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Ficha técnica

Título: La vida de Rubén Darío escrita por él mismo | Autor:  Rubén Darío / Francisco Fuster (ed.) |  Editorial: FCE | Colección: Tierra Firme | Formato: Rústica con solapas | Páginas: 175 | Medidas: 13,5 X 21 cm | ISBN: 9788437507279 | Precio: 14 euros

La vida de Rubén Darío escrita por él mismo

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

«La vida de Rubén Darío escrita por él mismo» apareció por primera vez en el semanario argentino Caras y Caretas, donde se publicó por entregas entre los meses de septiembre y noviembre de 1912. Tres años después, se imprimió la primera edición de la obra en formato libro, reproduciendo el texto aparecido en la revista, con el añadido de un capítulo final -«Posdata, en España»- que quedó incorporado a la versión definitiva de un texto que, con el título de Autobiografía, pasó a formar parte del volumen XV (1920) de las Obras Completas del escritor nicaragüense, publicadas por la Editorial Mundo Latino.

Dentro del confuso universo de una producción literaria compleja e impregnada de autobiografismo, La vida de Rubén Darío escrita por él mismo posee el innegable mérito de contribuir a la creación de un «espacio autobiográfico» dariano, pues se convierte en la llave maestra que nos permite comprender cómo convivieron durante cuarenta y nueve años los dos Daríos: la persona y el personaje; el hombre que vivió siempre en lo cotidiano y el poeta que nunca renunció a la eternidad.

I

Tengo más años, desde hace cuatro, que los que exige Benvenuto para la empresa. Así doy comienzo a estos apuntamientos que más tarde han de desenvolverse mayor y más detalladamente.

En la catedral de León, de Nicaragua, en la América Central, se encuentra la fe de bautismo de Félix Rubén, hijo legítimo de Manuel García y Rosa Sarmiento. En realidad, mi nombre debía ser Félix Rubén García Sarmiento. ¿Cómo llegó a usarse en mi familia el apellido Darío? Según lo que algunos ancianos de aquella ciudad de mi infancia me han referido, un mi tatarabuelo tenía por nombre Darío. En la pequeña población conocíale todo el mundo por Don Darío; a sus hijos e hijas por los Daríos, las Daríos. Fue así desapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paterna firmaba ya Rita Darío; y ello convertido en patronímico llegó a adquirir valor legal, pues mi padre, que era comerciante, realizó todos sus negocios ya con el nombre de Manuel Darío; y en la catedral a que me he referido, en los cuadros donados por mi tía Doña Rita Darío de Alvarado, se ve escrito su nombre de tal manera.

El matrimonio de Manuel García -diré mejor de Manuel Darío- y Rosa Sarmiento, fue un matrimonio de conveniencia, hecho por la familia. Así no es de extrañar que a los ocho meses más o menos de esa unión forzada y sin efecto, viniese la separación. Un mes después nacía yo en un pueblecito, o más bien aldea, de la provincia, o como allá se dice, departamento, de la Nueva Segovia, llamado antaño Chocoyos y hoy Metapa.

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