
Ficha técnica
Título: Personas e ideas | Autor: Enrique Krauze | Editorial: DEBATE | Formato: Tapa blanda con solapa | Páginas: 368 | Medidas: 152 X 229 mm | ISBN: 9788499926605 | Fecha: oct/2016 | Precio: 19.90 euros | Ebook: 10,99 euros
Personas e ideas
Enrique Krauze
Enrique Krauze es una figura fundamental en los círculos intelectuales mexicanos, como colaborador de Octavio Paz en la mítica revista Vuelta, y director editorial de Letras Libres.
Este volumen contiene las espléndidas conversaciones de Enrique Krauze con pensadores y escritores de talla mundial, cuyo hilo conductor es la historia, el pensamiento liberal y la crítica de las ideologías. Entre otras, se incluyen entrevistas con Jorge Luis Borges, Irving Howe, Isaiah Berlin, Octavio Paz, Leszek Kolakowski, Charles Hale, Joseph Maier, Hugh Thomas, Paul Kennedy, Daniel Bell, Mario Vargas Llosa, Luis González y González y Miguel León Portilla.
Las conversaciones dibujan un pequeño mapa: el de ciertos afectos, ciertas devociones, ciertas pasiones, ciertas causas que han ocupado los trabajos y los días de un escritor mexicano. Para hacerlo un poco más explícito, se incluye una charla en la que Christopher Domínguez Michael somete a Krauze a un detallado interrogatorio. Quizá arroje alguna luz sobre los motivos que guiaron -que guían aún- el gusto del historiador por «hablar de personas e ideas con personas de ideas».
Reseñas:
«Krauze se propone fertilizar el río liberal con las ideas de los personajes que entrevista o evoca.» Roger Bartra
«Una figura universal de la cultura actual en lengua española, que ha protagonizado una de las travesías intelectuales más limpias y valientes de nuestro tiempo.» Jon Jurasti
Prólogo
La cultura es conversación, ha escrito Gabriel Zaid. En mi caso, ha correspondido a una variedad específica: la conversación de ideas. En algún lugar he referido el origen de esta pasión: las largas conversaciones con mi abuelo paterno sobre las ideas rectoras de su tiempo que, a pesar de la diferencia de edades -me llevaba 54 años-, eran también las del mío: marxismo, socialismo, fascismo, sionismo, nacionalismo, liberalismo… A esa animada conversación (ya con una grabadora de carretes) siguieron decenas de charlas con personajes de la vida mexicana que adopté como abuelos vicarios: los miembros de la Generación de 1915, sobre los que escribí mi primer libro.
Mi incorporación a la revista Vuelta (febrero de 1977) me colocó de pronto ante la oportunidad de ampliar esa práctica con figuras que yo admiraba, sobre temas de mi interés. Uno de éstos era la vida y el pensamiento de Baruch Spinoza, a quien mi abuelo citaba con frecuencia como emblema del judío que remontándose sobre los fanatismos religiosos fincó las bases de la libertad moderna. ¿Quién mejor que Borges para charlar sobre Spinoza? Cuando pasó por México, en noviembre de 1978, conseguí verlo. «¿Una entrevista más?», protestó. «Es sobre Spinoza». Sonrió y me dijo: «Será un «Desayuno more geometrico»». Aquella conversación inolvidable fue la semilla de este libro.
Por más de dos décadas, el tema de nuestro tiempo fue la vigencia del marxismo y la idea de Revolución. Ante el resurgimiento de las pasiones ideológicas de los años treinta, los pocos demócratas liberales de América Latina necesitábamos argumentos de crítica y refutación. Aunque los tenía en casa -en la obra y el magisterio de Octavio Paz- fui a buscarlos por mi cuenta, en tres pensadores emblemáticos: Isaiah Berlin, en Oxford (1981); Joseph Maier, en Rutgers (1982), y Leszek Kołakowski, también en Oxford (1983). La obra del primero -creador de una historia encarnada de las ideas- ha sido una influencia central en mi vida. El segundo fue un exponente marginal pero activo de la Escuela de Fráncfort, en cuya lectura fervorosa me eduqué. El tercero fue el gran filósofo crítico del marxismo, con quien llegué a fincar una amistad. Al caer el Muro de Berlín, supe que las conversaciones con aquellos tres personajes habían sido reveladoras y aun premonitorias, no sólo en términos políticos e históricos sino también morales. Con todo, era imposible renunciar a la idea de Utopía. Sobre ese tema específico hablé muchos años después con Mario Vargas Llosa, admirado escritor y compañero de muchas batallas.