Ficha técnica
Título: Emociones políticas. ¿Por qué el amor es importante para la justicia? | Autor: Martha C. Nussbaum | Traducción: Albino Santos Mosquera | Editorial: Paidós | Colección: Estado y Sociedad | Páginas: 560 | Género: Ensayo | Formato: 15,5×23,3 | Presentación: Rústica con solapas | ISBN: 978-84-493-3002-5 | Precio: 34,90 euros
Emociones políticas
Martha C. Nussbaum
Los grandes líderes democráticos como Abraham Lincoln, Mohandas Gandhi y Martin Luther King comprendieron la importancia de cultivar las emociones. Sin embargo, los partidarios del liberalismo suelen dar por supuesto que una teoría de los sentimientos públicos iría en contra de la libertad y la economía. Nussbaum pone en cuestión este supuesto y estudia las propuestas de religión civil o religión de la humanidad que autores como Jean-Jacques Rousseau, Auguste Comte, John Stuart Mill y Rabindranath Tagore han planteado a lo largo de la historia. A partir de ello nos explica cómo una sociedad decente puede utilizar recursos de la psicología humana al tiempo que limita los perjuicios que causa el lado más oscuro de nuestras personalidades.
Capítulo 1
UN PROBLEMA EN LA HISTORIA DEL LIBERALISMO
Mirad, cuerpo y alma, esta tierra:
mi propio Manhattan con sus chapiteles, y las mareas chispeantes, y los barcos;
la tierra amplia y variada, el Sur y el Norte en la luz, las riberas del Ohio, el llameante Misuri;
y las praderas que se extienden sin fin, cubiertas de hierba y de maíz.Mirad, el excelso sol, tan tranquilo y soberbio,
la mañana de púrpura y violeta con sus delicadas brisas,
y la infinita luz de suave origen,
y el milagro que avanza inundándolo todo, el mediodía en su cenit,
[la deliciosa tarde, la dulce noche y las estrellas,
iluminando mis ciudades, envolviendo hombre y tierra.Walt Whitman, «La última vez que florecieron las lilas en el patio»
Mi Bengala Dorada,
te amo.
Tus cielos, tu aire,
siempre afinan mi corazón
como si de una flauta se tratase.Rabindranath Tagore, «Amar shonar Bangla»,
que es en la actualidad el himno nacional de Bangladesh
Todas las sociedades están llenas de emociones. Las democracias liberales no son ninguna excepción. El relato de cualquier jornada o de cualquier semana en la vida de una democracia (incluso de las relativamente estables) estaría salpicado de un buen ramillete de emociones: ira, miedo, simpatía,* asco, envidia, culpa, aflicción y múltiples formas de amor. Algunos de esos episodios emocionales poco tienen que ver con los principios políticos o con la cultura pública. Pero otros son distintos: tienen como objeto la nación, los objetivos de la nación, las instituciones y los dirigentes de esta, su geografía, y la percepción de los conciudadanos como habitantes con los que se comparte un espacio público común. A menudo, como sucede en los dos epígrafes con los que comienza este capítulo, las emociones dirigidas hacia los rasgos geográficos de un país sirven para canalizar más emociones hacia los principios o compromisos clave que este dice representar: la inclusión, la igualdad, la mitigación del sufrimiento, el fin de la esclavitud.