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Ficha técnica

Título: Misión del ágrafo | Autor: Antonio Valdecantos  | Prólogo: José Manuel Cuesta Abad | Dibujos: Javier Roz | Editorial: La Uña Rota | Páginas: 160 | ISBN: 9788495291394 | Fecha: enero/2016 | Precio: 14,00 euros 

Misión del ágrafo

Antonio Valdecantos

LA UÑA ROTA

Estrenamos 2016 con Misión del ágrafo: el primer ensayo en castellano que se atreve a pensar la escurridiza figura del ágrafo al tiempo que abre una fértil discusión acerca de cuál es el papel de la escritura hoy día, ahora que se escribe y se publica como nunca antes.

«Valdecantos va trazando con perspicacia e ingenio admirables la etopeya del ágrafo desde distintos ángulos, como un naturalista que describiera la fisonomía de una rara especie soñada.» José Manuel Cuesta Abad.

Tal vez haya que desconfiar del diccionario de la Real Academia cuando define «ágrafo» como una persona «que es incapaz de escribir o no sabe hacerlo». Porque el ágrafo que en este insólito ensayo Antonio Valdecantos disecciona no sólo puede y sabe escribir, sino que sencillamente se resiste a hacerlo. En estos tiempos en que sobreabunda la escritura -en realidad, nunca se ha escrito y publicado tanto-, tal vez sea preciso dar la razón a Tolstói cuando anotó en su diario: «Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir». 

Pero ¿qué es un ágrafo?

Según Antonio Valdecantos: «El ágrafo es casi un exacto Antibartleby, que, ante cualquier sugestión para que escriba algo, contestará con toda la ironía que es posible en este mundo: «Yo, por mi parte, preferiría hacerlo»».

Es más: ágrafo es quien debiendo ser, por su sabiduría, su agudeza y su talento, un escritor prolífico, incumple su destino y se resiste a escribir y a publicar. Acaso, un escritor o escritora sin obra: «De hecho (matiza Valdecantos) cuando habla el ágrafo -y puede llegar a hablar muchísimo- es como si estuviera escribiendo».

Es decir, la cara opuesta del «Bartleby», que acuñó Vila-Matas en su célebre libro. 

«El ágrafo cumple además -se lee en este lúcido ensayo, que termina con un homenaje a Montaigne- la ingrata función de poner de manifiesto que los escritores somos impostores más o menos mañosos, pero censurables por igual. Se podría concluir que el ágrafo es por todo ello un personaje maldito y no le faltarán enemigos.»

«Las razones por las que el ágrafo no escribe o no publica son innumerables, según pone de manifiesto la minuciosa casuística que, no sin humor, ofrece Valdecantos. […] Que Valdecantos, grafómano excelente, haya elegido la figura del ágrafo puede entenderse sin duda como uno de los muchos recursos irónicos que prodiga este libro, pero nada tiene de casual ni de arbitrario. […] Ni que decir tiene que los nombres de Montaigne, La Bruyère, La Rochefoucauld, Gracián, Shaftesbury, Diderot, Nietzsche o Chesterton son exponentes diversos de la moderna estirpe del escritor moralista, a la que pertenece -sin apenas precedentes genuinos en la reciente historia de la filosofía y la literatura españolas- Antonio Valdecantos.» José Manuel Cuesta Abad, del prólogo a esta edición.

 

REVÉS DE LA ESCRITURA

José Manuel Cuesta Abad

Hay literatura, hay escritura literaria porque quien a ella se entrega no puede evadir el retorno asediante de esta promesa mil veces incumplida y, por tanto, satisfecha: Voy a decirlo todo, créanme, pero, cuando haya terminado, todo quedará por decir. Siempre que uno escribe queda algo por decir, y lo que queda por decir, cuando uno escribe movido por el mero deseo de escritura -móvil perpetuo de lo literario-, es precisamente todo. Decirlo todo no significa aquí la pretensión de exhaustividad en el tratamiento de una idea, un tema, un argumento o un relato, ni se reduce a la posibilidad de una completa precisión en virtud de la cual la expresión convendría perfecta e insustituiblemente a lo expresado. «Entre todas las diferentes expresiones que se pueden dar a uno solo de nuestros pensamientos, no hay más que una que sea la buena», sentencia La Bruyère. Basta asumir esta severa convicción (en la que se cifra el ideal aforístico, y acaso la superstición, del estilo clasicista) para que la parálisis se cierna fatalmente sobre el acto de escritura. 

La expresión perfecta sería una forma de «decirlo todo» en cada caso, en pocas palabras, en una sola frase incluso cuya transparencia, pura y sin mezcla, revelara la recóndita armonía de lenguaje, pensamiento y realidad.

     Sin embargo, el decir exhaustivo de que se trata aquí poco o nada tiene que ver con este ideal de exactitud y transparencia. El todo en cuestión señala aquello que cualquiera, llevado de un extraño impulso libidinal a la escritura, quiere decir justo porque no puede ser dicho, porque jamás podrá decirlo de una vez por todas: ese oscuro deseo de escribir que ningún escrito llegará a colmar. Deseo que hace de la escritura una acción contrariada e imperfectible.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Antonio Valdecantos

Antonio Valdecantos (Madrid, 1964) enseña filosofía política y corrientes actuales de la filosofía en la Universidad Complutense y es autor de una amplia obra teórica y ensayística en la que se cuentan los libros La fábrica del bienLa clac y el apuntadorEl saldo del espírituLa excepción permanenteFilosofía de la caducidadMisión del ágrafoTeoría del súbditoManifiesto antivitalistaSin imagen del tiempoSignos de contrabandoEl hecho y el desechoNoticias de Iconópolis y La modernidad póstuma.

Obras asociadas
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