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Ficha técnica

Título: Leer como un profesor | Autor: Thomas C. Foster | Traducción:  Martin Schifino | Editorial: Turner | Colección:Noema | Encuadernación: Rústica con solapas | Dimensiones: 14 x 22 | Páginas: 320 | ISBN: 978-84-16142- 12-5 | Precio: 22 euros

Leer como un profesor

TURNER

Uno de los grandes regalos de la vida es haber tenido un buen profesor de literatura. Uno de esos que nos enseñan a disfrutar de los libros y a identificarnos con sus protagonistas, que nos quitan el miedo a los clásicos o nos animan a leerlos en cómic, y que nos hacen llegar un mensaje revolucionario: que cada uno puede leer lo que quiera.

Thomas C. Foster es uno de esos profesores, un verdadero creador de lectores, abanderado de la literatura no como refugio para exquisitos sino como disfrute compartido y al alcance de todos.

Y con este libro, publicado en inglés hace más de una década, consigue mostrarnos lo fácil y gratificante que es leer como un profesor: ver que, en los libros, todo camino es una misión, toda comida un vínculo, y alguien que se cae al río casi siempre es alguien que renace.

Un regalo para no lectores, un imprescindible para lectores, y un libro que le hará disfrutar el doble de todos los demás libros.

PREFACIO

Lo asombroso de los libros es que cobran vida propia. Los escritores creen que saben lo que están haciendo cuando se sientan a redactar una nueva obra, y supongo que así es, hasta que ponen el último signo de puntuación en la frase final. La mayoría de las veces, ese signo es un punto. Pero debería ser una interrogación, porque nadie sabe qué ocurrirá de ahí en más.

El típico ejemplo es el del escritor cuyo libro hace un ruido sordo al publicarse. Pensemos en Herman Melville o en F. Scott Fitzgerald. Melville debió de creer que, tras encontrar un gran público con sus novelas anteriores, la loca persecución de la ballena blanca sería un exitazo. Pero no. Tampoco lo fue el relato de Fitzgerald sobre un soñador romántico que trataba de reescribir el pasado. El gran Gatsby es mucho más sutil, mucho más perceptivo en cuanto a su contexto histórico y a la naturaleza humana que sus libros anteriores, de manera que resulta casi inconcebible que su enorme público le diera la espalda. Al mismo tiempo, quizá lo hiciera por eso mismo. Predecir correctamente una calamidad inminente se parece mucho al exceso de pesimismo… hasta que llega el desastre. La humanidad, como observó un contemporáneo de Fitzgerald, T. S. Eliot, no soporta demasiada realidad. En cualquier caso, Fitzgerald vivió lo necesario para ver cómo sus libros se descatalogaban y se reducían casi a la inexistencia. Al mundo le tomó una generación más descubrir la verdadera grandeza de El gran Gatsby, y tres o cuatro veces ese tiempo reconocer que Moby Dick es una obra maestra.

También se habla, por supuesto, de inesperados bestsellers que no paran de vender, así como de éxitos relámpago que, tras el fogonazo inicial, se desvanecen sin dejar rastro. Pero las historias que cautivan nuestra atención son las del tipo Moby-Gatsby. Si alguien quiere saber qué piensa el mundo de un escritor y sus obras, que vuelva a preguntarnos en unos doscientos años o así.

No todas las historias de altibajos editoriales son tan adversas. Todos tenemos la esperanza de encontrar un público -cualquiera sea- y creemos tener cierta idea de quién será. A veces acertamos, a veces nos llevamos un chasco. Lo que sigue es una especie de confesión.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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