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Ficha técnica

Título: Diarios de la Revolución de 1917 | Autora: Marina Tsvietáieva | Traducción: Selma Ancira Berny | Editorial: Acantilado | ColecciónEl Acantilado, 303 | Temática: Biografías, Memorias y Diarios | Encuadernación: Rústica cosida | Formato: 13 x 21 cm | Páginas: 224 | ISBN: 978-84-16011-39-1  | Precio: 14 euros

Diarios de la Revolución de 1917

Marina Tsvietáieva

ACANTILADO

Este libro reúne fragmentos de los diarios de Marina Tsvietáieva durante uno de los períodos más dramáticos de la historia de Rusia. Extraordinaria observadora, la poeta recoge en ellos su tremenda peripecia vital: la soledad, las estrecheces y las penurias que la revolución trajo consigo. El resultado es un texto íntimo y cargado del lirismo y la belleza lúcida de una voz personal y seductora.

«Marina Tsvietáieva es consciente de su carácter explosivo, entre el romanticismo y la neurosis, entre la ingenuidad y el voraz apetito sexual. y, pese a tanto, no se rinde. Escribe poemas, cartas, notas en su diario, aforismos: «Soy una fuente inagotable de herejías. Sin conocer ninguna, las confieso todas. Y quizá las elaboro»». Antonio Lucas, El Mundo (El Cultural)

«Acercarse a Marina Tsvetáieva, tanto a su vida como a su obra, supone sumergirse en sentimientos a menudo contradictiorios: es preciso ir de su dolor a su entusiasmo, disfrutar de su ironía y su humor para enfrentarse después a su angustia y su soledad». Sagrario Fernández-Prieto, La Razón

La lectura de este diario es adictiva […], una magnífica puerta de entrada a una literatura intensa y contundente». Angélica Tanarro, El Norte de Castilla

«Un rosario de calamidades descritas con extraña belleza. Texto clave para entender la vida bajo el totalitarismo». Tamara Djermanovic, La Vanguardia Cultura/s

«Tsvietáieva utiliza el diario como terapia, como apoyo privado para soportar el trágico derrumbe de su mundo, por eso su contenido es un tesoro de intimidad, un secreto cauce que la ayuda a vadear penosamente aquella inundación que supuso la revolución rusa, que puso fin a la escena idílica y privilegiada en que se había criado y educado». Héctor J. Porto, La Voz de Galicia (Fugas)
 

«Tristes y rápidos, llenos de poesía urgente y enfado, pero también dep uro amor y de no poca malicia, estos Diarios no son un libro hyedra que necesite de una pared para escalar: no necesitan de hecho ni la Revolución de 1917 ni la propia obra poética de Tsvietáieva para resultar interesantes y valiosos». Juan Bonilla, Letras Libres

«No hay rastro de autocompasión ni ánimo de venganza, como si los mismo hechos relatados hablasen por sí mismos y no necesitasen ser calificados». Javier Fernández de Castro, El Boomeran

OCTUBRE EN UN VAGÓN

 (notas de aquellos días)

Dos días y medio ni un bocado, ni un trago. (La garganta cerrada). Los soldados traen los periódicos – en papel rosado. El Kremlin y todos los monumentos han sido volados. El 56. º regimiento. Han sido volados los edificios con los Junkers1 y oficiales que rehusaron rendirse. 16 000 muertos. En la siguiente estación – ya eran 25 000. Callo. Fumo. Mis compañeros de viaje, uno tras otro, toman los trenes que van de regreso.

Un sueño (2 de noviembre de 1917, de noche).

Huimos. De un sótano sale un hombre con un fusil. Le apunto con la mano vacía. – Baja el fusil. – El día es soleado. Escalamos unos pedruscos. S. habla de Vladivostok. Avanzamos en coche por entre los escombros. Un hombre con ácido sulfúrico.

CARTA EN MI CUADERNO

Si usted está vivo, si está escrito que vuelva a verlo – entonces escuche: ayer, cuando llegábamos a Járkov, leí el Yuzhni  krai. 9000 muertos. No le puedo relatar la noche, porque aún no ha terminado. Ahora la mañana es gris. Estoy en el pasillo. ¡Comprenda! Viajo y le escribo, y no sé si – y aquí siguen palabras que soy incapaz de escribir.

Nos acercamos a Oriol. Temo escribirle como quisiera, porque estallaré en sollozos. Todo esto es un mal sueño. Trato de dormir. No sé cómo escribirle. Cuando le escribo, usted – existe, ¡porque le escribo! Pero después – ¡ah! – el 56. º regimiento de reserva. El Kremlin. (¿Recuerda las enormes llaves con las que cerraba las puertas por la noche?). Pero lo principal, lo principal, lo principal – es usted, usted mismo. Usted con su instinto de autodestrucción. ¿Acaso se puede quedar en casa? Si todos se quedaran, usted partiría solo. Porque usted es irreprochable. Porque usted no tolera que maten a los demás. Porque usted es un león que sacrifica su ser leonino: su vida – a todos los demás, conejos y zorros. Porque usted vive con abnegación y desprecia la autodefensa, porque el «yo» para usted no es importante, porque todo esto lo supe desde el primer momento.

Si Dios hace el milagro de conservarlo con vida, lo seguiré como un perro.

Las noticias son inciertas, no sé qué creer. Leo sobre el Kremlin, la Tverskaia, Arbat, el Metropol, la plaza de la Ascensión, las montañas de cadáveres. En el periódico sr Kúrskaia Zhizn2 de ayer, (día 1 ) – leo que ha comenzado el desarme. Otros (los de hoy) hablan de combate. Ahora no me permito escribir, pero mil veces me he visto entrar en casa. ¿Se podrá entrar en la ciudad?

Pronto llegaremos a Oriol. Son casi las dos de la tarde. Estaremos en Moscú a las dos de la mañana. ¿Y si entro en casa y no hay nadie, ni un alma? ¿Dónde buscarlo? Quizá ya no exista ni la casa. Todo el tiempo tengo la sensación de que esto es un mal sueño. Estoy siempre en espera de que algo se produzca, que no haya habido periódicos, nada. Que sea un sueño del que voy a despertar.

La garganta oprimida, como por dedos. No ceso de abrir y cerrar el cuello de mi vestido. Seriózhenka.

Escribí su nombre y no puedo escribir más.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Marina Tsvietáieva

Marina Tsvietáieva (Moscú, 1892 - Yelábuga, Tartaristán, 1941) fue una poeta precoz, inclasificable, un espíritu libre que se negó a constreñir su arte a definición alguna. Vivió en Rusia hasta 1922, año en que se exilió, primero en Bohemia y luego en Francia. En 1939 volvió a la Unión Soviética, donde dos años más tarde, condenada al ostracismo, puso fin a su vida.

Obras asociadas
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