Ficha técnica
Minuta de un testamento
Eduardo Arroyo
Las memorias de Eduardo Arroyo, artista en sentido amplio e intelectual de primera línea, tienen la vocación de ser leídas como «una sarta de confidencias plagadas de historias» y de «dejarlo todo dicho, todo cosido, todo atado».
«En el momento en que redacto estas líneas, no me parece tener mala salud (hago los scongiuri necesarios). […] Mis transaminasas están un poco altas, por lo que casi he renunciado a mis bien amados Negronis (un tercio de ginebra, un tercio de Punt e Mes y un tercio de Campari, más algunas gotas de angostura y una rodaja de naranja).
También he abandonado decididamente la cerveza: ocurrió en Bélgica […] en vísperas del estreno de Boris Godunov en el teatro de La Monnaie de Bruselas […]. Allí me percaté de que había dejado de interesarme definitivamente esa bebida espumosa, pero no así algún que otro vaso de vino blanco o tinto para acompañar comidas y cenas. También me di cuenta de que se me había quitado el «complejo de pulpa»».
1. Minuta de un Testamento
Minuta de un Testamento, publicada en el verano de 1876 en Madrid, es la autobiografía de Gumersindo de Azcárate (1840-1917) y, según Vicente Cacho Viu, la más alta y definitiva contribución que por aquellos años dieron a la imprenta los krausistas. La Minuta apareció como un texto anónimo «publicado y comentado por W». A esta primera versión se fueron agregando notas y numerosas acotaciones, con el objeto de evitar de este modo la implacable censura gubernamental a la que debían someterse folletos y publicaciones varias, pero que no pesaba sobre los libros de más de doscientas páginas. Cacho Viu afirma que «[…] la minuta, con anotaciones comprendidas, sólo consiguió esa cifra mínima gracias a la inclusión de varios anuncios de otros libros y de todo el catálogo de Victoriano Suárez que prohijó también el nuevo texto de Azcárate».
En su Historia de los heterodoxos españoles, Menéndez Pelayo tacha la Minuta de folleto anticatólico «de insidiosa suavidad» y «empalagoso misticismo», mientras que para López Morillas se trata de «un amasijo de novela, autobiografía y catecismo», si bien este último reconoce que Azcárate deja constancia de sus pensamientos sobre materias de mayor cuantía: religión, derecho, política, pedagogía sociología, ética…; y también que, vista la filiación política del autor, el libro resulta útil para entender la manera krausista de enfocar ciertas cuestiones. «El librito -concluía López Morillas- cumplía el doble cometido de: a) vindicar al autor y a sus correligionarios de las inculpaciones que se les venían haciendo desde años atrás y de las nuevas persecuciones que acarreaba la Restauración; b) poner en manos del lector ordinario una exposición breve y sencilla, no de la sustancia doctrinal del krausismo, sino de la vida de un krausista».