Ficha técnica
Título: El maquinista y otros cuentos | Autor: Jean Ferry | Traducción: Gabriel Hormaechea | Editorial: Malpaso | Páginas 158 | Formato: 14 x 21 cm | Encuadernación: Tapa dura | Precio: 18,50 euros | Año de publicación: febrero 2016 |
El maquinista y otros cuentos
Jean Ferry
Los cuentos de Ferry giran en torno a la idea del hombre perdido. El barco que ha partido sin previo aviso y cuyos pasajeros se han esfumado, la isla desierta que de noche cobra vida, con su extraña población. No es el hombre quien se desplaza aquí, sino la Tierra. El mundo sensible es una extensión infinita cuajada de trampas con las que hasta ahora el hombre sólo se había topado muy de tarde en tarde. Cuentos de un humor sombrío, insólitos, de un «humor gris», de matices secretos. Más que historias fantásticas son desvaríos, crónicas objetivas de sucesos quiméri-cos, recortes de un periódico impreso en otro mundo. Emparentados indirectamente con la fábula kafkiana y las ficciones borgianas, estos cuentos surrealistas harán las delicias de todos los lectores de gusto refinado.
«Con su afilado punzón patafísico, Jean Ferry logra sangrar los repliegues más oscuros de nuestra imaginación» Dominique Noguez
«El texto poético más sensacionalmente nuevo que he leído en mucho tiempo.» André Breton
«Cercano a la obra de Julio Verne, Arthur Conan Doyle y Raymond Roussel, la obra de Jean Ferry está llena de viajes que mezclan con destreza el sueño, el humor y la angustia, la tensión continua entre la espera y el deseo.» Roberto Wong, Letras libres
Prólogo
El Ferry secreto
Durante mi adolescencia veía con frecuencia a Jean Ferry. Éramos vecinos en París. Ambos vivíamos junto al cruce de la Croix-Rouge, él en la esquina de la Rue du Four, yo en la Rue des Saints-Pères. En diez minutos llegaba a su casa.
Le debo mucho: cierto gusto por el cine (La edad de oro, Nosferatu, El malvado Zaroff, Sombras blancas en los Mares del Sur, King Kong) y multitud de descubrimientos literarios (Raymond Roussel, Julio Verne, Alfred Jarry, Lewis Carroll, Paul d’Ivoi). Su humor sombrío me gustaba tanto como su desilusión general sobre lo que en otro tiempo le había apasionado: el surrealismo y el oficio de guionista, entre otras cosas.
Era un hombre bajito, rechoncho, con los ojos vivarachos tras las gafas de montura redonda, el pelo rapado al cero, la voz de pito y una panza que recordaba a la de Ubú.
Me impresionaba porque había sido actor y testigo de varias aventuras envidiables. Su compañera, Lila, la inspiradora de El amor loco, cuya belleza convulsiva recordaba aún mi madre, aumentaba con su presencia aquel recuerdo de un pasado de libertad y audacia.
Los curiosos siempre pueden consultar en el Diccionario del surrealismo de Jean-Paul Clébert (lo mejor que se ha hecho en su género) la nota donde el autor de París insólito dice lo que hay que saber sobre Jean y Lila. Cita en ella una observación de André Breton, sacada de sus Conversaciones, que me ahorrará prolongar aquí los superlativos: «El texto poético más sensacionalmente nuevo que he leído en mucho tiempo es «El tigre mundano», de Jean Ferry, publicado en el número 5 de la revista Les Quatre Vents».