
Ficha técnica
Título: Habladles de batallas, de reyes y elefantes | Autor: Mathias Enard | Traducción: Robert Juan-Cantavella | Editorial: Mondadori | Género: Novela | ISBN: 9788439723943 | Páginas: 112 | Formato: 14 x 23,9 cm. | Encuadernación: Tapa dura| PVP: 16,90 € | Publicación: 6 de Mayo 2011
Habladles de batallas, de reyes y elefantes
Mathias Enard
Al desembarcar en Constantinopla el 13 de mayo de 1506, Miguel Ángel sabe que está desafiando el poder y la cólera de Julio II, papa guerrero y mal pagador, por abandonar la construcción de su tumba en Roma. Pero ¿cómo rehusar la invitación del sultán Beyazid, que le propone, después de rechazar el diseño de Leonardo da Vinci, concebir un puente sobre el Cuerno de Oro?
Así comienza esta novela, íntimamente ligada a la historia, que parte de un hecho real para después intentar desentrañar los misterios de aquel viaje. Abrumadora como el encuentro del hombre del Renacimiento con las bellezas del mundo otomano, precisa y cincelada como una pieza de orfebrería, Habladles de batallas, de reyes y elefantes es el retrato de un artista en su esplendor y, también, una fascinante reflexión acerca del acto de crear y el significado que esconde un gesto inacabado hacia la otra orilla de la civilización. A través de la crónica de estas semanas olvidadas de la historia, Mathias Enard esboza una geografía política cuyas dudas siguen acuciándonos cinco siglos después. Mathias Enard, con su estilo pulcro y sobrio, ha firmado una novela magnífica.
«Una pequeña joya de elegancia intelectual.» La Vie Littéraire
«Habladle de batallas, de reyes y elefantes habla sobre todo del corazón de los hombres y, como el texto de Kipling de donde toa su nombre, de los poderes del relato capaz de levantar puentes entre Oriente y Occidente. » Le Monde
«En la obra de Enard, el sexo es la aguja y el amor el hilo, el primero perfora la carne en su función de coser la herida y es sólido, incuestionable, el segundo en cambio es débil, intermitente, por eso la herida queda a medio coser.» José Carrión, Letras Libres
PÁGINAS DEL LIBRO
La noche no conduce al día. Arde en él. Al alba la llevan a la hoguera. Y con ella a sus gentes, los bebedores, los poetas, los amantes. Somos un pueblo de relegados, de condenados a muerte. No te conozco. Conozco a tu amigo turco, es uno de los nuestros. Poco a poco desaparece del mundo, engullido por la sombra y sus espejismos; somos hermanos. No sé qué dolor o qué placer lo ha empujado hacia nosotros, hacia el polvo de estrellas, puede que el opio, puede que el vino, puede que el amor; puede que alguna oscura herida del alma, bien oculta entre los pliegues de la memoria.
Tú deseas reunirte con nosotros.
Tu miedo y tu angustia te echan a nuestros brazos, y tratas de acurrucarte en ellos, pero tu cuerpo robusto permanece fiel a sus certezas, huye del deseo, rechaza el abandono.
No te culpo.
Habitas una prisión distinta, un mundo de fuerza y de valor donde esperas que te lleven a hombros. Crees merecer la benevolencia de los poderosos, aspiras a la gloria y la fortuna. Sin embargo, cae la noche y tiemblas. No bebes porque tienes miedo, sabes que el arrebato del alcohol te abisma en la debilidad, en la irresistible necesidad de recuperar las caricias, una ternura desaparecida, el mundo perdido de la infancia, la satisfacción, la calma ante la resplandeciente incertidumbre de la oscuridad.
Crees que deseas mi belleza, la suavidad de mi piel, el brillo de mi sonrisa, la sutileza de mis articulaciones, el carmín de mis labios, pero lo que en realidad deseas sin saberlo es la desaparición de tus miedos, la curación, la unión, el regreso, el olvido. Esa potencia te devora en soledad.
Entonces sufres, perdido en un crepúsculo infinito, con un pie en el día y el otro en la noche.