
Ficha técnica
Título: El cuerpo eléctrico | Autor: Jordi Soler | Editorial: Alfaguara | Colección: Literatura hispánica | Formato: Tapa blanda con solapa | Páginas: 280 | Medidas: 154 X 238 mm |
Fecha: ene-2017 | ISBN: 9788420426686 |Precio: 18,90 euros | Ebook: 9.99 euros
El cuerpo eléctrico
Jordi Soler
Novela de aventuras, novela histórica emparentada con la picaresca, novela que entrevera personajes reales y ficticios, esta narración vertiginosa llevará al lector a territorios insospechados.
En 1876, el diputado Cristino Lobatón descubre sus dotes de empresario. Se da cuenta de que la liliputiense Lucía Zárate, a quien acompaña a la Feria de Filadelfia comisionado por el presidente Porfirio Díaz, es literalmente una mina de oro y la dirige en una deslumbrante carrera artística que la lleva a presentarse en las principales capitales de Europa y por todo Estados Unidos. Durante la gira norteamericana, advierte que las rutas del tren son aprovechables para el trasiego de opio y, sin siquiera intuir que estaba inventando una industria que pondría de cabeza al planeta, se asocia con un grupo de chinos para traficarlo.
Osado, pícaro, cínico y cada vez más adinerado, Cristino Lobatón es pionero inconsciente también del capitalismo rampante, de la industrialización a saco y, curiosamente, de la conciencia ecológica. De sus experiencias concluye dos cosas: una, que cada minuto nace un idiota; otra, que si la gente no fuera idiota, el mundo sería ingobernable.
La crítica ha opinado:
«Jordi Soler es, ante todo, un poeta.» -Xavier Houssin, Le Monde-
«Una imaginación mágica y arrolladora.» -Jorge Semprún-
«Convertido en novelista de culto, Jordi Soler ha venido a sorprendernos con una novela conmovedora, genial, abrumadora, lírica, entrañable y brutal.» -Ricardo Pohlenz, Reforma-
«Los jirones de esplendor nostálgico se entrelazan con la fuerza de la tierra, en una obra de rico lenguaje e intensidad insólita.» -Sergio González Rodríguez, Reforma-
[Comienzo del libro]
Más que encontrarme con la historia de Cristino Lobatón, me tropecé con ella. Acababa de hablar sobre una de mis novelas en un auditorio de la Universidad de Filadelfia cuando Lilian Richardson, la profesora que me había invitado, animada por el dato de que yo había nacido en Veracruz, me llevó a la biblioteca, a la sección de manuscritos, y me enseñó un documento de cuatrocientos doce folios escritos en español con una tupida caligrafía en tinta negra y un título sonoro y misterioso: «El cuerpo eléctrico».
Me dejé llevar por cortesía, porque Lilian había sido muy amable conmigo y era evidente que aquello que quería enseñarme le parecía importante. Este hombre era veracruzano como tú, me dijo, y también era escritor, aunque su prioridad era hacer dinero, volverse rico, matizó con un poco de malicia.