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Ficha técnica

Título: Mente y materia.  | Autor: Erwin Schrödinger |Traducción: Jorge Wagensberg | Editorial: Tusquets | Colección: Metatemas | Formato: 13,8 x 21 cm | Presentación: Rústica con solapas | Fecha: mar/2016 | Páginas: 136 | ISBN: 978-84-9066-244-1 | Precio: 13 euros

Mente y materia

TUSQUETS

Una brillante reflexión multidisciplinar sobre la mente y la materia por uno de los científicos más importantes de todos los tiempos.

Al preguntarse si la mente y la materia (el sujeto y el objeto, el yo y el mundo exterior, etcétera) son dos cosas muy distintas o, por el contrario, la misma y única cosa, así como qué lugar ocupa la conciencia en la evolución de la vida y qué papel desempeña en las cuestiones morales el estado de desarrollo de la mente humana, Schrödinger invade sin reparos terrenos tradicionalmente dominados por filósofos, teólogos, psicoanalistas y hasta políticos.

Cuando el autor plantea, por ejemplo, la cuestión de si todavía puede esperarse algún desarrollo biológico en el hombre de hoy o qué relaciones existen entre la mente y las cuestiones morales, las respuestas inquietarán a algunos y escandalizarán a otros.

Las bases físicas de la conciencia

El problema

El mundo es una construcción de nuestras sensaciones, percepciones y recuerdos. Conviene considerar que existe objetivamente por sí mismo. Pero no se manifiesta, ciertamente, por su mera existencia. Su manifestación está condicionada por acontecimientos especiales que se desarrollan en lugares especiales de este mundo nuestro, es decir por ciertos hechos que tienen lugar en un cerebro. Se trata de un tipo muy peculiar de implicación, que sugiere la siguiente pregunta: ¿qué propiedades específicas distinguen estos procesos cerebrales y los capacita para producir esta manifestación? ¿Podemos averiguar qué procesos materiales tienen esta capacidad y cuáles no? O más simplemente: ¿qué clase de procesos materiales están directamente relacionados con la conciencia?

Un racionalista se inclinaría por liquidar rápidamente la cuestión, más o menos en la forma siguiente. La conciencia está asociada, por nuestra experiencia y por analogía con los animales superiores, a cierto tipo de procesos en la materia organizada y viva, o sea a ciertas funciones nerviosas. Las formas más primitivas de la conciencia, o el problema de cuánto podemos retroceder o «descender» en el reino animal para encontrar todavía algún tipo de conciencia, no son sino especulaciones gratuitas, preguntas sin respuesta que deben dejarse para los soñadores ociosos. Más gratuito aún es entregarse a reflexiones sobre la posibilidad de que incluso otros fenómenos, orgánicos o materiales en general, puedan asimismo relacionarse de alguna manera con la conciencia. Todo ello es pura fantasía, irrefutable por indemostrable, y por lo tanto sin valor alguno para el conocimiento.

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