
Ficha técnica
Título: La tercera cara de la Luna | Autor: Angel Luis Sucasas | Prólogo: Félix J. Palma | Editorial: Nevsky | Colección: Cuentos de fantasía Weird | Encuadernación: Rústica con solapas | Páginas: 271 | Dimensiones: 15 x 21 cm. | ISBN: 978-84-943546-0-1 | Fecha: 2015 | Precio: 20 euros
La tercera cara de la Luna
Ángel Luis Sucasas
La tercera cara de la Luna es la abanderada del weird español. La literatura extraña ha fecundado en España en una nueva pléyade de talentos que saben conjugar la alta literatura y la enorme influencia de la cultura pop por todos sus canales, de los videojuegos al cómic pasando por el cine de Tarantino o las pesadillas de geometrías imposibles que soñó Lovecraft.
Lo extraño, lo bizarro, lo ignoto nace en esta generación del cruce de estas influencias con el mundo inestable de la globalización, un mundo de cristal, hormigón y McDonalds en cada esquina. La tercera cara de la Luna destila toda la frustración y rabia ocultas en lo extraño para hablar de la infancia como esa edad jamás superada. Esa edad que es a la vez la del miedo y la del asombro. Esa edad en que cualquier cosa es posible. Y, por ello, temible.
LA DESPEDIDA
CUESTA MUCHO DECIR ADIÓS A QUIEN MÁS AMAS.
Esta mañana, cuando llegó mi momento de decírselo a Manika, antes de que se la llevaran a la Cabaña, no pude. Miré sus ojos verde mar, pensé en todo lo que habíamos pasado juntos, desde Fin a Comienzo, y traté de decirle aquello que ella quería oír.
Te quiero. Nada más.
Te quiero.
Pero no dije nada. Mis labios se quedaron prietos y temblones como los de un mocoso de dos años y no como los del sabio de trece que era, ya cerca de Fin, y a Manika le pusieron la venda en los ojos de los Pálidos y se la llevaron sin que pudiera decirle: «Te quiero».
Así que me quedé allí, llorando en silencio, mientras Alilí y Kuse-Kuse la guiaban a la Cabaña de la mano, como se guía a una ciega.
No pude hacer nada en todo el día, aunque bien se sabe que en Comienzo se necesita que todo el mundo, desde un guerrero de diez a un mocoso de tres, haga algo. Cavar un pozo, contar una historia, buscar ropas de Pálidos cerca de la empalizada, reparar una gotera, caminar en grupos por el bosque con el oído atento a los gritos de los recién nacidos, cazar pájaros de sol con un buen disparo de tirachinas… Algo. Lo que sea. Pero nunca estarse quieto. Nunca.