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Ficha técnica

Título: Freud. En su tiempo y en el nuestro | Autora: Elisabeth Roudinesco | Editorial: Debate | Colección: Debate |  Páginas: 624 | Formato: 16 x 23,5 | Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta  | ISBN: 9788499925288 | Precio: 29,90 euros  | ebooK : 12,99

Freud. En su tiempo y en el nuestro

Elisabeth Roudinesco

DEBATE

Tras décadas de hagiografías y de condenas encendidas, resulta muy complicado saber hoy en día quién fue Sigmund Freud. Sin embargo, después de la publicación de las últimas biografías de referencia se han abierto nuevos archivos a los investigadores y lo fundamental de la correspondencia ya es accesible. Por tanto, este es un momento inmejorable para volver a un hombre y una obra sobre la que quedaba mucho que decir.

El fundador del psicoanálisis era, para empezar, un vienés de la Belle Epoque, súbdito del Imperio austrohúngaro, heredero de la Ilustración alemana y judía. En cuanto al psicoanálisis en sí, es fruto de un esfuerzo colectivo, de un cenáculo en el cual Freud dio vía libre a su fascinación por lo irracional y las ciencias ocultas, convirtiendo a veces a sus amigos en enemigos, ejerciendo de Fausto pero también de Mefistófeles. Pensador moderno, pero conservador en política, nunca dejó de actuar de modo contradictorio con su obra, siempre en nombre de la Razón y de las Luces.

Aquí está Freud en su tiempo, en su familia, rodeado de sus colecciones, con sus mujeres, sus hijos, sus perros; enfrentado al pesimismo ante el auge de los extremismos, lleno de dudas a la hora de emprender su exilio londinense, donde morirá. Pero también le veremos en el nuestro, alimentando nuestras preguntas con sus propias dudas, sus fracasos y sus pasiones.

Ganadora de los premios literarios franceses Prix Decèmbre y Prix de Prix y traducida a 25 idiomas.

«Un retrato magnífico, épico, íntimo y crítico, del fundador del psicoanálisis.» Magazine Litterarie

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Los comienzos

A mediados del siglo XIX, la aspiración de los pueblos europeos a disponer de sí mismos inflamaba los espíritus. Por doquier, de este a oeste, tanto en el corazón de las naciones ya democráticas como en el seno de las comunidades todavía arcaicas o de las minorías integradas en los Imperios Centrales, un nuevo ideal de emancipación surgía en las conciencias, ilustrando la gran profecía enunciada por Saint-Just en 1794: «Sepa Europa que ya no queréis un solo desdichado ni un solo opresor en territorio francés; fructifique este ejemplo sobre la tierra […]. La felicidad es una idea nueva en Europa».

     El año de 1848 puso en marcha un viraje. Primavera de los pueblos y de las revoluciones, primavera del liberalismo y del socialismo, aurora del comunismo. Tras años de guerras, masacres, sojuzgamientos y rebeliones, hombres de lenguas y costumbres diferentes reclamaban la abolición de los antiguos regímenes monárquicos restaurados en los países donde la epopeya napoleónica había contribuido, no mucho tiempo atrás, a difundir los ideales de 1789: «Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo», escribían Marx y Engels en 1848, y proseguían: «Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma».

     Si esas revoluciones fueron reprimidas en toda Europa, las ideas que expresaban siguieron propagándose de manera contradictoria, según se refirieran a la Ilustración francesa, caracterizada por la búsqueda de un ideal de civilización universal fundada en una práctica política, o, al contrario, en la Aufklärung alemana, cuya vocación filosófica tenía sus orígenes en la religión protestante.

     Sin embargo, a mediados del siglo XIX esas dos concepciones de la Ilustración (civilización y Kultur) -la primera universalista, y la segunda más identitaria- entraron en contradicción con los regímenes políticos deseosos de restaurar, bajo nuevas formas, el antiguo orden del mundo, gravemente quebrantado por la primavera de las revoluciones. Así apareció el nacionalismo.

     Para responder a la aspiración de los pueblos y luchar contra la universalización de los ideales de la Ilustración, la burguesía industrial en plena expansión hizo suya la idea de nación para transformarla en su contrario. Procuró entonces unificar, no a los hombres entre sí, sino naciones jerarquizadas concebidas como entidades distintas las unas de las otras, cada una de ellas asimilada a la suma de sus particularismos.

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Elisabeth Roudinesco

Historiadora y directora de investigación de la Universidad de París-VII, Elisabeth Roudinesco es la autora de numerosas obras, entre las que destacan Jacques Lacan. Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento (1995), ¿Por qué el psicoanálisis? (2000) y Nuestro lado oscuro, una historia de los perversos (2009).

Obras asociadas
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