
Ficha técnica
Título: El último vuelo de Poxl West | Autor: Daniel Torday | Traducción: Eduardo Iriarte Goñi | Editorial: Literatura Random House | Formato: tapa blanda con solapa | Páginas: 304 | Medidas: 137 X 230 mm | ISBN: 9788439731740 | Fecha publicación: 06/2016 | Precio: 19.90 euros | Ebook: 9,99 euros
El último vuelo de Poxl West
Daniel Torday
Para el quinceañero Elijah Golsdstein, el excéntrico tío Poxl West, héroe de la Segunda Guerra Mundial, es el paradigma del coraje y el ídolo al que siempre ha venerado. El día que Poxl publica el libro de memorias en el que recoge los mejores episodios de su historia, Elijah no cabe en sí de orgullo. A los pocos meses de su publicación, la autobiografía alcanza los primeros puestos de ventas y Poxl se convierte en una celebridad que llena periódicos y programas televisivos. Será a partir de este momento cuando su sobrino, que sigue la pista de su éxito desde la distancia, empiece a entrever que tras la imagen de superhéroe perfecto e invencible se esconde un hombre de carne y hueso.
A través de la voz del adolescente y de fragmentos de las memorias publicadas por Poxl West, Daniel Torday explora lo que significa ser un héroe, en una historia que nos habla de las verdades que nos contamos a nosotros y las que contamos al mundo, de nuestros ideales y de la inevitable necesidad de encontrar héroes.
Reseñas:
«Una poderosa historia bélica y al mismo tiempo una profunda reflexión sobre la necesidad que tenemos de llenar nuestra vida de historias. Un gran libro.» Phil Klay, autor de Nuevo destino
«Un logro absoluto. Hacía tiempo que un libro no me emocionaba tanto.» Teddy Wayne, The New York Times Book Review
«Una primera novela cautivadora.» Publishers Weekly
«Una novela emocionante y bien armada.» Booklist
«Poxl West es como un personaje de John Irving reinventado por Philip Roth.» Sara Nelson, directora editorial de Amazon.com
PRÓLOGO
Antes del descanso del Domingo de la Super Bowl, en enero de 1986, vino a casa mi tío Poxl. Faltaban solo unos meses para que alcanzara el punto álgido de su fama y no estaba al tanto de que se estuviera jugando el partido. Tampoco era mi tío, hablando en sentido estricto. Era un viejo amigo de la familia. Había dado clases durante años en un colegio privado de Cambridge, donde mi abuelo había ocupado el cargo de decano. Después de que un infarto masivo un año después de nacer yo convirtiese a mi abuelo en un recuerdo tenue como una neblina matinal, tío Poxl vino a llenar el vacío. Ese domingo se sentó en la sala de estar e, imponiéndose a las voces que comentaban el partido jugada a jugada, empezó a contar una historia sin haber tenido apenas tiempo de batir palmas para quitarse la nieve de los guantes.
Esa tarde había ocurrido un milagro. Su vecino había muerto hacía unos meses, y aunque mi tío Poxl estaba ocupado con los detalles de la publicación inminente de su primer libro, había asesorado a los hijos del vecino con la gestión del patrimonio. El vecino era un oscuro novelista literario que había conseguido un pronto reconocimiento y luego lo había perdido por completo. No había dejado a sus hijos más que su inmensa biblioteca, así como una hipoteca de miles de dólares sobre una casa demasiado atrasada en los pagos para venderla. Tío Poxl se había implicado en exceso en imaginar algún modo de ayudarles, aunque no estaba claro qué conocimientos creían que les podía brindar: décadas antes había dejado su empleo en British Airways para cursar un doctorado en literatura inglesa, luego había abandonado su tesis sobre el teatro isabelino para terminar lo que con el tiempo se convertiría en las memorias de éxito de su época como piloto de bombarderos Lancaster en la RAF. Quizá suponían que, como había tenido unas cuantas casas y apartamentos, estaba familiarizado en cierta medida con la propiedad. Igual, al escuchar su tono lleno de confianza, la gente sencillamente daba por sentado que mi tío Poxl sabía de lo que hablaba.
Se estaba retrasando en la corrección de exámenes de sus clases, y a principios de primavera se echaría a la carretera para la gira promocional de su libro, pero algo le había impedido abandonar el caso de su vecino.