Ficha técnica
Título: El único y su propiedad | Autor: Max Stirner |Traducción: Pedro González Blanco | Editorial: Sexto Piso | Formato: 15 x 23 |Páginas: 456 | ISBN: 978- 84- 15601- 84-5 | Precio: 24,00 euros | Ebook: 9,90 euros
El único y su propiedad
Existen libros de un poder devastador que los hombres tratan de negar a toda costa, sin logarlo: El único y su propiedad, de Max Stirner, es uno de ellos. No en vano, desde su aparición en 1844 fue secuestrado por las autoridades, argumentando que arremetía contra todos los valores, tanto religiosos como sociales, que deben prevalecer en una sociedad sana y decente. Pero también fue atacado con gran virulencia por Engels y Marx en La ideología alemana. En suma, es un libro que desquicia las susceptibilidades de casi todos los que tratan de salir de un tipo de dependencia religiosa, para pasar a otra sin darse cuenta. Por eso, Stirner no deja de vituperar a los «nuevos beatos», aquellos que dejaron de adorar a Dios para adorar en cambio al Estado, a la Sociedad, al Hombre y a todas esas mayúsculas que se instalan como eufemismos de todos los dioses que han sido olvidados en las tenebrosas regiones de la fantasía. El planteamiento de Stirner es tan claro como insoportable: sólo Yo y todo lo que mi Yo conquiste tiene validez. Estamos frente a la postura egoísta más radical y congruente que se haya postulado jamás. El propio Nietzsche, callándolo siempre, se apoderó del pensamiento de Stirner y lo utilizó como una balsa en medio del proceloso mar de la gazmoñería y de la estulticia de los modernos.
Johann Kaspar Schmidt -éste es el verdadero nombre de Stirner- era un solitario profesor en una escuela de señoritas. Nunca más publicó otro libro. Y estos datos iluminan el asombro que provoca este singular escrito cuando contemplamos el destino que finalmente sufrió: ser uno de los libros más odiados justo por ser la radiografía más certera de la llamada modernidad.
«Stirner está presente en la historia de la filosofía gracias a una sola obra, ésta. Crítico de los críticos de Hegel, sus invectivas contra el Hombre, la Sociedad y el Estado lo alejan del camino del progreso que emprendieron anarquistas y hegelianos de izquierda como Feuerbach o Marx». Aula de Filosofía
ACOMPAÑAMIENTO A LA LECTURA DE STIRNER
De mala fama
Ya a los pocos años de su publicación se hablaba de El único como de un libro «de mala nota».1 Y así ha quedado, en cierto modo: al igual que inútilmente buscaremos en las exhaustivas historias literarias referencias a algunos grandes textos pornográficos, tampoco encontraremos nada adecuado sobre Stirner en las historias de la filosofía. Sin embargo El único ha tenido, y tiene, numerosísimos lectores, esparcidos en todas partes del mundo, diversísimos por nivel, calidad, cultura, intenciones. Los más fieles, los que han sentido constantemente la atracción de Stirner, son los autodidactas y los delirantes. Más inseguros son los profesores, que parecen temer un desprestigio si se ocupan de Stirner, como ya había observado Zoccoli refiriéndose a la «cultura germánica» (aunque sus palabras valen para la cultura en general): «La Alemania intelectual, como condición para prestar oídos a las palabras de un pensador, le exige probar por activa y por pasiva que antes de encaramarse a las ideas no ha ignorado los hechos; que antes de pensar con su propia mente ha descubierto el pensamiento ajeno; en suma, que antes de tomar la palabra ha estudiado profunda y serenamente el libro de la ciencia y de la vida.»
Max Stirner no satisfizo en absoluto estas exigencias de la cultura germánica. Fue un solitario. Escribió un único libro, en el que los hechos están sobreentendidos y abundan los atajos sintéticos; en el que las aseveraciones abstractas excluyen por completo las investigaciones empíricas; en el que la metafísica predomina sobre la realidad histórica».2 Si desembarazamos estas palabras de un leve polvo humbertino, tendremos las razones de la suspicacia que sigue pesando sobre Stirner. Juega a su favor, sin embargo, que, con La ideología alemana, Marx y Engels hayan dedicado a El único una crítica tan voluminosa como el mismo libro, como admitiría el propio Engels.3 Eso autoriza a considerar sin titubeos a Stirner como material citable. Las notas que siguen, un fragmento de «bibliografía contada», se proponen ofrecer algún asidero útil a quien lea hoy El único.