
Ficha técnica
Título: La puerta de los pájaros | Autor: Gustavo Martín Garzo | Ilustraciones: Pablo Auladell | Editorial: Impedimenta |Encuadernación: Cartoné | Formato: 14 x 22 cm | Páginas: 192 | ISBN: 978-84-15578-92-5 |Precio: 20,95 euros
La puerta de los pájaros
Gustavo Martín Garzo
El unicornio es el animal más tímido que existe y se sabe muy poco de sus costumbres. Mas basta que una doncella se interne en el bosque para que se ponga a seguirla en secreto. Cuando la doncella se sienta a descansar, el unicornio se acuesta a su lado y se queda dormido sobre su falda.
Lo que pasa entonces es algo que nadie ha contado hasta hoy. La puerta de los pájaros de Gustavo Martín Garzo cuenta, con doce bellísimas ilustraciones de Pablo Auladell, la historia de los encuentros de una princesa, un unicornio y otros seres míticos. Es un relato sobre la infancia y los días pasados. Una fábula fantástica sobre el alma de esos niños que fuimos una vez.
I
El cascabel mágico
Hace ya mucho tiempo vivía en Portugal un rey que se llamaba Dinis. Tenía una única hija a la que puso de nombre Constanza. El rey había enviudado muy joven y solo vivía para hacer feliz a la princesa, que era el vivo retrato de su amada esposa. Constanza siempre estaba atendiendo a los pobres y a los más desfavorecidos. Era muy discreta, y prefería la soledad del palacio y la quietud de sus jardines al bullicio de los mercados y de las fiestas.
Su padre, el rey, tenía una gran biblioteca, y Constanza se pasaba las horas leyendo. Le gustaban las novelas de caballeros andantes, de jóvenes doncellas que se disfrazaban de varones para recorrer el mundo en busca de aventuras, de marinos que se enfrentaban a feroces ballenas y otros monstruos de las profundidades. Pero acababa de cumplir trece años y sus preferidas eran las historias de amor. Conoció así la triste historia de Berta, que fabricó unas alas para volar y en las noches de luna se reunía con el pastor al que amaba, hasta que un arquero la confundió con un ave y la mató con sus flechas; o la historia del mercader que amaestraba palomas. Una joven noble se prendó de él, pero el padre, que lo consideraba de clase inferior, se opuso a su relación y empezaron a verse a escondidas. El padre la recluyó en uno de sus palacios, y el joven no tardó en liberarla. Amaestraba palomas y las había enseñado a seguir el rastro de un cordón azul que su novia siempre llevaba consigo, así que solo tuvo que soltar a sus palomas para reunirse con ella.