
Ficha técnica
Queremos saber. Cómo y por qué la crisis del periodismo nos afecta a todos
VV.AA.
La crisis económica general ha coincidido en el tiempo con una crisis propia de los medios de comunicación y por tanto del periodismo, obligado a adaptarse a la nueva realidad digital. Como en toda crisis, se corre el riesgo de recortar cosas fundamentales, y conservar otras accesorias: suprimir lo más caro, no lo menos necesario. En un medio lo más caro es la información internacional propia de calidad, por eso en esa sección se pueden ver aumentados los problemas y los desafíos del periodismo.
Con prólogo de Cecilia Ballesteros y epílogo de Ramón Lobo, en Queremos saber Enric González, Marc Bassets, Pilar Requena, Ramiro Villapadierna, Mikel Ayestaran, Mónica G. Prieto, Javier Espinosa, David Jiménez, Mayte Carrasco y Javier Martín, periodistas de una amplia trayec¬toria internacional en los medios más diversos, de prensa escrita, radio y televisión, reflexionan sobre la crisis que está atravesando el periodismo y explican las nefastas con¬secuencias que eso tiene para el correcto funcionamiento de una democracia.
Prólogo
Los ojos de la historia (reciente)
Los periodistas internacionales son los ojos de la historia, aquellos que cuentan lo que está sucediendo y cuyas crónicas del presente, a pesar de estar escritas sobre la marcha, sin perspectiva, en medio de la acción -«poesía bajo cierre», como se dijo de Anthony Shadid-, están destinadas a modelar la opinión de su tiempo más que el trabajo de algunos investigadores. Los testigos, los cronistas, muchas veces incómodos, siempre han estado ahí, desde el principio de los siglos: Herodoto, Polibio, Marco Polo… Hoy existe una línea que une Twitter con el inventor de la historia: ir a un sitio y contarlo, con honestidad y dignidad, conocer los propios prejuicios para anularlos, buscar la verdad («periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques; todo lo demás son relaciones públicas», escribió George Orwell) por encima de las propias ideas y arriesgarse por ella. Lo que hace grande al periodismo no es el medio por el que se cuenta, sino la forma y la voluntad en que y con que se cuenta.
Esos buscadores de contextos, como decía Kapúscínski, independientes, valientes, honestos, que están en el lugar de los hechos y explican el quién, cómo, dónde y cuándo y el porqué, y que desvelan qué pasa en un lugar y un tiempo concretos, no son hoy trending topic, justo cuando su mirada es más necesaria que nunca. La crisis económica, unida al cambio de modelo de negocio y al auge de las redes sociales, la globalización, la revolución digital y la competencia del mal llamado «periodismo ciudadano», están provocando en los medios un auténtico terremoto. Una de sus principales víctimas es la información internacional, que en nuestro país nunca ha tenido una gran tradición -todo sea dicho-, excepto en cabeceras como El País, La Vanguardia, antes ABC y la agencia EFE. Justo cuando se necesita más calidad y más análisis para entender cómo están cambiando el mundo y, por tanto, nuestras vidas, se cierran corresponsalías, se recortan viajes y coberturas, y se paga a la pieza o por conexión una cantidad ínfi ma por informar desde Siria o Libia. Por eso, este libro, que es de periodistas, pero no para periodistas, sino para todos aquellos interesados en saber lo que ocurre a su alrededor, es necesario frente a la crisis de identidad del periodismo y, en especial, del internacional, indispensable pero menos valorado, aunque es determinante para adivinar qué está en juego en nuestras democracias.