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Ficha técnica

Título: El mundo mago. Cómo vivir con Antonio Machado | Autora: Elena Medel | Editorial: Ariel | Colección Cómo vivir | Formato: 14,5 x 23 cm. | Presentación: Rústica con solapas | Páginas: 248  | ISBN: 978-84-344-2235-3 | Precio: 17,90 euros | Ebook: 9,99 euros

El mundo mago

Elena Medel

ARIEL

No existe biblioteca sin una antología de Antonio Machado, ni memoria lectora que no guarde como muleta alguno de sus versos. Es la suya una poesía sobre la vida, más allá del arte: es la literatura como parte de la vida.

Y, en su sencillez y proximidad, sus versos permanecen a nuestro lado. Pero Machado es mucho más; sobre pocos escritores españoles hay tanta unanimidad a la hora de valorar también su trayectoria personal, hasta configurar como una categoría definida, machadiana, el mismo adjetivo «bueno» en los términos en los que él lo escribió: «SOY, EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA, BUENO». Sin duda, su propia vida y esa coherencia con sus ideas, con sus poemas, constituye su verdadero legado, un legado que ha perdurado a lo largo de los años.

El mundo mago sigue la vida y la obra de Antonio Machado para hablarnos de amor, de la melancolía por la infancia, de la soledad, del compromiso, de la pérdida, de la felicidad o de la humildad. Elena Medel nos habla, al fin y al cabo, de nosotros; muestra como el poeta puede acompañarnos y guiarnos en nuestro día a día, convencidos de que todo lo que se nos ocurra ya lo escribió él.

UN  VIAJERO NO MÁS :
ANTONIO MACHADO
Y LAS CUESTIONES
DE UNO MISMO

MACHADO Y UNO MISMO

Misterioso y silencioso

iba una y otra vez.

Su mirada era tan profunda

que apenas se podía ver.

Cuando hablaba tenía un dejo

de timidez y de altivez.

Y la luz de sus pensamientos

casi siempre se veía arder.

Era luminoso y profundo

como era hombre de buena fe.

Fuera pastor de mil leones

y de corderos a la vez.

Conduciría tempestades

o traería un panal de miel.

Las maravillas de la vida

y del amor y del placer,

cantaba en versos profundos

cuyo secreto era de él.

Montado en un raro Pegaso,

un día al imposible fue.

Ruego por Antonio a mis dioses,

ellos le salven siempre. Amén.

En la cubierta del volumen de las Poesías completas figuraba este poema: la bienvenida a los poemas de Antonio Machado no la pronunciaron sus versos propios, sino los de otro autor. En letras negras sobre retrato rojo sobre fondo blanco, la «Oración por Antonio Machado» de Rubén Darío. Incluida en El canto errante (1907) y elegida antes que el célebre «Retrato», esta decisión editorial concuerda con la modestia extrema del poeta, siempre empeñado en un segundo plano, a no ser que resultara necesario dar un paso al frente.

Cuentan las biografías que, desde jóvenes, se consideraba a Manuel el hermano destinado al éxito. Extrovertido, cómodo en la fiesta y en la bohemia, el mayor de los Machado viajó primero a París, y alargó su estancia durante años; allí conoció las vanguardias, aún desperezándose. Aunque apenas un año separaba la fecha de nacimiento de ambos hermanos -Manuel nació el 29 de agosto de 1874; Antonio, el 26 de julio de 1875-, Manuel ejerció de cicerone y protector de su hermano. Le guía en sus fallidos primeros pasos teatrales, gracias a sus contactos, y también gracias a la posición de Manuel como secretario en diversas revistas literarias publicará Antonio sus primeros poemas, marcados todavía por sus viajes franceses. Los dos hermanos conocerán un éxito similar en vida, compartido incluso gracias a su trayectoria teatral, aunque el paso del tiempo haya orillado la obra de Manuel.

Antonio Machado calló, entonces, en su vida y en su poesía. En este rasgo insiste Rubén Darío: «misterioso y silencioso », con un «dejo/ de timidez» en su discurso y una poética atravesada por «versos profundos» llenos de «secreto »; la «Oración por Antonio Machado» de su amigo Rubén Darío se interpreta como una excursión guiada al imaginario personal de Machado, cada rezo de Darío una pauta para interpretar.

El silencio de Antonio Machado dejó espacio a la opinión de los demás. La paradoja de hablar sobre el hablar de uno mismo, y comenzarlo con la referencia a los demás, se torna lógica en el caso de Machado. No sé si consciente de que uno se define por las palabras de los otros, por las reacciones de los otros ante sus decisiones, por el recuerdo que graba en los demás; no sé si consciente de todo esto, la cubierta de las Poesías completas que me revelaron la poesía de Antonio Machado comenzaba con versos ajenos.

No se trata, entonces, de que Antonio Machado callara: se trata de que hablaba por boca de otros. Cuando escribió que «ninguna voz es la mía», rechazaba las modas en las que se distraían sus compañeros de generación, pero en cierto modo también definió esa mezcla de voz ausente en la propia voz y ausencia en las voces de otros. La vida no es la poesía pero también la vida sucede así. Tampoco nuestra voz nos define, porque nos presenta subjetivos: nos componemos -un puzle- de las voces de los demás. «Nunca traces tu frontera,/ ni cuides de tu perfil;/ todo eso es cosa de fuera». Eso que dice alguien, aquello que niega otro, se superponen y se añaden y nos obtenemos. Al fin y al cabo, se trata de que uno mismo no importa; y se trata también, al mismo tiempo, de que uno constituye -con Jaime Gil de Biedma- «el argumento de la obra».

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Elena Medel

 Elena Medel nació en Córdoba en 1985, aunque reside en Madrid. Es autora de los libros de poesía Mi primer bikini (DVD, 2002; traducido al inglés y al sueco), Tara (DVD, 2006) y Chatterton (Visor, 2014), reunidos en Un día negro en una casa de mentira (Visor, 2015), y de los ensayos El mundo mago (Ariel, 2015) y Todo lo que hay que saber sobre poesía (Ariel, 2018). Dirige la editorial de poesía La Bella Varsovia. Entre otros galardones, ha obtenido el XXVI Premio Loewe a la Creación Joven y el Premio Fundación Princesa de Girona 2016 en la categoría de Artes y Letras. Las maravillas es su primera novela.Fotografía: © Lisbeth Salas  

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