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Ficha técnica

Título: El instinto del arte | Autor: Denis Dutton | Editorial: Paidós | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-493-2357-7 | Código: 35047 | Páginas: 368 |

El instinto del arte

Denis Dutton

EDICIONES PAIDÓS

El instinto del arte une dos de las disciplinas más apasionantes y polémicas, el arte y la ciencia evolutiva, en una nueva y provocadora obra que revolucionará el modo en que pensamos sobre las artes.

Según Denis Dutton, los gustos y las preferencias del ser humano por las artes son rasgos evolutivos que se han ido conformando por selección natural. No son «construcciones sociales», tal como habrían defendido la crítica del arte y la teoría académica del siglo pasado, ni tampoco vienen determinados por el entorno cultural. Nuestro amor por la belleza es innato y muchos gustos artísticos son universales, como por ejemplo la preferencia por paisajes que combinan imágenes de agua y de árboles lejanos, pues evocan las sabanas desde las cuales evolucionamos.

Ingenioso, erudito, y profundamente humano, su debate propone nuevas vías de reflexión sobre creaciones que van desde las tallas polinesias hasta novelas como Orgullo y prejuicio. Además, nos indica la dirección para abandonar el terreno inerte de las guerras culturales y reivindica el lugar preeminente de la belleza, el placer y la pericia técnica como valores artísticos esenciales.

El instinto del arte es una obra capaz de incitar debates estimulantes en círculos científicos y crear controversia en el mundo  artístico por sus nuevas y radicales perspectivas sobre la naturaleza del arte y el funcionamiento de la mente humana.

«Esta obra nos señala el futuro de las humanidades: relaciona la estética y la crítica con una comprensión de la naturaleza humana desde las ciencias cognitivas y biológicas. Denis Dutton ha meditado más sobre este tema que cualquier otra persona viva de la actualidad. Con su erudición, sabiduría y conmovedor estilo, Dutton ha hecho una contribución valiente y original a este nuevo y emocionante campo de estudio.» Steven Pinker Cátedra Johnstone de Psicología, Universidad de Harvard, autor de La tabla rasa y El mundo de las palabras.

 

6. LOS USOS DE LA FICCIÓN  

I

    De los doce criterios interculturales para el arte que expuse en el capítulo 3, el último, «la experiencia imaginativa», es posiblemente el más importante. Las obras de arte pueden quedar personificadas como objetos físicos, ya se trate de esculturas de piedra, lienzos pintados, oscuros garabatos de tinta sobre el papel o píxeles en pantallas de ordenador, o bien de las ondas de aire en vibración que  producen los instrumentos musicales para activarlos mecanismos del oído interno. Pero en el sentido estricto de objetos de la experiencia  estética, las obras de arte no ocurren en el mundo, sino en el teatro de la mente humana. La expresión «teatro de la mente» es una metáfora adecuada, puesto que sugiere dramatismo, montaje de escenarios, actores, y sobre todo la sensación de un mundo fantasioso.

    La vida y el mundo no tendrían ningún sentido para  nosotros si toda la experiencia fuera ficticia de la misma manera en que lo es la experiencia del arte. Oler el humo y sentir la emoción del temor es un acto de reconocimiento instantáneo de que la casa está en llamas, y requiere precisamente que entendamos que una amenaza es un hecho real y palpable. En términos de experiencia, resulta fundamental en tender que una  ficción sobre alguien que huele el  humo y tiene una sensación de temor no es la ocasión propicia para actuar. El modo en que se desarrolla esta distinción entre la realidad y la imaginación, en el arte y la experiencia de la belleza, es una cuestión compleja cuyo origen se remonta a hace ya mucho tiempo.

    En la Crítica del juicio (1790), Immanuel Kant planteó la teoría del arte más influyente que se publicó desde la época de los griegos hasta la actualidad. Este rico compendio de abstracción generalizada y de comentarios individuales sobre las artes presenta un conjunto entrelazado de ideas que captan las intuiciones humanas básicas sobre las artes, la belleza en la naturaleza, y las respuestas estéticas a ambas. De todos los conceptos fundamentales de la estética de Kant, el único que cuajó en su día y sigue vigente en la teoría estética contemporánea es la idea de desinterés.

    Un juez que presida un tribunal no debe mantenerse indiferente a lo largo del proceso: su labor consiste en escuchar con atención y cuidado. Sin embargo, el juez está obligado a ser un observador desinteresado sin ningún interés creado en el desenlace del caso. La atención de un juez se caracteriza por la objetividad y el desapego. El uso que Kant hace de la idea de desinterés en los párrafos iniciales de la Crítica del juicio amplía la idea de imparcialidad judicial a la contemplación de las obras de arte.

    Según Kant, lo contrario de la contemplación desinteresada se produce cuando nos interesa la existencia de un objeto de experiencia, en especial cuando el placer que recibimos de ese objeto satisface un deseo personal. Con el fin de disfrutar de una comida placentera, explica el filósofo, los alimentos deben existir y aplacar nuestra hambre. La comida imaginaria nunca satisfará el hambre real. Pero en el caso de un objeto hermoso que esté sujeto a la contemplación desinteresada, la situación es totalmente distinta. En primer lugar, el contenido o el tema de una obra de arte no tiene por qué existir ni haber existido. La belleza de La Ilíada es independiente de si los acontecimientos narrados ocurrieron en realidad. Un cuadro bello tampoco tiene por qué representar una realidad existencial.

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Denis Dutton

Denis Dutton (Los Angeles, 1944) es el fundador y editor de la celebérrima web Arts & Letters Daily, considerada por el periódico Guardian como «el mejor sitio web del mundo», así como de la revista Philosophy and Literature. Dutton es catedrático de filosofía del arte en la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda. Estudió en la Universidad de Santa Barbara y después ejerció la docencia en diversas universidades de EEUU antes de marcharse a Nueva Zelanda. Es un acérrimo defensor de la radio pública. En los 90 fundó el lobby The New Zealand friends of Public Broadcasting. También pertenece a la junta de directores de la radio de Nueva Zelanda. Sus editoriales en Philosophy and Literature siempre han causado gran revuelo en el ámbito académico. En 1994 fundó el premio Bad Writing Contest que destacaba a los académicos que más ininteligibles obras o artículos habían escrito.

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