
Ficha técnica
Título: Jesús de Polanco, capitán de empresas | Autora: Mercedes Cabrera | Editorial:
Colección: Ensayo | Páginas: 480 | ISBN: 978-84-16252-85-5 | Precio: 24 euros | Ebook: 16,99 euros
Jesús de Polanco, capitán de empresas
Mercedes Cabrera
Ésta es la historia de la trayectoria empresarial y humana de un emprendedor, Jesús de Polanco, protagonista principal de la transformación del mundo editorial, periodístico, radiofónico y televisivo en España. Es un relato de sus iniciativas, desde la editorial Santillana a El País y la presidencia de PRISA, la entrada en la SER, y la apuesta por la televisión de pago con Canal Plus y después con Canal Satélite Digital, todo ello en el contexto de las transformaciones de la economía y del mundo empresarial en España, de la vida política y de la cultura, desde los años sesenta del siglo pasado hasta los primeros de éste.
Jesús de Polanco fue un empresario enérgico, intuitivo pero muy trabajador, austero y empeñado en la reinversión de los beneficios; dispuesto a arriesgar, pero sin poner en peligro el futuro de sus empresas; celoso de su independencia y de la profesionalidad de sus medios, hasta el punto de ser tachado de soberbio y prepotente: su amigo José María Martín Patino le llamó «Jesús del Gran Poder», y ese apelativo le persiguió en boca de sus críticos y enemigos, porque los tuvo, muchos y poderosos.
Fue amigo de empresarios, banqueros, y políticos de uno y otro lado del Atlántico, porque siempre consideró América Latina parte de un mismo espacio cultural. También de editores y periodistas, y de artistas, intelectuales y escritores, a los que brindó oportunidades en sus medios y a los que admiraba profundamente, quizás porque cuando era joven pretendió ser uno de ellos.
Este libro está basado en la bibliografía existente y en la prensa del período que abarca, en las actas de los consejos de administración y de las juntas generales de accionistas del Grupo PRISA, así como en los fondos del archivo personal de Jesús de Polanco y en los testimonios recogidos por la autora en largas conversaciones con personas que le conocieron de cerca.
Presentación
«Yo soy pura y simplemente un empresario», afirmó Jesús de Polanco en el homenaje que le rindieron los editores españoles y latinoamericanos en la Feria del Libro de Guadalajara, en México, en 1998. Un empresario editor de libros y de periódicos, y de los medios de comunicación, de la radio y de la televisión. «Nosotros somos lo que somos », les dijo a los directivos del Grupo PRISA reunidos en Lisboa, en junio de 2007: un grupo de comunicación, ocio y entretenimiento en español, que aspiraba, eso sí, a ser el primero. Ni más, ni menos. «Estamos a lo que estamos», añadió. No pretendían ser ninguna otra cosa. Eran, además, un grupo «familiar», no ya porque su familia controlara la mayoría accionarial o por la composición de los órganos directivos, sino porque ese carácter familiar constituía la garantía de su continuidad y, sobre todo, de su independencia. Había funcionado durante treinta y un años y no había razones de ningún tipo que aconsejaran cambios.
Jesús de Polanco fue para muchos «Jesús del Gran Poder», como le llamó a comienzos de los años ochenta su buen amigo, el jesuita José María Martín Patino, quien echó a rodar ese apelativo que otros, sin embargo, pronto comenzaron a utilizar para atacarle. De acuerdo con la imagen que fue cuajando, Polanco había puesto en pie su imperio mediático gracias a la protección y los favores del poder político, sobre todo de los socialistas, durante su larga estancia en el Gobierno en los años ochenta y primeros noventa. No era sino un empresario arrimado al poder, que trasegaba información privilegiada, contrataba personas que habían estado en los aledaños de los gobiernos, y conseguía decisiones políticas favorables a cambio del apoyo de sus medios de comunicación. Un hombre poderoso, capaz de aupar y derribar gobiernos, con un origen espurio de su éxito empresarial y de su preeminencia social, y que, no obstante, se permitía dar lecciones de neutralidad, profesionalidad y pluralismo.