
Ficha técnica
Título: Tantos tontos tópicos| Autor: Aurelio Arteta | Editorial: Ariel | Colección: Ciencias humanas y sociales | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-344-7064-4| Páginas: 240 | Formato: 14,5 x 23 cm.| Encuadernación: Rústica con solapas | PVP: 16,90 € | Publicación: 2 de Febrero de 2011
Tantos tontos tópicos
Aurelio Arteta
La filosofía práctica no está hecha para predicar en el vacío, sino para guiar nuestra conducta privada y pública. Como una vía de acercar esa reflexión a la gente, Aurelio Arteta nos propone reunir estos tópicos tan familiares a fin de escudriñar sus flacos fundamentos y efectos perversos. Ellos delatan las creencias dominantes, los grandes prejuicios colectivos. Tantos tontos tópicos recoge desde las excusas más socorridas de la irresponsabilidad y la pereza hasta la retórica ordinaria sobre la violencia o la democracia.
Son estos comodines del lenguaje ordinario los que nos aportan la seguridad de que no estamos solos. Tal es la función primera de los tópicos: acomodarnos al grupo, vestirnos a la moda verbal del momento, volvernos normales. A base de amontonar esos lugares comunes, construimos nuestra comunicación más impersonal y automática.
Decir lo que se dice nos permite opinar sin la molestia de pensar lo que decimos y, de paso, alcanzar la ilusoria certeza de entender y ser entendidos. Y en ésas estamos.
Lugares peligrosos
Mi lema es «grita siempre con los demás». Es el
único modo de estar seguro.
George Orwell
1. Los tópicos son lugares comunes, en griego tópoi. Se trata de lugares -aquí, verbales- conocidos, transitados o frecuentados por todos o por muchos, sitios donde nos encontramos la mayoría. Según esta acepción corriente, el tópico es un dicho que no dice nada nuevo a nadie, sino más bien lo que todos saben. Lo que se pretende con él es el satisfactorio encuentro de uno con esa mayoría, el ocultamiento en medio del número, la huida de toda disputa y, en fi n, la tranquilidad consiguiente… En cierto sentido no andan lejos de las frases hechas. Los tópicos son frases prefabricadas, ya terminadas y dispuestas para uso de cada cual. Esto es, expresan pensamientos que no hemos pensado o producido nosotros mismos, sino que nos vienen ya aderezados y completos. Cada uno de ellos se forma como una reunión de palabras que han sido ligadas y expresadas por otros; no por éste o aquél en particular, sino por el Otro -grupo, sociedad, etc.- anónimo e impersonal. Y que luego repetimos todos. Alguien ha escrito que «al principio era la palabra, no la frase hecha»; sí, pero en la sociedad al fi nal suele triunfar la frase hecha.
2. Vivimos del tópico como del aire que respiramos, pero recibimos de mejor grado la noticia de la contaminación atmosférica que la de la intoxicación de nuestras letanías más usuales. Poner en solfa tan arraigadas muletillas sería como quitarnos nuestras andaderas: nos vendríamos al suelo. Son estos comodines del lenguaje ordinario los que nos aportan la seguridad de que no estamos solos. Contribuyen desde luego al gregarismo, tal como lo expresó Orwell: «Mi lema es «grita siempre con los demás». Es el único modo de estar seguro». Tal es la función primera de los tópicos: acomodarnos al grupo, arroparnos con «lo que se lleva», vestirnos a la moda verbal del momento a fin de llegar a ser de los nuestros. En una palabra, volvernos normales.