Ficha técnica
Título: Hacia el porvenir | Autor: Rafael Barrett | Prólogo: Francisco Corral | Editorial: Periférica | Colección: Pequeños tratados, 3 | Páginas: 176 | 14,5 x 18 | Fecha de publicación: Julio de 2008 | Género: Ensayo | Precio: 14 € | ISBN: 978-84-936332-5-8
Hacia el porvenir
Rafael Barret
Los tres títulos que se incluyen en este volumen ofrecen textos muy representativos de tres facetas esenciales en la obra de este autor fundamental y controvertido, coetáneo de la Generación del 98 y nacido en España pero considerado por muchos como un escritor paraguayo: su literatura de denuncia, sus ideas estéticas y su pensamiento social. Además, estos tres escritos corresponden también a tres momentos cruciales en la evolución del proceso creativo de Rafael Barrett: De Estética fue publicado en agosto de 1905 y pertenece a la primera etapa de Barrett, cuando su transformación americana es todavía incipiente; se trata de un texto casi íntegramente europeo en su contenido y en sus referencias. Los artículos que constituyen Lo que son los yerbales se publicaron por primera vez en junio de 1908 y corresponden a los momentos más intensos de su acción agitadora, además de haberse convertido en uno de los textos fundadores de la «no ficción» latinoamericana. La cuestión social apareció en marzo de 1910; corresponde, por tanto, a su etapa más madura.
«Rafael Barrett fue un precursor en todos los sentidos.» Augusto Roa Bastos
EL SUCESO DEL CIRCO
Pero inopinadamente, por uno de esos pequeños acontecimientos que desencadenan grandes catástrofes (como la gota de agua que hace caer la hoja que hace rodar la piedra que hace…), aquel joven tan brillante y prometedor entra en una cadena de contratiempos que van precipitando el desastre.
La gota de agua fue una «cuestión de honor» con un abogado de apellido Azopardo; nada extraordinario en una época en que el duelo, aunque legalmente prohibido, era el pan de cada día. Pero el rival decide no batirse. Cada cual es dueño de sus miedos; lo grave es que Azopardo justifica su retirada con una acusación entonces terriblemente deshonrosa: Barrett no es digno de batirse con él porque no es un «caballero»; y no es un caballero porque es «pederasta».
Se convoca el preceptivo Tribunal de Honor para juzgar el asunto. Barrett, confiado en que una acusación tan oportunista, inconstatable y además falsa no iría a prosperar, ha viajado a Francia cuando el Tribunal emite su dictamen. Y Rafael Barrett es descalificado. Ser descalificado por un Tribunal de Honor significaba una afrenta social muy grave, incluso para aquellos que mentalmente lo rechazaran.
Barrett reacciona airado ante semejante injusticia. Reclama al Tribunal y exige que se le conceda una audiencia. El Tribunal se niega a recibirle y a revisar su sentencia. La situación ha llegado a un callejón sin salida. Otro habría tirado la toalla, pero Barrett no; no va a conformarse con una calumnia tan injuriosa y una injusticia tan flagrante, y decide pasar a la acción directa. El día 24 de abril de 1902, en plena función de gala del Circo de París, apalea públicamente al presidente del Tribunal de Honor, el duque de Arión.
El escándalo fue mayúsculo. Barrett fue a parar a la cárcel y toda la prensa madrileña del día siguiente destaca la noticia. Uno de los objetivos de Barrett, además de tomar venganza por su propia mano, era obligar al duque a batirse con él como consecuencia de la ofensa pública recibida. Pero el duque se enroca en su propia sentencia y se escuda también en la descalificación de Barrett para evitar el encuentro.