
Ficha técnica
Título: Territorio, autoridad y derechos. De los ensamblajes medievales a los ensamblajes globales | Autor: Saskia Sassen | Traducción: María Victoria Rodil
| Editorial: KATZ | Colección: Serie conocimiento | Género: Ensayo | ISBN: 9788492946082 | Páginas: 599 | Formato: 15 x 23 cm. | Encuadernación: Rústica | PVP: 33,00 € | Publicación: Septiembre de 2010
Territorio, autoridad y derechos
Saskia Sassen
Tanto desde la izquierda como desde la derecha, el léxico dominante sobre la globalización destaca el antagonismo entre lo global y lo nacional, y realiza descripciones razonables e intuitivamente satisfactorias de un mundo en proceso de transformación. Sobre ese léxico se han construido teorías y explicaciones atractivas, que, como señala la autora de esta obra, «tienen la capacidad de encandilar y, por lo tanto, de producir una gran penumbra a su alrededor». Indagar en esa zona de sombras, allí donde las explicaciones intuitivas son esquivas y erróneas, es el propósito de este libro, que parte de la constatación de que si bien el proceso de globalización es intenso, la «globalidad formal» es muy escasa: existen pocas e imperfectas instituciones globales. ¿Cómo se produce el proceso de globalización por fuera de esas instituciones? En primer término, señala Saskia Sassen, por «la labor que realizan cada vez más estados nacionales para desnacionalizar en parte sus marcos jurídicos e institucionales», ya que son, en efecto, algunas capacidades que produjo el proceso de construcción del Estado las que hoy hacen posible la era global, pero lo hacen «desnacionalizando» aquello que se ha constituido históricamente como nacional, ya sean las políticas de gobierno, los capitales, las subjetividades políticas, los espacios urbanos o las estructuras temporales.
Sassen analiza el modo en que los tres componentes de toda sociedad -territorio, autoridad y derechos- han cambiado en sí mismos y en sus relaciones a lo largo de tres «ensamblajes» históricos fundamentales: el medieval, el nacional y el global. Para ello, estudia la emergencia del Estado-nación a través del reposicionamiento sustancial de determinadas capacidades medievales; analiza las condiciones políticas, económicas, legales o tecnológicas inscritas en nuevas lógicas organizativas que van de lo nacional hacia lo global, y examina las intersecciones puntuales entre lo territorial, la autoridad y los derechos, con especial atención al papel de las nuevas tecnologías digitales.
Territorio, autoridad y derechos es una obra de largo aliento, en la que la perspectiva histórica y el trabajo sobre un enorme material empírico y teórico se suman para ofrecer una potente explicación de la transformación fundacional a la que asistimos, a la vez que brinda las herramientas para el análisis de los cambios futuros.
Prefacio a la edición en español
Con este libro pretendo descubrir aquello que queda oculto tras el léxico dominante sobre la globalización, un léxico que destaca el antagonismo entre lo global y lo nacional, tanto desde la izquierda como desde la derecha. Esas descripciones son razonables y resultan satisfactorias en términos intuitivos. La propia palabra «globalización» evoca todo un mundo en proceso de transformación. La claridad de tales descripciones tiene la capacidad de encandilar y, por lo tanto, de producir una gran penumbra a su alrededor. Precisamente en esa penumbra es donde me propongo indagar, y este libro cuenta la historia de esa indagación.
Como resultado he obtenido una serie de hallazgos, interpretaciones y tesis contrarios a la lógica intuitiva en mayor o menor medida.
Una de las preguntas clave que planteo es qué grado de globalidad formal existe realmente en la actualidad. Aunque este grado es muy escaso, se observa una enorme proliferación de globalidades que no están formalizadas y que, con frecuencia, se encuentran instaladas en el sistema supranacional o en el sistema interestatal. Por ejemplo, la empresa global no existe como tal en tanto persona jurídica, pero la bibliografía dedicada a la globalización nunca prestó atención a ese dato básico de la realidad. Es más, ni siquiera existe la figura jurídica de la empresa europea, algo que sería esperable dado el alto grado de formalización que caracteriza a la Unión Europea. Sin embargo, los instrumentos jurídicos a tal efecto son sólo parciales. Ahora bien, sabemos que a pesar de ello hay cientos de miles de empresas que operan a nivel global cada vez con mayor facilidad.
Al establecer esta disyunción, dejamos abierto un interrogante para el análisis, pues lo que hasta ahora se daba por sentado como una realidad manifiesta comienza a requerir una explicación. Se torna evidente que estamos ante un proceso más complejo, caracterizado por la labor de cada vez más estados nacionales para desnacionalizar en parte sus marcos jurídicos e institucionales de modo tal que la empresa extranjera pueda operar en sus territorios como si fuera global. En efecto, los propios estados han creado de manera colectiva una red de espacios desnacionalizados que se insertan en lo más profundo de sus territorios.
Por lo tanto, para dar cuenta de la globalización económica debemos comprender las particularidades de cada Estado. No podemos dar por sentado, como suele proponerse, que la globalización surte el efecto de homogeneizar los estados. La labor de crear un espacio desnacionalizado y estandarizado dentro de un Estado-nación requiere que éste ponga en marcha una combinación particular de leyes, reglamentos, alianzas políticas y acuerdos extraoficiales. Esas combinaciones varían de un Estado a otro.
Cabe preguntarse entonces qué es formalmente global. Dentro de la bibliografía existente sobre la globalización son escasos los trabajos en los que se señala que, en términos estrictos, hay sólo dos instituciones importantes que revisten un carácter global formalizado: la Corte Penal Internacional y el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio, que regula el régimen actual de libre comercio a nivel global. El resto de lo que hoy se conoce como la arquitectura institucional de la globalización en realidad corresponde al sistema supranacional o internacional. Lo que se observa es una intensa actividad global no formalizada en el marco de tales instituciones. Por otra parte, existe una amplia gama de formaciones globales más allá de la economía corporativa, pero en su mayoría tampoco revisten carácter formal. Sin embargo, la ausencia de instituciones globales formalizadas resulta especialmente llamativa en la esfera económica, ya que se registra una gran labor destinada a homogeneizar las normas de fabricación, de presentación de informes financieros, etcétera. La gestión y la supervisión de dichas normas se efectúan en el marco de las instituciones nacionales y supranacionales existentes.
Como se trata de una etapa de transición e inestabilidad, es esperable que algunos de esos procesos y condiciones se formalicen. Por ejemplo, en los últimos tiempos está surgiendo la necesidad de implementar un marco regulatorio global en el sector financiero para evitar las crisis como la que estalló en el año 2008. Es más, dada la globalización de los mercados electrónicos en dicho sector, un grupo importante de analistas se mostró sorprendido de que tal marco global no existiera desde antes. Lo que existe son apenas algunos elementos, como las recomendaciones de Basilea.