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Ficha técnica
Título: De vuelta a casa | Autor: Jim Harrison | Editorial: RBA | Colección: Narrativas | Páginas: 608 | Formato: 14,0 x 21,3 cm RÚSTICA | Precio: 24 euros | ISBN: 9788490063941
De vuelta a casa
Jim Harrison
Las vastas y salvajemente bellas llanuras de Nebraska son testigos de excepción de la saga de una familia, los Nothridge, a lo largo de más de un siglo de existencia. Cinco son las voces que, con una marcada individualidad, nos narran en primera persona sus vidas, sus anhelos, sus amores y sus miedos. Los hechos del pasado y el presente de los miembros del clan se van entretejiendo hasta formar un tapiz de la memoria humana, de una riqueza tan solo comparable a la de la tierra a la que están indisolublemente unidos.
PRIMERA PARTE
I
john wesley northridge II
21 de octubre de 1952
Es fácil olvidar que, por lo general, nuestra muerte se produce a un ritmo solo siete veces más lento que la de nuestros perros. La sencillez de esta proporción es algo que percibí a una edad muy temprana de mi vida, pues me crié en una región tan aislada que los amigos más íntimos de mi infancia fueron los perros. Ese es el motivo de que siempre haya sido poco locuaz, aunque de haber tenido las cuerdas vocales colocadas de otro modo es muy posible que hubiese podido gruñir, ladrar o aullar al husmear algún peligro invisible más allá de la luz que creemos nos rodea, pero que muy a menudo nos protege. Mi madre era una sioux oglala (entre sí se llaman «lakotas») y mi padre un huérfano del este: un caucasiano blanco como la nieve de marzo, de esa bajo la cual no crees que nunca nazca la primavera, con ataques intermitentes de locura por una vida dedicada en gran parte a ayudar a los nativos a conciliarse con sus conquistadores. Después de que le desmovilizaran al concluir la Guerra Civil [¡sic!], y hasta diciembre de 1890, se dedicó en cuerpo y alma a esta tarea, eligiendo la botánica como instrumento de liberalización, y esto en una región como la de las Grandes Llanuras, poco propicia para el cultivo de los árboles frutales y los arbustos productores de bayas característicos del este. El hecho de que fracasara por completo en la misión que se había impuesto en la vida solo contribuye a incrementar la veneración que siento por él, aunque me resultó mucho más fácil vivir en su compañía una vez hubo muerto que mientras estaba vivo, sobre todo por culpa de los ataques de irracionalidad que le sobrevinieron durante los últimos veinte años de su existencia.