Ficha técnica
Título: La aventura sin fin | Autor: T.S. Eliot | Traductor: Juan Antonio Montiel Rodríguez | PVP: 25,95 euros | Páginas: 592 | Fecha publicación: 10 de noviembre de 2011.
La aventura sin fin
T.S. Eliot
Por primera vez en castellano, una rigurosa selección de la obra ensayística de T. S. Eliot
Poeta, dramaturgo, ensayista y editor, T. S. Eliot fue uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX. Desde la primera década del siglo pasado hasta su muerte, en 1965, ejerció una rotunda autoridad en la literatura anglosajona que le llevó a revisar toda la literatura occidental, desde Virgilio, Dante y los isabelinos hasta Donne, los románticos y Yeats.
Si bien su poesía se ha difundido ampliamente entre los lectores españoles, sus ensayos no han conocido sino una divulgación limitada y defectuosa. En este volumen presentamos una selección amplia y rigurosa de sus ensayos más importantes y menos divulgados escritos entre 1919 y 1965, la época de madurez intelectual, el largo periodo que va de la publicación de su poema más emblemático, La tierra baldía, hasta la transformación personal, religiosa y literaria que supuso la publicación de los Cuatro cuartetos.
A lo largo de estas páginas, anotadas y prologadas por Andreu Jaume, Eliot reordena e incluso reinventa la tradición europea. Dueño de una intimidante cultura, capaz de encararse a los más grandes, ya sean Shakespeare o Milton, inigualable lector del detalle, provocador insaciable, Eliot se muestra todavía en estas páginas como el verdadero guía, señor y maestro de la modernidad.
Christopher Marlowe
Acerca de Marlowe, Swinburne observa que «el padre de la tragedia inglesa y el creador del verso blanco inglés fue también, por tanto, el maestro y el guía de Shakespeare».1 En la frase hay dos supuestos y dos conclusiones equivocadas. Kyd, tanto como Marlowe, está legitimado para el primero de esos títulos; Surrey tiene aún más méritos para el segundo de ellos; y Shakespeare no tuvo por guía y maestro a uno solo de sus predecesores o contemporáneos. 2 El juicio menos cuestionable es el de que Marlowe ejerció una poderosa influencia en el teatro posterior -aun sin ser él mismo un dramaturgo de la talla de Kyd-, que introdujo muchas tonalidades nuevas en el verso blanco e inauguró el proceso de disociación que llevó a ese verso cada vez más lejos de los ritmos de la poesía rimada y que, cuando Shakespeare tomó prestada alguna cosa de Marlowe -lo que ocurrió con frecuencia en sus comienzos-, hizo siempre algo inferior o sencillamente distinto.