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Ficha técnica

Título: La ley del silencio | Autor: Budd Schulberg |  Traducción: Marcelo Cohen | Editorial: Acantilado | Colección: Narrativa del acantilado, 192 | Género: Novela | ISBN: 978-84-15277-28-6 | Páginas: 400 | Formato:  13 x 21 cm.| Encuadernación: Rústica cosida | PVP: 24,50 € | Publicación: 2 de Septiembre de 2011

La ley del silencio

Budd Schulberg

ACANTILADO

El ex boxeador Terry Malloy y su hermano Charley, un abogado sin escrúpulos conocido como el Caballero, forman parte del duro sindicato de estibadores de Nueva York, conectado con la mafia y dirigido por Johnny Friendly. Él y sus matones controlan los muelles con mano de hierro; para seguir vivo hay que hacer las cosas a su manera y volverse sordo y mudo. Terry, de pocas luces e iletrado, lleva a cabo cualquier trabajo que le pidan. Hasta que un día conoce a Katie, cuyo hermano ha sido asesinado por infringir la ley del silencio. Entre ellos surge una atracción que despierta la adormilada conciencia de Terry, quien, ante las exhortaciones del padre Barry, un idealista cura católico, decide dar un paso al frente para derrocar la tiranía de la mafia. En una fabulosa introducción, el propio Budd Schulberg nos explica cómo surgieron tanto esta novela como el guión de la película homónima-dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Marlon Brando-a partir de la información recopilada a lo largo de años de investigación en la ribera portuaria de Nueva York.

«Ficción al rojo vivo, con toda la fuerza de intimidación, suspense, fluidez narrativa y personajes verosímiles… lo que todo buen lector espera en una novela. Lo mejor que ha escrito Schulberg. Un libro redondo». The New York Times

«Emocionante, conmovedor, fascinante. Un retrato terrible de un sucio negocio». The New Republic 

 

INTRODUCCIÓN
por budd schulberg

Aunque el film La ley del silencio ya forma parte de la tradición popular del cine, el origen de esta novela es menos conocido. No fue en absoluto una «novelización», esa palabra bastarda para subproductos bastardos de los éxitos de Hollywood. Los reseñadores, que de hecho invocaron a Zola y a Dreiser en sus elogios, se sorprendieron de que, con los muchos aplausos que el film había recibido, se pudiese decir de él más de lo que cabía suponer para una producción de noventa minutos, incluso siendo una de las mejores.

   Lo cierto es que yo había abordado la escritura del guión de una manera no muy ortodoxa: había dedicado, no uno o dos meses, sino años de mi vida a absorber todo lo posible de la ribera portuaria de Nueva York, haciéndome habituée de los bares del lado oeste de Manhattan y de Jersey donde chantajistas e insurretos tanto irlandeses como italianos tenían sus cuarteles generales o sus segundos hogares, bebiendo cerveza toda la noche con familias apretadas en cocinas de «apartamentos-tren» de a veintiséis dólares, entrevistando a jefes de sindicatos portuarios y tomando contacto con los temerarios y directos curas obreros de San Javier, la iglesia de Hell’s Kitchen, que me dieron un vislumbre de la acción social católica al que yo nunca había tenido acceso. Si bien había leído sobre los sacerdotes obreros franceses, y sobre el clero latinoamericano que vinculaba la devoción a Cristo con los movimientos de resistencia de campesinos y peones agrícolas, nunca me había percatado de que sólo a unas calles de abrevaderos elegantes como Sardi’s había hombres de sotana y alzacuello que se enfrentaban con la codicia, la explotación y la corrupción tan altivamente como sus hermanos de lugares mas exóticos.

   Un «cura de los muelles» me fascinaba en particular: el padre John Corridan, un kerryniano larguirucho, rubicundo, gárrulo, fumador empedernido, terco y a veces blasfemo, bienvenido antídoto para Barry Fitzgerald, el estereotipado «Paa-dre» interpretado por Bing Crosby y tan caro para los corazones hollywoodenses. Día y noche yo escuchaba atentamente al padre John, cuyo lenguaje era una mezcla inigualable de argot de Hell’s Kitchen, jerga de béisbol, conocimiento enciclopédico de la economía de la zona portuaria y un ataque contra la inhumanidad del hombre con el hombre, basado en las enseñanzas de Cristo tal como las actualizaban las encíclicas papales sobre la reconstrucción del orden social.

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Budd Schulberg

Budd Schulberg (Nueva York, 1914 - 2009) pertenecía, desde la cuna, a la «realeza de Hollywood»: sus padres fueron B. P. Schulberg, jefe de la Paramount, y Adele Jaffe-Schulberg, hermana del agente y productor Sam Jaffe. Entre sus novelas encontramos títulos como El desencantado (1951; Acantilado, 2004) y ¿Por qué corre Sammy? (1941; Acantilado, 2008), que ganó el premio National Critics' Choice, así como Más dura será la caída (1956). En 2006 Acantilado publicó De cine. Memorias de un príncipe de Hollywood (1982), su libro de memorias que es también casi crónica de la creación de Hollywood.  

Obras asociadas
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