edición: mayo 2009 | ISBN: 978-84-33975-09-6| PVP: 18,50 euros
Todo por una chica
Nick Hornby
Sam está a punto de cumplir los dieciséis años y su pasión es el skate. Vive en el norte de Londres con su madre, una joven divorciada que explica con más frecuencia de la que Sam quisiera que es sólo tres años mayor que David Beckam, y cuatro que Jennifer Aniston. Pero por el momento, y a pesar de las caídas de la tabla y los temores y temblores de la adolescencia, a Sam las cosas no le van del todo mal. Ha superado el duro período de la separación de sus padres y los problemas con las odiadas matemáticas. Y ha conocido en una fiesta a Alicia, se han enamorado, y están en esos eufóricos, anfetamínicos, intensos días del primer amor y de la primera vez. Porque Sam todavía no se ha acostado con nadie, y no es muy fácil encontrar con quién hablar de ese asunto del sexo cuando tienes una madre de treinta y dos años que le gusta mucho a tus amigos. Pero, a pesar de tanta excitación, el chico no se siente muy optimista con lo que le espera en la vida. Es que, como él mismo dice, se supone que los hijos siempre hacen las cosas mejor que sus padres, y si el progenitor trabajaba en las minas de carbón el hijo jugará en un equipo de primera división, o inventará internet, por ejemplo, pero sucede que en su familia siempre tropezaron con el primer peldaño, y a veces ni siquiera encontraron la escalera. Y su madre tenía dieciséis años y su padre diecisiete cuando ella quedó embarazada, y se les acabó el mundo tal como lo habían esperado. O sea que entre los suyos parece haber un gen que les impide terminar normalmente el colegio y cumplir los sueños familiares de ir a la universidad y ascender en la escala social. Y Sam, dentro de muy poco tiempo, se enterará de lo que todo el mundo sabe, que lo que más secretamente tememos siempre sucede. O sea que tendrá que vérselas con una iniciación a la vida muy, muy movida. Y unos cuantos peldaños con los que tropezar…
«El gran tema de Nick Hornby ha sido siempre la adolescencia perpetua que aflige a tantos hombres, o quizá a todos, como afirman algunas mujeres. Ahora ha escrito una novela sobre verdaderos adolescentes… y es encantadora, conmovedora, irónica y divertida, como todo lo que él hace» (David Sexton, Evening Standard).
«Todo suena verdadero; las conversaciones y el torpe sexo de la adolescencia, las terribles escenas donde hay que contarle la verdad a los padres furiosos, la honesta evaluación de las obsesiones y de la fugacidad de las relaciones a esa edad. Y hasta la radical diferencia en la expresión de chicos y chicas; una conversación con un chico contiene más silencios significativos que toda la obra de Harold Pinter, mientras que las chicas no pueden resistirse a contar hasta su último pensamiento» (Janet Christie, Scotland on Sunday).
«Hornby captura a la perfección las cadencias torpes de la adolescencia, y al mismo tiempo retiene su sabiduría de escritor ya adulto, su estilo y su técnica. Y aunque esté dirigido a lectores jóvenes, Todo por una chica tiene encanto, ingenio y sabiduría de sobra para que lo disfrutemos todos» (Arena Magazine).
Primer capítulo
Así que las cosas me iban bastante bien. De hecho, yo diría que todo iba saliendo estupendamente desde hacía unos seis meses.
– Por ejemplo: mamá se libró de Steve, la porquería de novio que tenía.
– Por ejemplo: la señora Gillett, mi profesora de arte y diseño, me llevó aparte después de una clase y me preguntó si había pensado hacer arte en la universidad.
– Por ejemplo: había aprendido dos nuevos trucos de skate, después de semanas de hacer el ridículo en público. (Supongo que no todos vosotros hacéis skate, así que debería explicar algo ahora mismo para que no haya malentendidos horribles. Skate = skateboard. Nosotros, normalmente, nunca decimos skateboard, así que ésta será la única vez que utilice esta palabra en toda la historia. Y si aun así seguís pensando que lo que hago es patinar sobre hielo o algo parecido, la estupidez será vuestra, no mía.)
Y además había conocido a Alicia.
Iba a decir que quizás deberíais saber algo sobre mí antes de que me ponga a contar cosas sobre mi madre y sobre Alicia y sobre todo lo demás. Pero cuando veo lo que he escrito hasta ahora pienso que ya sabéis bastante, o por lo menos habréis podido adivinar un montón de cosas. Habréis podido adivinar, de entrada, que mi madre y mi padre no viven juntos; a menos que os figuréis que mi padre es de ese tipo de personas a las que no les importa que su mujer tenga novios. Bueno, pues no lo es. Habréis podido adivinar que patino, y habréis podido adivinar que la asignatura que mejor se me da es arte y diseño, a menos que penséis que puedo ser de ese tipo de chicos a los que todos los profesores siempre están llevando aparte para decirles que vayan a la universidad a estudiar su asignatura. Ya sabéis, y todos peleándose por mi causa: «¡No, Sam! ¡Olvídate de arte! ¡Haz físicas!», «¡Olvídate de físicas! Sería una tragedia para la raza humana que dejaras de estudiar francés!», para acto seguido liarse a puñetazos unos con otros.