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Ficha técnica

Título: México en la obra de Roberto Bolaño. Memoria y territorio | Autor: Fernando Saucedo Lastra   | Editorial: Iberoamericana | Páginas: 208 | Fecha: 2015 |ISBN:  9788484898863 | Precio: 24 euros

México en la obra de Roberto Bolaño. Memoria y territorio

IBEROAMERICANA

Roberto Bolaño llegó a México cuando era un adolescente. El tiempo que pasó en la ciudad, según su propio testimonio, lo dedicó a robar y devorar libros. También hizo amistades que lo marcaron como solo marcan las amistades en la juventud, y pasó el tiempo alimentando su imaginación con temas y personajes mexicanos. Años después, su escritura encontró en esta imaginación nutrida de lo mexicano los escenarios y personajes para su obra.

Este libro sigue a Bolaño en su paso por México y busca recuperar las pistas que dejó entre líneas el autor de Los detectives salvajes y 2666 para responder a cuestiones como ¿por qué eligió México como espacio para situar la trama de sus novelas?, ¿es solo un contexto geográfico o influye en el devenir de los argumentos y de los personajes?, ¿qué significado tienen espacios tan distintos como lo urbano, lo desértico y la frontera?

El autor reconoce solo una intensificación en el tratamiento del tema mexicano, primero en ambientes, personajes y temas, para, finalmente, convertirse en el centro narrativo de las obras mayores del autor chileno. La imagen de México se asocia con la idea del crimen, de la muerte y del mal; caracterización profundamente pesimista, casi apocalíptica, lo que le permite realizar una lectura simbólica de la novela, haciendo referencia al origen mítico de México como país remoto y exótico donde se conservan fuerzas naturales primigenias, a veces destructivas, donde se encarna el supuesto espíritu maligno azteca y donde se verifica la caída o el extravío del visitante extranjero.

 

INTRODUCCIÓN

I

A finales de los años noventa del siglo pasado, tuve la gran fortuna de que Roberto Bolaño se cruzara en mi camino de lector. Esto sucedió, como es el caso tantas veces, por la recomendación de un amigo que supo, generosamente, compartir, partir el pan literario. Mi encuentro con esa literatura tan poderosa se llevó a cabo en un espacio de silencio. Antes de que la repercusión literaria y la beatificación, si no endiosamiento mediático, transformaran los textos del autor chileno en lectura obligada por la moda literaria, tuve la extraña suerte de entablar un diálogo con aquel escritor, que nunca conocí, en el silencio privilegiado de una lectura sin prejuicios, sin el ruido de los medios, sin los filtros de las teorías y de las interpretaciones. La lectura fue, así, un diálogo directo entre un lector y una novela, contacto raro, indispensable.

     Mi primer libro fue Los detectives salvajes. Parecía imposible que un texto literario convocara con tanta fuerza un pasado y, como bien dice Ricardo Piglia, los indicios de un destino propio. El vínculo fue inmediato. Ahí estaba todo: los tormentos de los 17 años; los talleres de poesía casi siempre sospechosos; la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, los pasillos llenos de una muchedumbre viva, extraña, a veces lamentable, muchas veces, circense; Alcira («Auxilio Lacouture»), vieja ya, interrumpiendo las lecciones para leernos poesía; allí estaba la errancia compartida, la búsqueda de pertenencia, el encuentro con el tiempo.

     Esa primera lectura, entusiasmante, abrumadora, estableció un patrón, un ritmo de experiencia que se confirmó y ahondó en los siguientes textos de Bolaño, minuciosamente devorados en los siguientes años.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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